sábado, 28 de febrero de 2015

Preservation

"¡Vamos a cazar!, es una tradición en nuestra familia, alcohol y armas..., ¡vamos de caza!", sólo que tú puede que le dispares a un ciervo pero, otro puede preferir otra clase de fiera ya que "el hombre es el único animal que mata porque es divertido" aunque, puede que no sea tan ocurrente, tronchante ni guay cuando ¡la presa seas tú!
La supervivencia llevada al límite, al extremo de no distinguir la bestia del ser racional, o yo o ellos, descubrir la naturaleza perversa, fuerte, diabólica y brava que habita en cada uno, la resistencia, coraje y valor de no mirar dónde ni a quién y hacer lo necesario para salir de la trampa mortal que han preparado sólo para ti, sólo como entretenimiento para una tarde aburrida mientras se espera la hora de la cena.
Únicamente es un juego, ¿no?, tiene que ser entretenido, alegre y gracioso pero, ¿y cuándo se acaba el chiste?, ¿cuándo se descontrola la diversión y tu compañero de batalla pasa a ser enemigo por querer abandonar el pasatiempo?
¿Puede la reina subsistir, en una partida de ajedrez, cuando ya no le quedan peones, ni alfiles, ni torres ni caballos y su rey ha sido destronado?, ¿descubriremos a la forzosa depredadora, oculta tras su porte vegano, tan feroz y cruel, violenta y eficaz como toca ser en su aniquilación de alimaña Jason que hará lo nunca imaginado por seguir viviendo?
"Estoy bien mamá, sólo pasando el rato con mis amigos, nos vemos en casa, te quiero", le dice el adolescente y malévolo gato a su progenitora mientras hace un breve receso para seguir torturando a su ratón presa pues ¿qué hay más placentero y ameno que llevar a la práctica el último juego de caza de la consola?, ¿hacer realidad la fantasía guerrera de la aplicación del móvil?, ¿diseñar tu propia play viviente con personajes, víctimas y ganadores reales camino de la escuela a la casa?, ¡todo sea por la diversión!, sea ésta la que sea.
Ninguna sorpresa en este thriller de acción y cacería donde sólo tienes que esperar los reglamentados 40 minutos de presentación de las liebres, de narración de su situación y relación personal para que suene el silbato, empiece la partida y vayan desfilando muertos sacrificados, uno tras otro para comprender, inmediatamente, el rol y posición de cada uno, saber quién caerá y quién será coronado superviviente del año, honrado héroe de la terrorífica excursión que debía ser estupenda y formidable y acabó por enseñarte tu lado más oscuro, acabó siendo inolvidable.
Simple, modesta, previsible, con fuerza ascendente que, apenas llega a la potencia deseada, se mantiene unos minutos y desciende a su nivel rasurado de corrección y cumplimiento moderado, actuaciones decentes, guión esperado, argumento sin novedad, con todo, entretiene y luce dentro de su discreto cometido, sencillamente deja colocar las fichas del dominó, dale un suave golpecito, que empiecen a rodar y caer hasta que sólo quede de pie la elegida, aún así será ameno y distraído ver la secuencia de golpes, caídas, encontronazos y roces, ¡todo sea por la diversión!, sea ésta la que sea.
"El oso subía a la montaña, el oso subía a la montaña, el oso subía a la montaña para ver qué podía ver, para ver ¡qué podía veerrr!", motivadora canción de cuna de destino marcado donde Artemis se volvió osa, se volvió cazadora.



