sábado, 31 de mayo de 2014

Presentimientos

Excelente trabajo de Marta Etura, sugestiva y potente interpretación que llena completamente la pantalla con su tensión e incertidumbre, con la pérdida caótica de una situación estable cuya tirantez y anonadada asfixia ambienta unos atractivos y desconcertantes pasos que fascinan desde su no-entendible por qué e interesan y cautivan en el descubrimiento de su razón de ser; inteligente plasmación, muy ágil y seductora, de un aislamiento involuntario, pequeña grata moneda invitación exclusiva a un submundo cognitivo que mantiene el filme con elegancia, sabiduría y constante interés. Un Eduardo Noriega más lento y estático que participa de la confección de un guión de lectura ligera y amena, frescura que esconde una moderada intriga, sentimientos encontrados que luchan por ganar la batalla, finas y delicadas emociones que forman parte de la sensibilidad, delicadeza de una enamorada existencia de estabilidad frágil y tenue, sutileza que marca el principio y el acomodado final de un relato de esperanza no perdida, enigma a resolver cuyo premio es la felicidad, raudo y diligente laberinto cuya llave es puerta de acceso a la alegría y bienestar, a una calma y paz deseadas con anhelo y perseguidas con ahinco y ferocidad. Presentimientos confirmados, relatados con estabilidad y armonía, con un adecuado y acertado hacer que sacia las mieles del espectador a pesar de su falta de grandilocuencia, altivez moderada que nutre gratamente y reconforta con gustoso placer; bien realizada, en su justa medida, con el leve y suave requerimiento de un poco más de adrenalina y misterio pero, a la vez, la complacencia y satisfacción de saberse cumplido. El plasmado talento de un director que sabe contar una historia, gota a gota sin derramar el contenido del vaso, sin eliminar ni borrar el deseo y la concurrencia de su obvio y esperado desenlace, original puesta en escena que te mantiene en vilo con la adecuada buena sintonía.




viernes, 30 de mayo de 2014

Alabama Monroe

Una maravillosa, espléndida, impactante banda sonora para un relato intenso, inquietante y sutil en el que sólo cabe tomar aire y respirar profundamente pues es soberbio en su inmensa emoción y sublime en su delicada sensibilidad manifiesta; la estimulante banda sonora como abrigo protector, marco decorativo sumamente imprescindible, sofisticado cálido manto, elemento clave en la exposición del nacimiento de un amor, su explosiva madurez, su máximo summum con la llegada de un hijo en común y su inevitable destrucción, caída en picado al ocaso más oscuro y aterrador que la vida te puede proporcionar. Juega fantásticamente con los tiempos, alternando un presente monstruoso con un pasado feliz y extraordinario, la magistral alegría vivida con la amarga tristeza sentida, la resplandeciente sonrisa de un expectante futuro con la terrorífica y espeluznante muerte como protagonista, final trágico de un increíble y fabuloso cuento hecho realidad que la vida se encarga de cerrar y eliminar; el acierto y la magnífica conjunción de los dos protagonista delante de la cámara, su perfecta armonía y espléndida combinación es de una altiva calidad a ser honestamente apreciada, chocante sincera calidez, grávida emoción imposible de no captar o apreciar símbolo de la exhibición de emociones diversas -amor, pasión, alegría, ternura, sacrificio, tristeza, dolor, desesperación...-, a cual más vivida y sufrida y a la espera de una sorprendente y espeluznante tragedia a descubrir tras desenvolver el majestuoso regalo recibido. Melodrama familiar que sin aportar novedad alguna no vista anteriormente va calando profunda e intensamente en tu esencia divina, haciendo mella en tu alma más devoradora e inquieta, perforando poco a poco un robusto y firme interior gracias a su maravillosa funcional conjunción y alternancia entre música, sentimientos y buenas interpretaciones más un inteligente, suave y sensible guión que sabe conducir al espectador con ferviente delicadeza y tenue percepción pues, sin percibirlo y sin apenas ser consciente de ello, te vas involucrando más y más hasta vivir, sentir y caer con los propios cantantes solistas de una banda inolvidable, sofisticada armonía de un conjunto cuyo resultado final es de célebre júbilo por la sensación aportada y de honda pesadumbre por la visión reflejada; una magnífica combinación de ingredientes comunes, al uso, para un plato delicioso, de rico sabor divino para todo paladar ávido de nutrientes que sacien la despierta hambre acumulada; tres estrellas Michelín que no esperas al sentarte a la mesa pero que aceptas con gratificante placer y sentida gratitud pues su llegada es un soplo de aire fresco a abrazar y disfrutar.



The double

No quiero ser Pinocho, un muñeco de madera manejado por cuerdas; soy único, quiero ser yo, existir y que me vean. Un comienzo muy interesante, pasmada y perpleja actitud de quien se oculta tras el impuesto y apagado silencio, anonimato, aislamiento provocado por la ignorancia, la no-participación de una sociedad que le anula, asfixia y desgarra toda su esencia. Rutina seca, repetitiva, austera de un ser que no sabe hacerse escuchar, insoportable anonadamiento, patetismo activo que circula por toda su persona devorando sus entrañas, aniquilando una delicada y fina sensibilidad que intenta resistir los avatares del día a día; tensa y agobiada subsistencia que adquiere emoción e incertidumbre con la aparición de un doble personaje que hace las mieles de nuestro insulso y mustio sonámbulo andante y que favorece la aparición de un tibio desconcierto y una ligera curiosidad pronto situada en el contexto adecuado. Tirantez estática para una interpretación sobria, contundente y muy capacitada de Jesse Eisenberg cuya confusión que alimenta el argumento, mareada locura que aviva el guión consigue una leve pasión, temporal caos atractivo que se diluye conforme avanza este inteligente formato óptico, atmósfera tétrica y misteriosa que no demuestra todo su potencial, deslumbrante locura primeriza que crea una cautiva confusión no bien asentada, títere cuya hilaridad y expectación no sacia completamente el interés del espectador. Seductora propuesta que atrae más que el trabajo obtenido, prominente promesa de un proyecto eficaz y persuasivo que vive de un impacto visual que no se certifica con un estruendo cognitivo; todo el encanto y entusiasmo que involucras en su comienzo, inocencia devota que espera ser satisfecha, se evapora con inconsciencia no adquirida hacia la misma polaridad que vive el personaje, por un lado grato y cumplidor, sereno y activo, por otro opaco y sombrío, poco mordaz para su instinto agresor. Se busca más sublevación apasionada, se necesita mayor implicación excitante, se demanda un fervor más vívido, escalofriante aliento que mantenga en vilo el alma; logro dispar que no logra concentrarse en un Uno absoluto, solapada melancolía cuya arrastrada tristeza, desapego acompañante, es de rasura nivelada, vaso medio lleno-medio vacío según los expectantes ojos del que mira.




jueves, 29 de mayo de 2014

Madre e hijo (La postura del hijo)

