viernes, 23 de mayo de 2014

Viva la libertà

Comedia italiana sobre el cansancio, agotamiento y hastío de un político perdido en un revoltijo del que ya no quiere formar parte, jungla salvaje de hipocresía y mentiras que le llevan a un abandono repentino de su ser y un cambio de rumbo en su trayectoria; el jugoso juego de los parecidos, del intercambio de hermanos gemelos para retratar como un loco -enfermo mental reconocido- que no sabe lo que dice ni lo que hace, hipnotizante palabrería sin contenido que recita de memoria, consigue encandilar-enamorar-aleccionar a una gran masa que le sigue cual oveja a su rebaño, corderito que acude al matadero feliz y contento. Sin explotar al máximo la vena cómica de tal situación -ni tampoco la reflexión política- se decanta más por la vía irónica, máxima expresión gráfica de la estupidez más pasmosa, bufón de la corte-payaso del circo cuyo espectáculo logra entretener y divertir, sátira atractiva que exhibe con elegancia y sobrado arte un espléndido Toni Servillo que maneja estupendamente la personalidad variada de dos personajes que conforman una única realidad. No es una película para reír holgadamente ni deleitarse en un jolgorio continuo, su encanto reside en la inteligencia y la observación, retrato sutil y simbólico de una desesperada farsa llevada a buen puerto, sorprendente resultado de una acción repentina que cautiva al propio artífice y que deber ser absorbida con gracia interrogativa, sonrisa nada inquisitiva que seduce con gratitud y delicadeza, percepción cognitiva que penetra con disimulo y se disfruta con amable armonía y un sugestivo corazón. "Un político no tiene amigos" y "un país no puede permitirse la inactividad de la oposición, "quiero ver qué harán esos imbéciles sin mí"..., crear un espectáculo para necios incompetentes, ineptos compañeros de campaña que en su nutrida presencia y con ausencia notable de una crítica más punzante, mordacidad política que daría para mucho juego, conforma un artístico y agradable elenco lleno de buena sintonía y un merecedor bienestar de efecto sobrio, sabroso y relajante; sacia con tenue hermosura y marcada efectividad, plato de sobremesa honorable al servicio de un humor elocuente y de resultado muy gratificante.




2 comentarios:

Otro Sin Castillo dijo...

Me gustó Toni Servillo, como siempre.

Unknown dijo...

¡Él es la película! Me alegra que te gustara