viernes, 27 de febrero de 2015

A hard day

"Hay dos clases de personas, las que esconden el rabo ante el macho dominante y los que luchan después de un golpe, ¿cuál eres tú?"
Todo huele a podrido en el reino de la codicia, de la moral desaparecida y la virtud nunca hallada, donde no hay buenos ni malos sólo voraces alimañas al mando, mismo apetito/rango distinto, con mucha habilidad para relegar al olvido la dignidad poseída/ya perdida y un oportuno arte para salvar su pellejo y transformar ese proteger-y-servir-a-la-comunidad en para-uno-mismo..., máxima que sigue al pie de la letra este corrupto y asfixiado detective que ya no sabe dónde meterse ni qué hacer para no acabar trastornado, pringado y sin cordura a la vista, aceleración de adrenalina continua en un no parar ni frenar de velocidad y vivacidad gustosa para el juego del acorralado que mantiene su presión, intensidad, agilidad, destreza y emoción con facilidad pasmosa en un argumento dramático por los hechos, cómico por las situaciones dadas y con leves toques de inteligente ironía verbal y escénica que muestran la diversión de jugar a pin ball con la cabeza y alma de este buen hijo que se asegura de que su madre sea bien enterrada aunque con compañía imprevista, que no tiene tiempo de aburrirse en un desquiciado día cuya tortura se prolongará más de lo previsto. 
Un accidente que no lo es tanto, miedo agónico, desesperación de vida perdida, locura irracional, solución de medida urgente y un escape sin pausa ni freno de correría incesante para enmendar un error estúpido con otro de mayor estupidez, si cabe, e ir encadenando una secuencia esperpéntica de movimientos frenéticos y osados para no ser atrapado, un convincente thriller de acción que te mantiene pegado a la pantalla, atento a la cacería de este desahuciado zorro que va dando pasos al son de su desesperada demencia paranoica, tensa, firme, mordaz, la basura policial expuesta con sabiduría, gracia y atrocidad que se disfruta de principio a fin gracias a un guión que va hilvanando sus piezas poco a poco para dar forma a una historia de cazador convertido en presa pero cuyo atrape será costoso pues no hay nada más peligroso que un animal que se revuelve y embiste.
El tradicional pasatiempo del ahorcado llevado a la práctica cuyas letras son ofrecidas una a una, con tiempo pero sin espera que adormezca, tormento sutil de sufridor espíritu veloz para un funeral, casi de muerte, cuyos 30 primeros minutos son deliciosos, un runaway policíaco de adorable cultura coreana junto a la desfachatez de quien no respeta nada y nadie y necesita, urgentemente, salvar un culo cada vez más prieto, perseguido y agobiado, de agudo estreñimiento y entretenimiento seguro y eficaz que empieza con un día duro, continúa con una semana horrible y se mueve hacia futuro incierto, donde más que nunca haber hecho lo correcto hubiera hecho las cosas más fáciles y evitado un montón de problemas ya que, sólo una mente sucia y dañiña se esconde ante un error inocente y es carne de cañón y abuso de otra mente, aún más perversa y retorcida que la presente, pues el mal siempre encuentra homólogo rival como compañero de andadura para feroz batalla de coste anímico y humano.
Exquisita película de acción, thriller sencillo en su núcleo que se envuelve de potentes capas que adornan e intensifican su centro con astucia, bravura e ingenio, argucia para conformar un relato intenso, inquisidor y ameno que satisface y complace todas tus ansias y expectativas y que merece una consideración loable por tu parte. 
Saboréala dentro de la perspicacia del entorno en el cual se desarrolla, tradición y costumbre de una manera peculiar de proceder y actuar que es la guinda que ofrece ese toque amargo y distinguido que la redondea. Explosiva, concisa, productiva.
...,y cojo la autopista, pongo la primera, me olvido del freno, paso de las señales de advertencia, me precipitó hacia la demencia, creo mi propia cárcel, mi pensamiento se desmadra, se desmonta mi raciocinio, cacho a cacho anulo mi voluntad, no encuentro salida hasta que..., mis ideas se agudizan y empiezo a reconstruir el puzzle, nueva información/nuevo mapa/nueva esperanza alientan mi energía e ilusión....,¡veremos qué pasa!



