He de reconocer que los hermanos Cohen no han perdido nada de su estilo; especialmente para la comedia. No sólo han escogido una pareja ideal que funciona en pantalla, sino que han realizado un guiòn divertido, amenos, rápido y nada empalagoso, que te hace pasar un buen rato, reirte y olvidarte cuando se acaba la película; de duración gusta para no atragantarte, los personajes son cuidados, dan vueltas y giros sorpresivos, que te sorprenden, otros menos, pero te hacen pasar un rato entretenido y placentero. No es una gran película, pero tampoco creo que su pretensión sea esa; por otra parte, aparte de la tan recurrida y mencionada Cámeron Díaz, siempre he pensado que Colin Firth, como actor de comedia, no ha tenido las oportunidades necesarias para demostrar lo bien que puede moverse en ese terreno -lo que si ha demostrado de sobra son sus actitudes interpretativas, sin duda-. Sin tener la ironía, desparpajo ni el atrevemiento de muchos otros guiones de los hermanos ya mencionados, no deja de tener su chispa, de entretener y de hacerte pasar un buen rato. Cine de 80 minutos, veloz y dinámico que cumple su función: hacerte sonreír.
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