El sacrificio de una madre por su hijo, dar la vida por su progenitor, humillarse, arrastrarse, mentir, sobornar, llorar..., la protección del núcleo familiar como centro de unos personajes austeros, fríos y distantes dada la profundidad e importancia de los sentimientos vividos; un cambio a tiempo nublado, espeluznante tormenta de viento y granizo que exhibe sus tentáculos cual rapiña-presa devoradora que lo arrasa todo. Los diálogos son escuetos y cortantes, tabla rasurada que apenas deja entrever la sensibilidad de las emociones vertidas, tensión observada que no se siente, nerviosismo que no se devora, tirantez y rigidez corporal que te aleja de una afinidad vital y necesaria, una demandada aflicción por dos familias destrozadas que deben seguir adelante confrontando las consecuencias de unos actos inesperados. Caída de una viciada rutina, implantación del inconexo caos, una dirección estática y fija, mecanismo cargante con tendencia a un aislamiento perceptivo que cae en pesadez sensitiva, comunicación seca de reprimida intensidad emocional -asumida absorción interna- de la que el espectador no se nutre en su justa medida; silencioso aislamiento cuyo palpitar resuena tan alejado en el espacio que el tiempo se ralentiza con aspera negatividad. Firma con certificado rumano, muy característico de esta tierra, para un trabajo que esconde mucho más que muestra, apagada ocultación de una soberbia riqueza -los ascendentes y falseados nuevos poderosos- no bien adherida a la piel de una madre obsesiva y neurótica -magníficamente interpretada por Luminita Gheorghiu- y un torpe hijo a quien devora la culpa; exquisito cine de los Balcanes de mucha dureza e incertidumbre asfixiante que resulta toda una incógnita pues desearías sentir con más pasión, con más vehemencia e ímpetu un argumento de tanta potencia afectiva, con mayor implicación y más excitación unos extremos y marcados personajes que conforman un dispar entorno azotado con notable diferencia; no quedarte tan pasiva y neutra, tan tenue e impasible, indolente ante un filme social que tiene mucho que decir y firmado por un director, Calin Peter Netzer, que sabe perfectamente por dónde camina y hacia dónde va.




miércoles, 28 de mayo de 2014

En un lugar sin ley

Un suicidio a fondo perdido, el inexorable obligado cumplimiento de una promesa, callada devoción amorosa por una hija no conocida, sacrificio de una vida apenas vivida, alusiones a una ilusión nunca efectiva, contrato de vida que luce con esplendor todo su sombrío y penetrante contenido; una breve pero intensa historia de amor que intuye más que muestra, silencios abrumadores-miedos perceptibles-tensión en el ambiente, inquietante quietud ante la llegada de un desenlace previsto que emociona por su magistral lentitud y pausada agonía, hermosa lectura abatida de una triste esperanza nunca perdida, siniestro y cálido final para un recorrido abrupto, sin explicaciones pertinentes pero con mucha conmoción-alegría-pena-temor..., turbadora espera que a cada paso avanzado devora silenciosamente toda alma que se encuentra en su camino. El director David Lowery exhibe con mucho arte y acierto, con gran maestría e ideas muy claras un relato profundo e intimista, perverso en su belleza, amargo en su suave presencia, mártires delirios que beben de un fondo largo tiempo seco y vacío e interpretado con cálida melancolía por todos sus protagonistas; un guión de inagotable tristeza y belleza que captura tu esencia, argumento de eternidad romántica que vive de una vapuleada nada que hace tiempo fue algo tierno, eterno y bonito, maravillosa armonía relatada con espesa y soberbia melodía donde cada nota es un pozo de gran pesadumbre y suspiro vital. Bienvenida a una muerte anunciada sin hora de llegada con un palpable nerviosismo que asfixia el alma y enmudece al corazón, activo perdido que nunca fue ni nunca puedo haber sido a merced de un tenso y sufrido reloj cuyo minutero avanza a ritmo perverso y con frustrada ofuscación; brillante fotografía, tenue y apagada que vive de espléndidos amaneceres y fabulosos atardeceres para un lugar sin ley que vive del recuerdo, sutileza desgarradora de una comunicación ausente que lo llena todo, delicadeza de un baile-anticipo de una locura muda que alimenta una vida ya extraviada cuyo sustento es la ensoñación de un tiempo pasado donde la felicidad era un hecho demostrado pero poco apreciado en su valor auténtico; contundente blues seductor que hipnotiza y cautiva a fuego lento, con una excelente sobriedad pulso entre "Bonnie & Clyde" y "Malas tierras" que despierta pasión sin despeinarse y se gana tu aprobación sin demasiados contratiempos.




martes, 27 de mayo de 2014

Dom Hemingway

Puedo entender la motivación de Jude Law por engordar 13 kilos para interpretar a este estridente canalla, subversivo personaje que ofende a cada paso que da y con cada palabra que sale de su boca pues, la riqueza interpretativa desde su punto de vista debe ser amplia y exquisita, deseosa y novedosa; no así desde el punto de vista del público que se aburre, cansa y hastía de tanto chillido, insulto, palabrería sin sentido, relleno insulso que ofende a la vista, martillea el oído y desagrada al buen gusto. Imágenes saturadas de absurda excentricidad, reprochable guarrería que no encuentra motivación de estar, aniquilante fotografía en exceso vistosa y llamativa que no tiene fondo de ser, altivez surrealista sin origen ni pretexto para mostrar una grandilocuencia que no posee, sublimidad nunca perdida pues nunca fue hallada: una construcción artificial, desdeñable y poco atractiva, nada impresionante-totalmente baladí, que resulta ruinosa, desagradable y esperpéntica al buen saber hacer, ridículo adefesio que se alarga en exceso -y eso que sólo son 96 títeres minutos-, unos cambios constantes y repentinos de registro y tonalidad, desmotivantes virajes que, aunque puedan ser mérito de un original y diestro director, no funcionan para nada ante un espectador que no encuentra su espectáculo, ticket anulado por falsa venta, pues este excéntrico guión, argumento destartalado que se mueve sin sentido de aquí para allá y que termina en un final cálido, dulce y emotivo -descuelgue soso y poco lucido tras tanto aguante-, en un ficticio bienestar familiar que pretende solapar todas las mártires penas subrayadas, no convence ni compensa a una mínima calidad requerida ya que tras tanto improperio chillón -palabrotas innecesarias-, tras tan poca gracia -verborrea inútil que se desinfla a cada palabra-, tras tantos colores delirantes y canciones atronadores, no logran esconder una verdad patente y manifiesta: nos encontramos ante un producto de entretenimiento demasiado forzado, voluntad impuesta por conseguir metas fuera de su alcance que no alegra a nadie excepto a sus propios precursores, tristeza patética que bebe de un hilarante vacío sin recompensa, fruto de la nada con llegada imprevista y sin voluntario alguno que se presente a su recogida; la cinta rueda igual para todos pero no para todos rueda igual pues siempre habrá quién la considera genial y sorprendente por su naturaleza fresca y alternativa; aceptable y respetable aunque mi vista no alcance para tantos años luz a distancia!