jueves, 26 de febrero de 2015

The rewrite

No es tan graciosa como esperas, ni tan romántica como desearías, ni tan divertida como debiera, ni tan locuaz ni aguda como convendría, ni tan gustosa como te gustaría, es Hugh Grant en su madurez torpe y esquiva, rememorando gestos cómplices de un pasado glorioso en un pródigo presente adulto, de esperanzador y optimista futuro, acompañado de una Marisa Tomei de orientadora en su perdido camino espiritual y laboral y secundarios acordes para formar esta nueva familia cuya apetencia debe hacer olvidar cualquier tiempo pasado mejor.
La cuestión es..., ¿lo consigue?, porque...
...Qué tiempo tan feliz cuando..., hacía de niño grande, de vendedor de guías turísticas enamorado, de atorado músico sin inspiración ni letras a su alcance, de eterno padrino/nunca novio aunque si compañera tras un funeral, de millonario fresco y descarado con cierta conciencia responsable gracias al preaviso de su bella ayudante, de atractivo conquistador y caradura presentador de una obsesa del peso, de sentido y sensibilidad exquisita como aspirante al amor verdadero en tiempos difíciles, como primer ministro loco por el amor, actually, adictivo a su secretaria, como obligado ganster de ojos azules por familia política..., y tantos otros títulos que irás rememorando, con ganas o sin ella, mientras observas a tan eterno galán, de timidez que roza la ternura, de un nefasto don para el sentimiento en palabra pero sinceridad aplastante envuelta de ironía para meter la pata, que nunca calla a tiempo ni habla cuando debe, que deslumbra 
a pesar de su deseo de pasar desapercibido, cuya expresión facial es un ininterrumpido atropello caótico que siempre encuentra la salida de emergencia, con maravilloso rostro de ingenuidad inocente a pesar de su manifestada culpa y un andar a puntillas que va conformando un sólido camino sin pretenderlo ni saberlo en una cinta con muy buenas intenciones, bondad suprema de miras y enfoque, suave en su aceptación envolvente, sencillez en una dirección que facilita su consumo, visión digestiva y acomodada que pretende ser firme y consistente en su abandono de un tiempo de fama ya histórico para abordar una actualidad con posibilidades, la alegría, conmoción y compromiso de descubrir un nuevo destino, etapa que se abre tras la valentía de olvidar y cerrar otra y que presenta un resultado decente, óptimo, válido y apropiado que no niegas ni disgusta pero tampoco place ni seduce con fuerza o carisma de un personaje tradicional en la carrera de este actor británico, sin novedad no vista anteriormente, que ni sorprende ni fascina ni cautiva en demasía y al que quieres querer más de lo logrado, sólo que...
...Qué tiempo tan feliz cuando..."mirando en el baúl de los recuerdos, uuuh, cualquier tiempo pasado nos parece mejor...", sentenciado vaticinio de cumplimiento obligatorio, aunque no se quiera ni desee, para una mirada que quiere emocionarse intensamente, un corazón que quiere vibrar locamente, un alma que quiere soñar plenamente pero, no puede evitar "..., volver la vista atras (porque) es bueno a veces...," cuando ese "..., mirar hacia delante es vivir (con) temor" ya que, sinceramente y por mucho que te guste su protagonista, seas coformista y benévolo, queda lejos, muy lejos de las perspectivas esperadas y queridas.
"¡Solía saber lo que era divertido!", admitirá este prófugo escritor/cobijado profesor de talento anónimo, aún no descubierto, a lo que se añade..., también solías saber lo que era romántico, tierno, dulce, alegre, extravagante, ocurrente, ridículo, mordaz, encantador, atractivo...
Rewrite/nueva versión, nunca mejor dicho ya que, siendo serios y dejando a Karina lejos, mejor tomemos a Jorge Manrique, quien expresaba con una añeja, para otros nueva descubierta versión, de mayor profundidad, dolor, sentencia y maestría..., "Recuerde el alma dormida, avive el seso y despierte contemplando como se pasa la vida, como se viene la muerte tan callando, cuán presto se va el placer, cómo, después de acordado, da dolor, cómo, a nuestro parecer, cualquier tiempo pasado fue mejor"  



