sábado, 10 de agosto de 2013

Pollo con ciruelas

Como el propio cartel ya te indica, se trata de un cuento, una fábula llevada a la gran pantalla sobre la depresión de un afanado, virtuoso violinista a quién, ni la vida misma ni aquellos que le rodean, logran sustituir la pérdida de su gran amado violín; totalmente afectado tomará una drástica decisión. La historia está realizada a través de la narración de su vida y de aquellos que le rodean -todas ellas totalmente deprimentes-, sin más, con el inconveniente de haberlo realizado con muy poca gracia, salvo momentos puntuales, pues el personaje llega a producirte momentos de gran hastío y cansancio -también otros más amables-, dándote igual si se muerte, si resucita o si se encuentra con Dios; sólo quieres que acabe por no dejarla a medias. Una bonita fotografía, caracterización, para un endeble guión, que no llega a ningún lado y que no produce el efecto deseado. Lo mejor es no juzgarla duramente pues, no deja de ser un relato simpático, eso sí poco agraciado, que dura lo gusto para no ser cargante y que resulta fácil de olvidar; fastidia un poco el gustillo amargo de tostón y aburrimiento que puedes llegar a sentir. Porque en el fondo quieres que te guste más de lo que lo hace.  

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