lunes, 26 de mayo de 2014

Big bad wolves

"Ya no recordaba el delicioso aroma a quemado de la carne fresca"..., escalofriante en todas sus variantes posibles, sádica en todo su contexto, mortífera en su diversión espeluznante, letal en su agónica ironía; un magnífico y retorcido relato, soberbia combinación de terror, thriller, suspense, acción, risas, asesinato..., que se alimenta de un espléndido hilo argumental que mantiene al espectador en vilo constante, nerviosismo y tensión que se avivan conforme pasan los minutos y tus sensaciones van variando de pista en pista cual pelota de tenis que no encuentra el definitivo punto final. Incómoda alegría que no puedes reprimir para situaciones atroces y desconcentantes, grotescos diálogos chocantes que no tasan con el lugar del que nacen, flamante surrealismo que explota a pasos agigantados, grandes lobos malignos a cubierto para evitar el destierro y la aniquilación de sus ávidos depredadores. Un sentido del humor mezquino e hipnótico, gracia macabra y desagradable que impresiona y seduce firme y gustosamente, un calado tan severo y profundo que te quedas anonadado largo espacio tras su desesperante resolución, impactante desenlace que corona una historia esperpéntica de magistrales y explosivas conversaciones sarcásticas..., un bodrio de sentimientos confusos, opuestos y atrayentes, que se alternan sin tiempo a degustar su sabor ni respirar su aroma. Impresionante película de toque vomitivo y delicioso, aterrador filme cómico sin consuelo posible, exquisita grosería-fascinante gamberrismo-apetitosa animalada a lo Quentin Tarantino, perturbador azote que te atrapa de principio a fin y te persigue sin descanso largo camino después. Disfrútala sin vergüenza, ríete con placer, aprecia este sublime horror que conmociona, divierte, enmudece, aprisiona, cautiva..., corolario confeccionado con mucho arte y un peculiar estilo mafioso que sorprende, incomoda, fascina y entretiene por igual; malvada inocencia que luce todo su encanto con orgullo y satisfacción, inquietante locura de torpe planificación con catastróficos resultados procedentes de un caos accidental de espesa negrura y calma diabólica.




domingo, 25 de mayo de 2014

El sueño de Ellis (the immigrant)

Los elementos te son familiares, la historia te resulta conocida, ninguna sorpresa inesperada o atractiva vas a encontrar en este drama que no hayas percibido en otros de calado similar; su recorrido es apacible y previsible para el género que exhibe, la desesperación de un ilegal, el provecho ilícito de un empresario sin escrúpulos, la supervivencia al precio que sea y la oportuna historia de amor de mayor logro o menor camino según sea el gusto, una puesta en escena deliciosa y exquisita, lúgubre y apagada ambientación como requiere el relato, recreación sumamente espléndida en su correcta y conjunta exposición. Tres personajes interesantes dispuestos a un desarrollo emocionante, abierto a muchas posibilidades pero que forman un triángulo de baja intensidad, tensión poco excitante para mostrar sentimiento profundos de gran sensibilidad, apartado en el que no muestra la fuerza suficiente, el vigor deseado en la naturaleza de lo narrado pues las lágrimas y su inseparable compañera, la tristeza, deberían alcanzar cotas de registro más alto y de superior reflejo emocional; la cautivadora mirada perdida de Marion Cotillard -junto con toda su actuación-, la fuerza interpretativa de Joaquín Phoenix lo mejor de una pieza no tan llamativa como era esperable y que escasea en su resultado a pesar de la espectacularidad narrativa, esplendor visual no reforzado en un intenso y pasional melodrama que únicamente cumple con el requisito mínimo solicitado a pesar de los fantásticos elementos con los que cuenta. Bravo por lo que deja intuir, pena por lo no corroborado; una mano de cartas estilosa, lanzamiento de dados de esperanza fructuosa pero una partida final donde se recoge poco dado lo jugado y el valor de lo arriesgado. Gusta y complace pero un gusto a "ya lo he visto", "esperaba un filme de más impresión y mayor intensidad" ronda inexorablemente por el ambiente, por una cabeza y un corazón no cautivados plenamente ni con la atracción deseable, esperado impacto afectivo no recibido con la magnificencia vendida.




Nueva vida en New York

Comedia francesa sobre la vida caótica y desordenada -imposible ir en línea recta del punto A al punto B- de un padre que se traslada a Nueva York para estar cerca de sus hijos, de las variadas y complicadas relaciones que mantiene con las tres mujeres que forman parte de su entorno y de sus propias reflexiones filosóficas como centro de un humor poco extenso, risa espontánea desaparecida pero compensada con una atractiva frescura y una sonrisa constante que forma parte del cautivo y frustrado circo que supone la existencia de este divorciado padre en tierra extranjera. Una fascinante fotografía urbana, protagonista indiscutible del maleable caos y desorden -fuente de vida de todo el argumento- y un ir y venir caótico, resoluciones esporádicas a golpe de martillo, decisiones espontáneas para sobrevivir al día a día, supervivencia forzada que no sabes dónde lleva..., piedra angular de un relato alegre y jovial, armonía independiente de profundidad dispar, chispeante elasticidad cuyos movimientos son alternos e impredecibles, sin sentido ni orden que conducen una estructura de estabilidad incontrolada pero de resultados firmes y sólidos, suave ligereza de acción positiva y eficaz; su encanto y fascinación residen en unos espléndidos exteriores, la magnífica visión de la vida en La Gran Manzana -la amada ciudad de Frank Sinatra que nunca duerme- y un acertado protagonista que busca una felicidad que llene su vida pero no amargue su inspiración ficticia. Irregular en su recorrido-amable y simpática en sus restos, mareante andadura sin trazos obvios-titánica lectura de maravillosas vistas, dulce y emotiva de efecto relajante-errante vía de final cordial, subversiva temporalidad que encuentra acomodo seguro, repentinos virajes de un camino que lleva a algún sitio, todoterreno por baches imprevistos-astuta pericia del conductor para esquivarlos, malabares contorsiones para evitar la caída por la deslizante rampa de su vida..., endulza sin agobiar aunque no sacia completamente; confusamente estimulante sus dos horas de visionado dan para variadas emociones, tantas expresiones como situaciones vive el protagonista, desde la melancolía al desapego, desde el aturdimiento a la conmoción, desde la alegría a la contención..., acomodado juego set y partido donde encajan todas las inesperadas piezas formando un cuadro hermoso e irregular que seduce a la vista pero no absorbe con contundencia firme al corazón; tus emociones van al ritmo de la música de este azaroso artista, orquesta de repertorio variado que gusta sin indigestar.