miércoles, 25 de febrero de 2015

Love, Rosie

Intento emocionarme ante lo visto, ante su evidente andadura conocida, intento soñar con su aventura, intento ser benevolente con lo ofrecido por el camino, intento mantener la ilusión por ella, intento no desfallecer ante este Romeo y Julieta que el destinó unirá, intento no relajarme tanto que me duerma de soseigo, intento sentirme seducida por su desenlace, intento compensar la fallida esperanza de hallar algo de válida sustancia, intento disfrutar de una clásica historia romántica de pasos previstos y drama alargado en demasía, intento aguantar tanto soporífero momento que no me dice nada por ese único beso en el último momento, intento no aburrirme mientras, intento no dejarme llevar por un desapego involuntario pero presente que me aleja de cualquier sentimiento de conmoción o fantasía, intento convercerme de que vale la pena, intento descubrir algo que merezca su espera, intento encontrarle gusto a esta vacía mezcolanza, sabor a este ingenuo e inocente banquete, intento que tanto acaramelado dulzón en palabras teóricas de embobados sueños nunca realizados compense la falta de acción práctica, intento hallar algo más que un relato simple, llano y fofo ideal para "Hay una cosa que te quiero decir" con abrazo y ósculo efusivo tras retirar el panel, intento..., ¡a la porra tanto intento! pues, ante tan solicitada pregunta, "Rosie Dunne, ¿puedo llevarte al baile?", y la respuesta, "¡más vale tarde que nunca!", Alex, ¿qué quieres que te diga?, ¡ya podías haberla llevado cuando tocaba!, y Rosie, hija, ¡a ver si espabilas!, porque este tiovivo geográfico de dar vueltas y vueltas y cambiar de pareja a encuentro nunca hallado hasta parada por todos sabida y consabida llega a cansar y saturar ante el poco convencimiento de lo compartido por muy buenas intenciones del guión, empeño de los protagonistas y miradas cálidas de asfixiante distancia nunca recorrida.
Películas que tratan el amor nunca confeso entre dos enamorados, siempre amigos, por supuesto, como enorme barrera a romper y saltar, que se mantiene puro y casto en el tiempo a pesar de los avatares, inconvenientes y dificultades que la vida ponga por medio hay varias, a elegir por doquier, con más festividad en su recorrido, alegría en sus notas, picardía en sus escenas, inteligencia en sus diálogos, sexappeal en sus parejas, carisma en el relato..., todas las que se quiera pues ésta es para adolescentes inocentes, poco exigentes aún sin mancillar, de inicio a la dura y cruel pubertad, que aún son vírgenes de espíritu y apenas demandan algo más que ñoñería, nimiedad, suavidad remilgada y carencia de toda osadía o tenacidad que lleva a seguir la aventura de estos eternos amigos, por mucha longitud, distancia y personas que hayan o surgan entre medias. 
Me gusta él en sus inicios, agrada ella en sus principios, es hermoso lo nunca compartido, vicioso y adictivo lo callado, una delicia verles juntos, apetencia exquisita de saber qué tormento les depara el futuro para ponerse a sufrir en superarlo, expectante la visión que precede al comienzo de este viaje que debe contar con angustia, dolor, añoranza, deseo, emotividad, celos, envidia, caos, traspiés, sonrisas, lloros, tropezón, aciertos..., un poco de todo en la justa medida pero, entonces empiezan a marear la perdiz de este cuento romántico con tan poco fortuna, sabiduría e ingenio en los pasos dados que el vuelo sugerente de ver como ni el tiempo ni el espacio, ni las calamidades ni las vicisitudes, ni lo insinuado apenas escuchado, ni lo creído nunca certificado podía con este amor, oculto pero consolidado, se convierte en un contar los minutos para saber cuando llegará ese momento en que Zack Mayo (Richard Gere) besa y coge en brazos a Paula (Debra Winger) y salen de la fábrica al griterio de sus compañeras y la música mágica de Joe Cocker...ah, perdón, ¡esa era otra película!
"Serendipity", "El amor es lo que tiene", una más formal/otra más risueña..., ¿por qué no puedo dejar de pensar en películas de romance no vivido, pero deseado con pasión, mejores que ésta?
Sinceramente Rosie, qué decepción y desengaño a resultado ser tu eterno conflicto romántico, con mucho, mucho amor te lo digo pues..., que bodrio e infantilismo cándido para llegar a ese último bodorrio futurible después de dos intentos nulos por error de acompañante, un poquito más de marcha y juega, carácter y adrenalina, carisma y temperamento, pimienta y sal a vuestro desespero que sino ¡yo también me desespero!, que todos sabemos cómo acabará esto, ¿no?
"Noches de bohemia y de ilusión, yo no me doy a la razón tú como te olvidaste de esto...", yo tampoco, Navajita Plateá.