sábado, 24 de mayo de 2014

Joe

Joe, por qué quieres acabar con tus huesos en la cárcel?, con tu achacoso cuerpo en la penitenciaria del Estado o muerto en una cuneta?
 Autodestructiva existencia que no tiene salida, engañoso control que te permite una fingida rutina, inevitable roce explosivo al involucrar tu alma dañina en inocentes vidas propias y ajenas...Nicolas Cage vuelve a la carga con un papel serio y profundo, de enorme registro emocional y grandes sentimientos afligidos, una vuelta a Living las Vegas necesaria y agradecida para poder ser disfrutado y vivido en toda su intensidad;.
Personajes quemados y heridos que no se ganan tu simpatía ni afinidad en un ambiente poco sano, caótico errante de fácil estallido afectivo, puerta diminuta que se abre a la esperanza de una posible resurrección que compense y alivie una injusta y peligrosa situación nacida. 
Es pesada de observar, motivación límite por su antipática penitencia, cargante en su frustrante contenido, visión poco gratificante y nada amena para escenas difíciles y de dureza palpable, dolor inmenso de unos personajes para ser valorado con calma y paciencia, lentitud y serenidad, recorrido de una violencia inquietante y de suspense alterno que se va cociendo lenta y pausadamente.
Dos potentes y marcadas interpretaciones de sus protagonistas, trabajo soberbio clave de toda una historia que se desarrolla en un ambiente rural sureño que arrasa y devora todo lo que toca, aniquilación suave y apenas perceptible hasta que el ocaso de su impacto rencoroso, rabia contenida, estalla con toda su oculta potencia y manifiesta crueldad. 
Fotografía lenta y pausada para silencios eternos y de tranquilidad espeluznante, espacios amargamente dolorosos ofrecidos con tenue ligereza y nimia percepción para ser vividos en su plenitud, momentos en los cuales tu atención debe ser plenamente capturada para no perder la estela y el interés de este explosivo drama que recogiendo la palabra escrita de Larry Brown es de efecto inconstante, ausente rectitud e inconscientes altibajos que impiden captar su completo y eficaz resultado, que no permiten ni acaban de reflejar la fuerza vigorosa de lo narrado y la potencia de lo visionado, baches intermitentes de una carretera que debería ser autopista firme y de segura conducción.





Redención

Sorprende gratamente ver y descubrir a Jason Statham en un papel más emocional de lo normal, afectiva-sensible-delicada presencia que le sienta muy bien a su cuerpo perfectamente musculado. En una película de acción protagonizada por él, sabes lo que buscas -golpes efectivos y rotundos, puños como arma letal, movimientos rápidos, secos y cortantes, potente lucha cuerpo a cuerpo..., y por supuesto, él sentado a los mandos de un impresionante coche ofreciendo su ya mítica conducción- y aunque ofrece literalmente todo lo mencionado, es más importante el aspecto sentimental de su personaje, su cautiva y caótica relación con la fémina acompañante, su aparcada dureza que da paso a cálidas e hipnóticas miradas de complicidad, cómodos penetrantes silencios para exhibir a un individuo que es mucho más que una máquina de matar; 40 frustrantes minutos de espera para la llegada de la acción deseada, evolución lenta y necesaria para el sentido desarrollo de un post-traumático ex-combatiente que sólo dispone de ocho meses para redimirse; mismas características de siempre pero con un toque distintivo, apreciado distinguido placer que se saborea con mayor intensidad conforme ruedan las escenas, melancólico y sombrío vagabundo, carismático solitario que hechiza y encandila, original y atractivo giro que se aleja de un formato clásico y repetitivo muchas veces explotado por él. Fotografía oscura y sombría del submundo londinense que aviva un escenario ideal para las andanzas de un héroe enamorado cuyo diabólico martirio le acompaña donde quiera que va, inaccesible descanso o consuelo que sacie su alma y permita respirar a su maltrecho y abatido corazón. Sin duda alguna quién más sale ganando, pródigo beneficio merecido, es este potente y vigoroso actor que tiene la posibilidad de desarrollar un personaje más allá de su cuerpo físico, potencial emotivo que despliega con arte y buen empeño y que capta inmediatamente su público devoto siempre que sea un poco benévolo, le dé una oportunidad y ceda en su deseo de más adrenalina y viva acción sin maldad oculta; novedoso y contundente rumbo inesperado, fulminante viraje bien acogido y de óptimos resultados que satisface plenamente. Un poco menos de acción para más contenido argumental, satisfactorias emociones que se viven y disfrutan con simpatía y alegría no contenida; menos carne en el bocadillo pero más sabor en cada mordisco, bocado más gustoso y placentero.




viernes, 23 de mayo de 2014

Viva la libertà

Comedia italiana sobre el cansancio, agotamiento y hastío de un político perdido en un revoltijo del que ya no quiere formar parte, jungla salvaje de hipocresía y mentiras que le llevan a un abandono repentino de su ser y un cambio de rumbo en su trayectoria; el jugoso juego de los parecidos, del intercambio de hermanos gemelos para retratar como un loco -enfermo mental reconocido- que no sabe lo que dice ni lo que hace, hipnotizante palabrería sin contenido que recita de memoria, consigue encandilar-enamorar-aleccionar a una gran masa que le sigue cual oveja a su rebaño, corderito que acude al matadero feliz y contento. Sin explotar al máximo la vena cómica de tal situación -ni tampoco la reflexión política- se decanta más por la vía irónica, máxima expresión gráfica de la estupidez más pasmosa, bufón de la corte-payaso del circo cuyo espectáculo logra entretener y divertir, sátira atractiva que exhibe con elegancia y sobrado arte un espléndido Toni Servillo que maneja estupendamente la personalidad variada de dos personajes que conforman una única realidad. No es una película para reír holgadamente ni deleitarse en un jolgorio continuo, su encanto reside en la inteligencia y la observación, retrato sutil y simbólico de una desesperada farsa llevada a buen puerto, sorprendente resultado de una acción repentina que cautiva al propio artífice y que deber ser absorbida con gracia interrogativa, sonrisa nada inquisitiva que seduce con gratitud y delicadeza, percepción cognitiva que penetra con disimulo y se disfruta con amable armonía y un sugestivo corazón. "Un político no tiene amigos" y "un país no puede permitirse la inactividad de la oposición, "quiero ver qué harán esos imbéciles sin mí"..., crear un espectáculo para necios incompetentes, ineptos compañeros de campaña que en su nutrida presencia y con ausencia notable de una crítica más punzante, mordacidad política que daría para mucho juego, conforma un artístico y agradable elenco lleno de buena sintonía y un merecedor bienestar de efecto sobrio, sabroso y relajante; sacia con tenue hermosura y marcada efectividad, plato de sobremesa honorable al servicio de un humor elocuente y de resultado muy gratificante.




jueves, 22 de mayo de 2014

Una noche en el viejo México

No me quejo de la dirección ni del trabajo de Emilio Aragón pues éste se defiende valientemente, cumple sobradamente con su labor realizando un trabajo sencillo, de fácil ejecución y con una exposición de los pasos a seguir, del enfoque y marcaje de las escenas, obvio e indiscutible, rodaje formulado casi de memoria, de manual de libro enseñado en clase; en cambio, la historia que se nos relata es pobre en su contenido, palpable limitación que se siente en demasía y que cuenta con unos personajes muy lentos e insuficientes en sus funciones de levantar alguna pasión, emoción o interés afectivo más allá de continuar la historia por inercia correlativa, acabar la visión de lo empezado a pesar de la obviedad de su resultado, movimientos de fácil anticipación y armonía adivinable que conforman un producto demasiado lineal, sin sobresaltos o sorpresas espontáneas que eviten un incómodo bostezo anticipo del diminuto entusiasmo que despierta en el espectador asistente. Correcta en todos sus límites, cumplidora en su formato, el único que parece haberse divertido es Robert Duvall que campa a sus anchas, con el enfoque de la cámara siempre sobre su persona y con un papel protagonista que le permite lucirse y explayarse todo lo que quiera aún contando con un guión y unos diálogos que no facilitan su labor pues están llenos de frases formuladas a corte y confección, poco creíbles y de nula absorción, negativo efecto calmante, comida sin especies o aliciente que te permita disfrutar de ella aparte de alimentar un estómago por necesidad biológica -comer hay que comer, otra cosa es que la comida sea deliciosa!-. No hablamos de un manjar exquisito ni de una cena inolvidable; al contrario, el recordatorio a momentos similares ya vividos, a muchos otros relatos ya visionados es constante, agravio comparativo en el que no sale ganando, mismo beneficio que obtiene el público en su inútil afinidad e involucración personal. Correcta, adecuada, exacta, cumplida, decente..., no son calificativos que sacien tu espíritu emprendedor, que conmuevan a un corazón desganado falto de vitaminas, de chispa, de una adrenalina necesaria que evite que el bajo mundo de la droga y el asesinato, el complicado mundo de las relaciones familiares y el placentero encuentro del amor resulte tan poco estremecedor, nimio y de consecuencias tan poco productivas, levedad ensoñadora que no buscas, ligereza narrativa que no deseas y que anula cualquier posibilidad de conseguir más de un justito aprobado que compensa a medias las expectativas creadas.




miércoles, 21 de mayo de 2014

One chance (una oportunidad)

Comedia británica basada en hechos reales sobre la vida y penurias de un incomprendido chaval, gordito tímido y sin confianza propia para poder cumplir su sueño de triunfar haciendo lo que más le gusta, su obsesiva pasión de cantar ópera; simpática, bonita y agradable, dulce y emotiva son sus calificativos principales para una historia que te resultará familiar pues no hace mucho fue explotada por los medios de comunicación, perita en dulce que adoran la televisión, radio y prensa a la que sacar todo su jugo, provecho imposible de desperdiciar. Su principal baza es la interpretación de su protagonista, James Corden, una actuación muy convincente, veraz y fiel, sentimentalismo no indigesto que captura tu corazón, alegra tu alma y pone una tierna sonrisa en tu dispuesto rostro; sólo hay que seguir su llano camino, dejarse llevar por este encantador relato, ligero y ameno, fresco y suave, de recorrido sencillo y rápido, disfrutar de su impactante banda sonora -siempre que te guste este género musical- y de una cumplidora fotografía que forma parte del estado emocional de nuestro inesperado y local héroe. Un cuento de Cenicienta que cuenta con todos los ingredientes necesarios -un sueño inalcanzable, un amigo malvado, situaciones injustas, decepciones y alegrías, ilusiones y frustraciones, chico consigue chica, un final feliz...,- para gustar y emocionar, alegrar y encantar, seducir aunque sea ligeramente a su audiencia, levedad que evita una incompetente y negativa sensación empalagosa que te impida disfrutar y saborear de este suave, tenue y breve fábula hecha realidad. Contenido típico de resultado gustoso, sabrosa acogida sin lamentación alguna.




Maniac

Hace tiempo que no veía una película tan impactante, espeluznante y sádica, de efecto tan firme, contundente y rápido pues la primera escena ya te marca, de forma rotunda y explosiva, por dónde irán los hilos de un relato terrorífico y mortal, de inquietante brutalidad y manifiesta maldad, horrible violencia gratuita al servicio de un placer escalofriante en su verdad mal entendida, expresión gráfica de las horribles y extrañas perturbaciones mentales que puede padecer una persona; el ser humano en su perversión más oculta, poética manifestación mezquina de un estremecedor arte, dolorosa hermosura que no encuentra descanso para su búsqueda incansable de sosiego y paz. Con un formato original y novedoso, curioso y atractivo, ausencia visible de una cámara que pretende hacerte partícipe, principal y único protagonista de las insanas locuras y obsesivas ideas de un perturbado hijo que vela por el castigo eterno de su mala madre sientes el desagradable aliento de su desesperación, la vomitiva respiración de su impotencia, sus estériles movimientos repetitivos que le llevan a un camino de auto-destrucción, un sin-salida abrupto y perpetuo, una horripilante excursión al reino de la oscuridad, intimidante senda a la negrura más profunda e inconsciente perversidad que se alimenta de las entrañas de un mezquino corazón que sacia su sed de víctimas inocentes, indefensas ante una locura y barbarie que corta la respiración, cautivante mirada lasciva que de forma penetrante va devorando todo tu interior, olor desdeñable que se acopla a tu alma con instinto roedor. Breves trazos interpretativos de un Elijah Wood que alienta la presencia inmediata de un pánico repentino que el director muestra con maestría, más una fotografía de fijo rojo imponente y un tono musical que hace las delicias de todo amante del horror más mortífero; delicada y bella en su macabra composición artística marca un doble camino entre la enfermedad y el asesinato despiadado, entre la hermosura y la crueldad donde el impacto y la conmoción, el disfrute y regocijo están asegurados siempre que seas devoto de este género cinematográfico; en caso contrario, ni te acerques a la sala. 




martes, 20 de mayo de 2014

Aprendiz de gigoló

Vuelve Woody Allen de nuevo a la carga -me da igual que lo firme John Turturro pues parece una copia del mejor saber hacer del susodicho director- con todo su esplendor y magnificencia, con todo su excelente y soberbio arte, con toda su maravillosa y explosiva habilidad para recrear escenas contundentes e impactantes, de ironía punzante, con magníficos diálogos de gran inteligencia y sabiduría que transmiten verdades rotundas en cada una de sus palabras, con un sublime guión, austero en sus formas, sin florituras añadidas que oculten lo importante, escenas directas a producir efecto rápido e inmediato en un espectador satisfecho que se come la pantalla y que no se permite parpadear por miedo a perderse un segundo de este fantástico disfrute; simpleza en su estructura-grandeza en su contenido, clave exitosa de un espléndido trabajo que muestra con fuerza y vigor, con una pasmada potencia toda su gracia sarcástica, toda su sonrisa burbujante, toda una alegría irónica que muestra verdades descaradas que no tienen el pudor de esconderse pues desfilan por la pantalla con gran orgullo y altivez y que, centrándose en su querido y siempre magníficamente retratado Nueva York, ofrece la belleza y hermosura de sus calles, de su gente y de su peculiar forma de vida; con las ideas siempre claras, la dirección siempre firme y el destino sobradamente conocido la humildad, austeridad y sencillez de su trabajo choca espléndidamente con la fuerza y rotundidad de su resultado, efecto positivo que nutre todas las expectativas y anula cualquier decepción. No hay una crítica más fácil de realizar, comentario más rápido de escribir o reflexión más sencilla de formular siempre que seas un amante de este director, de su cine y de su característico trabajo -el de su amigo, rectifico- pues, como en todo genio y figura, o se adora su cine o se aborrece completamente, sin término medio que permita evitar dicha elección. Dejo claro mi enamoramiento, amor eterno al trabajo de este característico -perdón, su amigo, vuelvo a rectificar- y especial director, encantamiento que no deseo perder y que, si no compartes, nada de esto te sirve. Siendo justa, unas palabras para aclarar que la película, la dirección y el guión es de John Turturro que le ofrece a Woody el mejor papel posible para explayarse y ser él mismo de nuevo en la gran pantalla pero, es tan obvio y descarado el aroma, perfume que envuelve y rodea toda la cinta que si cierras los ojos -o si desconoces que no es Allen quién lo firma-  es imposible no visionar a Woody en sus mejores tiempos; en realidad, tanto monta-monta tanto pues, la verdad sea dicha, vas a disfrutar y a regodearte en cada escena y con cada fotograma, me da igual quién lo firme. "Éste puede ser el principio de una bonita relación amorosa entre los tres" pues "donde hay amor hay dolor"; dispuesta a sufrir lo que haga falta!!!




lunes, 19 de mayo de 2014

Una familia de Tokio

Reconozco que tenía muchas ganas de ver este película, no sólo por las maravillosas alabanzas de la crítica sino porque se de la finura, delicadeza y exquisitez del cine japonés, de su soberbio placer para la vista, de su sublime dulzura para las formas y de su esplendor y magnificencia en todo lo que realiza; también se que el hecho de no haberla visto en versión original es un punto importante a restar en la valoración de todo el conjunto, lastre que enseguida lamenté nada más empezar su visionado. Con todos estos detalles y "peros" a tener en cuenta he de lamentar decir que no he logrado apreciar el gran relato vendido, éste no ha conseguido capturar mi corazón ni cautivar mi necesitada y frustrante alma en espera; siempre con la excelente fotografía -símbolo inequívoco de su magnífico arte- por delante, dos ancianos padre de visita a la gran ciudad para visitar a sus queridos hijos siendo una carga allá donde van, maleta al uso que se traslada sin permiso previo de un lugar a otro..., no deja de ser la versión japonesa de cualquier clásico de nuestro maravilloso cine de los 60-70 protagonizado por José Isbert o Paco Martínez Soria pero sin la gracia y simpatía que caracteriza a estos genios artistas de nuestra tierra -aunque sea una maldad y una barbarie la comparación realizada-. Mi interés e impresión ha ido variando desde la atención suprema hasta el abandono olvidadizo, desde la calidez de la emoción al aburrimiento de la ignorancia desinteresada, desde un insaciable interés a un melancólico suspiro, un ir y venir inconstante que me impide afirmar haber disfrutado de una pieza deliciosamente frágil y delicadamente bella; puedo confirmar, con conciencia racional, de su existencia pero desde la emoción no-sentida, desde el sentimiento no-encontrado he de admitir la decepción de mi entusiasmo inicial, la caída de mi inocente alegría. He de reconocer que la mayoría de veces no es fallo de la película sino de las condiciones en que ésta se visiona -contexto, ambiente, adecuado doblaje...-, de las circunstancias del propio espectador -expectativas, estado de ánimo, conocimiento previo...- y un montón de etc, etc extras; no dudo de que sea éste el caso pero..., lo no sentido es la ausencia de lo vivido para frustración personal mía. Si no eres capaz de captar y percibir los sentimientos y emociones del cine japonés la riqueza de su visionado pierde toda su esencia; ése es mi triste y arduo castigo.




domingo, 18 de mayo de 2014

Mindscape

Una película de intriga y suspense donde no te crees el papel de la víctima es un fallo, donde puedas dilucidar  tras su actitud buena, dulce y desesperada su posible culpabilidad adolece del efecto principal y más importante: captar tu ingenuidad inocente, tu simbiosis y apego hacia la persona que sufre y se siente atrapada, acorralada por una situación injusta que debe alimentar tu intriga, pasión y emoción, seducir y cautivar tu mente e involucrar tu corazón. La estética está muy conseguida, bien presentada y perfeccionada, un detective de la mente, frío, distante y congelado en el tiempo que tiene sus propios traumas y una adolescente doliente que busca el contacto humano de unas generosas manos, un abrazo que la exima de su sufrimiento y la libere de su opresiva cárcel; y aún así y a pesar de las buenas interpretaciones de los protagonistas principales una vocecita interior te va diciendo y repitiendo la no-confirmada culpabilidad de nuestra sabia e intuitiva receptora, la nula evidencia de una supuesta inocencia que debería ser notable y obvia en nuestra hambrienta e indefensa, en principio, presa encarcelada. No es bueno, no gusta ni agrada que se anticipe lo que debería ser claro y evidente al final de la trama, que se intuya un desenlace que debería mantenerte en vilo, ausencia de un impacto sorpresivo piedra angular de todo el caso. Se echa de menos un poco más de ambición y empeño en un guión que no cumple del todo con su cometido pues sí, aunque sólo un espectador sea capaz de adivinar y entrever su esencia más escondida la cual debería ser revelada conforme avanza y rueda el argumento, todos sus efectos beneficiosos son anulados, se convierte en un buen trabajo poco apreciado. Hay que mutar y evolucionar hacia cotas mayores para sorprender y atraer al público asistente, suscitar y avivar la pasión por descubrir quién dice la verdad y quién oculta su cara más mezquina; sin eso, como vidente enamorada de este precioso y magnífico Séptimo Arte, hacemos nada.




sábado, 17 de mayo de 2014

Amor sin control (thanks for sharing)

Tres personajes, amistad nacida de una imperiosa necesidad, intentando sobrevivir a su persona, a su propio dañino y cruel "yo", al mundo de las adicciones y su enorme-misteriosa complejidad, a un día a día que se lleva con temor y orgullo, valentía y precaución, sentimientos encontrados-emociones diversas que conforman una agotadora realidad, ansiedad que se alimenta del caos y destruye todo lo que encuentra, soñado orden que ofrezca algo de sosiego y paz, un descanso emocional que no agote toda tu existencia, control para alejar los miedos y las frustraciones; afrontar con serenidad y valentía ese monstruo que devora tu interior, que carcome un espíritu sano y fuerte y anula cualquier posibilidad de una vida feliz y complaciente, meta alcanzable con esfuerzo, dignidad y sobredosis de fuerza de voluntad. Relato sincero y emotivo que aflige tu corazón y emociona tu alma, interpretaciones cálidas, tiernas y cercanas para diálogos honestos y serenos -inteligencia de un guión sobrio, eficaz y exquisito en su sabiduría oculta- que esconden una brutal y atroz realidad, enemigo que vive en casa al que hay que vigilar, lucha cuerpo-espíritu donde sólo uno puedo ganar; capta tu interés, atrapa tu alma por la bondad y generosidad de una exposición narrada con franqueza y humildad, digna maestría que asombra y corta la respiración. La veracidad de su planteamiento, la honestidad de su ser enmudece tu razón dejando paso al disfrute y gozo de tu esencia más íntima y cautivadora; es magnífica por su sensibilidad, noble sinceridad en una puesta en escena, humilde en su grandeza, tierna en su pureza, hondos sentimientos que hieren e hipnotizan a un espíritu conmovido que vive con tristeza, ilusión y esperanza la dura y difícil existencia de un adicto cuyas perturbadoras obsesiones viven de perpetuidad en solitaria compañía con él. Dulce, sensible, emotiva-dura, cruel, explosiva, combinación llevada con respeto y elegancia, con soberbio acierto que configuran un menú de pasmada e íntima delicadeza; relato para ser vivido y sentido en su brutal profundidad, magnífica honda expansiva que seduce y conmueve tu cohibido corazón; alégrate por ellos en sus pequeñas victorias, llora con ellos en sus inesperados tropiezos.




jueves, 15 de mayo de 2014

Malditos vecinos

Mi única queja respecto esta clase de películas es que se supone que hacen gracia y que son divertidas, tienen chispa y gran ocurrencia pero, excepto escenas puntuales -muy puntuales-, ésta brilla por su ausencia; se limitan a gamberradas con mayor o menor gusto, burradas magnificadas -casi siempre con el sexo como objetivo centro- con escaso o nulo acierto que sueltan sin-ton-ni-son, sin seguir una línea coherente y digna de verse aunque no sea éste el caso pues, al menos, tiene un mínimo de argumento, buenas intenciones iniciales que no se reflejan ni se observan en un gran resultado final. Zac Efron como atractivo adolescente -es el público que debe dar la taquilla- y unos padre adultos liderados por Seth Rogen -mismo papel repetido una y otra vez- que añoran su época de libertad y desmadre -y que no se muy bien a quién representan-; vecinos y fraternidad, un juego que debería dar para mucho, no? No esperaba un Resacón en las Vegas pero si que, por lo menos, aliviara y logrará entretener después de un mal día, que alcanzara para levantar y compensar las malas penas acumuladas; apenas tiene éxito ni empeño!!! Supuesta comedia con no mucho fundamento y escasa diversión aunque, no niego la posibilidad de que puedas encontrar mucho más de lo que yo no he visto ni obtenido; la escogí para relajarme y olvidar un día no-recordable y no me sirvió. Espero que contigo funcione.




miércoles, 14 de mayo de 2014

The machine

Qué mejunje espectacular acabo de ver, bodorrio donde se confunde la originalidad con el aturdimiento, la novedad con el desespero y lo exclusivo con el atontamiento inexplicable donde ni los malos convencen. Te preguntas qué pretendía el director, qué buscaba el guionista, qué argumento transforma una acción futurista, paradigma cumbre de gran atractivo y emoción, en algo tan cutre y de tal sosez que ni siquiera tu imaginación más generosa puede salvar; una barbie de teletienda convertida en un terminator femenino que mejor no tenga ganas de volver, un protagonista tan apagado y nimio al que dan ganas de abandonar porque seguirle es aburrimiento seguro, unos mancillados veteranos reconvertidos en androides cutres con lucecitas en vez de ojos para no ver lo que han hecho con ellos, un argumento mezcla de-todo-un-poco que se queda en principio de nada, una sensación triste de lo que podría haber sido que ni tu ensoñación más espléndida puede compensar, una ordinaria puesta en escena que ofende al menos exigente, barbarie de una supuesta inteligencia artificial que no supera a la mundanal terrestre, con unos aires de belleza intelectual, un diseñado estilismo que no embelesa más que a sus creadores, un proceder pausado y filosófico que no buscas y cuyo inesperado encuentro ni gusta ni atrae mínimamente..., Dios, si me estoy diviertiendo más ahora que viendo la película!!! Y es que intenten hacer pasar por fallo mío lo que no han sabido transmitir los responsables de este melancólico proyecto, acusar de incompetencia desmotivada a todo aquel que no capte la sublime esencia de un producto novedoso y poco convencional aburre y cansa; yo sólo se que, como espectadora, fueron más sabrosas y divertidas las pipas con las que me entretenía que la propia historia que veía!!! Por muchos aires de grandeza que se tenga, deseables aspiraciones a reconocer y respetar -motor insignia de encantadora fantasía y deliciosa imaginación- si no funciona a ojos del espectador, sirve de nada -por mucho que sea genial en la mente del director-, desmotivación preocupante en una película de entretenimiento. Los hechos son los hechos; ni atrae ni divierte ni seduce ni interesa. 




martes, 13 de mayo de 2014

Love & air sex

Cuatro personajes, dos de ellos representan el amor, la cordura y el deambular lógico y sereno; la otra pareja pone el toque de humor, atrevimiento y osadía. Una combinación que debe causar impacto y sobresaltar, entretener y no aburrir. Con un inicio joven, lanzado y muy audaz, pronto se desmarca hacia puntos no muy bien definidos, sin tener muy claro hacia dónde dirigirse o qué hacer con los personajes; la amigos secundarios que deben colaborar con el punto de desfachatez e insolencia aportan una frescura y vivacidad no aprovechada por la pareja principal, sin mucha chispa ni ingenio, queriendo escapar continuamente de una melosidad que ni siquiera es olfateada a enorme distancia pues se mueven por caminos inconexos para elegir sin miramiento. Divierte lo suficiente para pasar el rato, sin intentar caer en clichés -cosa no del todo conseguida- muchas veces vistos; no es nada nuevo, más de los mismo pero intenta tener un toque de originalidad que, al menos, por su empeño, puede ser apreciable en cierta medida. Comedia romántica para público de consumo rápido, poco exigente, con descocada vergüenza, medio hábil-medio aprovechada y opiniones diferentes respecto a ella según el momento en el que te pille; igual la aceptas y digieres sin más que no eres capaz de acabarla por idiotez y desatino continuo. 




Wrong cops

Es divertida la risa ofensiva? Para mostrar a cuatro mamarrachos haciendo gilipolleces es necesario la etiqueta de policías? Dónde está el humor tras gestos obscenos, patéticas caras desagradables y una falta de lenguaje que ni el mismísimo Chiquito de la Calzada -ya les gustaría a ellos!!!-. Si al menos las payasadas tuvieran gracia!!! Esperaba algo tipo Loca Academia de Policía pero la comparación ofende!!! No pienso perder más espacio con palabras que merecen mayor respeto pues los minutos perdidos en su visionado es tiempo que no recuperaré, 492 segundos que siempre lamentaré y sólo me quedan las preguntas..., cómo encuentra financiación un producto así? Cómo la distribuidora logra colocarla en los cines teniendo en cuenta la dificultad de muchas otras cintas de, simplemente, existir? Se que hay que respetar los diferentes tipos de gustos pero es que acabarla ha sido todo un sacrificio!!! Misterios que tiene la vida!!!




lunes, 12 de mayo de 2014

The lunchbox

El tren equivocado puede llevarte a la estación correcta pero si no tienes el valor de subirte al vagón, si no tienes el coraje de sacar un billete sin destino conocido ni rumbo específico difícilmente llegarás a ninguna parte ni te moverás del sitio; porque, no es lo mismo la ilusión y esperanza del comienzo de una nueva vida que conformarse y aceptar el final de una existencia. Con extrema delicadeza, sumo cuidado y soberbia lentitud la vida de dos personas perdidas y olvidadas, necesitadas de enorme cariño, ternura y comprensión, de urgente compañía desesperada son unidas de forma azarosa por un destino caprichoso que les ofrece la oportunidad de descubrirse a sí mismos así como llegar a aceptar el valor de decidir hacia dónde encauzar sus vidas; dos almas solitarias que no tienen con quién comunicarse, a quién expresar sus miedos, temores y alegrías, esperanza e ilusión en un trozo de papel, diaria comunicación exigua donde conocer toda una vida, las lamentaciones y penas de dos espíritus dolidos que buscan refugio seguro donde sanar su maltrecho corazón herido. Suave y tierna, de perceptible melancolía pero con la inteligencia de no saturar las escenas ni sobrecargar un necesario sentimentalismo, emociones fundamentales que nutren una bella y hermosa historia sobre la valentía y el atrevimiento de luchar por vivir o abandonar cualquier posibilidad de que una sonrisa o alegría ilumine la apesadumbrada realidad diaria. Enamora por su calidez afectuosa y la lindeza de su ser, por el juego poderoso de la seducción de lo que podría ser y la aceptación de lo que no es, sabia presentación de un relato que con poco contenido y apenas movimiento descubre un mundo de ilusiones y tentaciones, de pasiones ocultas de suculento atractivo y fácil ensimismamiento; ensoñación siempre dispuesta a dejar volar su incombustible imaginación. Un pequeño bombón delicioso que no empalaga pero tampoco sabe a poco.




domingo, 11 de mayo de 2014

Amor en su punto

Cómprate rosas, golosinas, una cocacola, un bocadillo..., lo que sea para entretenerte mientras miras la película porque ésta tiene tantos altibajos, tantos virajes chocantes que no sabes si decir que te ha gustado, que ha estado bien o menudo fraude, menudo potingue acabo de tragarme; porque para ser una película donde se habla tanto de comida y de gusto aromático, de exquisitas delicias culinarias, ésta tiene tan poca gracia y chispa, tan pobre sabor que se olvidaron de codimentarla como era debido, de crear una oferta gastronómica que sólo con su exquisitez olfativa despertara tu insaciable deseo de amor y romance; y, al menos, cuentas con Leonor Watling, un aire fresco y ligero que cubre las escenas magníficamente haciéndole un enorme favor a Richard Coyle siendo el toque digno que vale la pena. Nada más empezar, nada más sentarte a la mesa te das cuenta de que la película escogida no será para tanto, que el restaurante elegido no ha sido el mejor de la ciudad ni el más conveniente para disfrutar de una cena deliciosa pero, bueno, ya está tomada la decisión, vamos a ver qué sale; luego vienen las idas y venidas de platos tanto sosos y torpes como decentes y gustosos, un menú destartalado y flojo que no encuentra una continuidad satisfactoria, escenas tontas, débiles y de poca credibilidad que se intercalan con otras de mayor calado emocional aunque, te consuelas porque sabes que el remate de un gran postre, un delicioso último plato final puede decantar tu opinión hacia babor o estribor, salir con una suplente sonrisa que compense todo el visionado o con cara de incredulidad por un acabado final tan torpe y esquivo como todo lo demás; adivina hacia dónde se decanta la bola, el resultado de la encrucijada! Un argumento que sólo tiene algunas partes motivantes, trozos exiguos cuyo engranaje no rueda como debería no satisface, no contenta la torpeza del propio guión, el tropiezo de un escrito que no queriendo seguir la estela prototipo de una comedia romántica melosa y empalagosa ofrece una fingida madurez que nunca alcanza del todo, pretendida mayoría de edad que no eclosiona pues querer alcanzar las tres estrellas Michelín cuando cuentas con ingredientes poco concluyentes y escasa imaginación para combinarlos es meterte en un berenjenal del que es imposible salir contento. Porque, si como dice el protagonista, el amor es como las palomitas que te compras en el cine que mientras dura la película devoras a tutiplén, a manos grandes y boca llena que no aprecia su sabor ni valora su contenido hasta que tus dedos tocan el fondo del bol y se dan cuenta de que no queda ninguna y entonces extrañas su compañía, lamentas su fin y te das cuenta de lo poco que apreciabas lo rápidamente perdido..., cómprate el tamaño grande y asegúrate de que termine antes la película que la fantástica compañía de unas buenas y pringosas palomitas dulces -o saladas, según sea tu gusto-; por suerte sólo son 87 minutos de largometraje, si te concentras y esfuerzas..., es posible conseguirlo!!!




sábado, 10 de mayo de 2014

Tres días para matar

Sensacional, impresionante Kevin Costner en su papel de héroe desgastado por la vida, magnífica interpretación de un padre de familia perdido, preocupado y desesperado por la incómoda presencia de una hija que adora pero que apenas conoce, convaleciente marido intentando recuperar su antaño sitio en el catre conyugal, retirado -dado de baja por inutilidad- agente de la CIA que no olvida quién fue..., una explosiva contundente y soberbia combinación trabajo-familia cuyo efecto es fantástico a ojos del espectador, un magnífico acierto en el argumento que se saborea y disfruta desde el primer minuto. Una sabrosa salsa realizada con una excelente y potente acción, con punzante ironía en los diálogos, con absorbente diversión en las escenas, con un surrealismo presencial combinación de-todo-un-poco que seduce, cautiva e impacta y permite saborear una comida deliciosa cuyo toque exclusivo-guinda del pastel es su genial sarcasmo, su caótico andar, sus fantásticos diálogos y una atractiva adrenalina concentrada en el agotado cuerpo de un moribundo que no parece encontrar la ansiada paz y el deseoso sosiego en el final de su malgastada vida, una desperdiciada existencia que intenta recuperar, a marcha forzada, la importancia y valores de unos sentimientos y emociones que en su día olvido y que pasaron de largo. Tensión, intriga, emoción, más de una sonrisa, diversión, efectiva acción, pasmoso encantador patetismo ridículo de un jubilado trabajador, reincorporación tardía como miembro patriarcal de la familia que gusta, sorprende y atrae; crueldad afectiva-cutrez emocional que no se arregla pegando tiros, eléctrica puesta en escena que absorbe con intensidad y regala un tiempo generoso de profundo entretenimiento y apasionante distracción; siéntate, relájate y disfruta una agradecida y complaciente compañía imposible de no apreciar.