martes, 24 de febrero de 2015

Les combattants

"Si no puedes concentrarte, no podrás sobrevivir; saber dejar pasar el tiempo, sin hacer nada en particular, no pensar en nada, eso es sobrevivir; de lo contrario, te vuelves loco", la lección más difícil, ardua y peligrosa que debe aprender esta rambo femenina, soldado universal de la extrema dureza, del aguante del dolor máximo y experta en técnicas de orientación en campo abierto, obsesionada con el fin del mundo, de todo lo conocido y estar preparada para ese decisivo, crucial y venidero momento caótico y perverso, tener la fuerza, valor y coraje para afrontar, resistir a la aniquilación, sobrevivir a cualquier cataclismo, epidemia que lo devore todo sólo con la fortaleza física del cuerpo y la resistencia de la mente, sólo que..., se olvida de lo más importante, la compañía y apoyo de otro ser humano, la mano y confianza de aquel que te levante cuando no te queden fuerzas, que te cuide cuando enfermes, que te cargue a sus espaldas cuando tus piernas desfallezcan, que te anime cuando te desmoralices, que te haga sonreír con su sola presencia pues, se trata de una heroína confundida y equivocada de miras y frente que descubre, en su forzada y abrupta llegada a la madurez, que somos seres sociales, humanos que comparten necesidades, debilidades y espacio y que, como tal, necesitamos del otro para subsistir, avanzar, mejorar y alcanzar la meta de la felicidad.
Lo más complicado e interesante, el reto peculiar y atractivo de este relato es llegar a comprender, apreciar, respetar el personaje interpretado por Adèle Haenel, una joven solitaria, diferente, dura, abrasiva, antipática, insociable, cortante, seca, rígida y arisca, de gran fuerza de voluntad e inteligencia expuesta que cree no necesitar a nadie y busca demostrar su preparación para afrontar cualquier infortunio que la violenta naturaleza le traiga, que no quiere perder el tiempo en ocio, relaciones, amistades o vínculos emocionales que la distraigan de su propósito en la vida de resistir, superar y sobrevivir a lo desconocido aún por conocer pero..., ¿cómo se hace para vivir una vida llena de nada?..., pregunta que desequilibra a esta errónea Indiana Jones del futuro devastador que se siente desconcertada al comprobar que su mayor carencia afectiva, la confianza en los demás, es lo que la hace vulnerable a una muerte segura, tragedia sensible de una chica que, a golpes, se abre al mundo y la necesidad de relaciones, de sentimientos, de intimidad, de creencia y amparo, que por fin entiende lo que es ser una verdadera combatiente de la vida.
Es un drama adolescente con toques sutiles y escasos, no siempre legibles, de humor muy tenso y punzante ante un ser autista afectivamente, de catatónico andar por la vida que es despertado a la sonrisa, alegría y deseo de compañía por el amor incondicional, resistente y persistente, no importa qué, de un joven -Kévin Azaïs- que, aunque no la entiende, si que entiende la necesidad, aún no admitida, de su presencia anímica y mano amiga.
Irascible visión ante el desdén, desprecio y tormento de este gato acorralado con uñas y ganas de enfrentamiento que no encuentra su lugar ni acomodo en la sociedad, asombro de la devoción de quien está dispuesto a esperarla y seguirla al fin del mundo, a ese bosque de selva naturaleza que le mostrará su carencia más enorme, ese gélido, hermético interior que cree lograr la subsistencia con la única necesidad de su preparado y musculado cuerpo que le sirve como máquina feroz que aisla a todos los que le rodean, observación de la violencia como síndrome de impotencia y la solidez del afecto de un querer profundo como cura a tanto dolor.
Apetitosa y sugerente por ver emerger la calidez, florecer la humanidad después de tanta frialdad y aspereza huraña ante la firmeza, consistencia y fiabilidad de quien nunca te falla, un perfecto sargento de hierro preparada para la guerra con el mundo pero vulnerable y débil a la guerra consigo misma y desorientada ante una caricia, abrazo, beso inesperado que no espera ni solicita nada, que lo da todo sin cuestionar, pedir ni juzgar nada pues, nada desequilibra, desarma, rompe y asusta más que el amor sin condiciones que se conforma con estar a tu lado, con ser presencia que roce tu espacio, que soporta todas tus agresiones, ataques y acometidas con bondad, amabilidad, resignación y delicadeza puesto que..., él es la voz silenciosa de tu alma, la posibilidad de ternura en tu corazón, esperanza de alegría en tu vida.



lunes, 23 de febrero de 2015

El francotirador

"Yo sólo protegía a mis chicos, ellos intentaban matar a nuestros soldados; estoy listo para conocer a mi creador y responder por cada disparo que hice; la cosa es que me atormenta los chicos que no pude salvar" y tres salvas fueron disparadas en su entierro y la bandera de barras y estrellas entregada a su viuda mientras la nación entera le despedía y lloraba..., USA, experta en glorificación de dramas verídicos, elevados a los altares, de decoración pomposa y grandilocuente.
Quien espere ver el cine del mejor Clint Eastwood director se puede ir olvidando, este sabio, diligente, astuto y avispado ojeador de la cámara, inteligencia sensible de fotogramas y meticulosas secuencias se limita a poner imágenes y voz a las palabras que el propio Chris Kyle escribe para narrar sus vivencias como soldado en acción, en espera, vuelta a la acción hasta completar un total de cuatro misiones y, retirado; está claro que el californiano veterano actor/director sigue siendo republicano.
Quien espere ver una de las mejores interpretaciones de Bradley Cooper hasta el momento no saldrá defraudado, el respeto que siente por su personaje, la implicación personal en el proyecto, la evidente dedicación de su esfuerzo, el plasmado empeño en su simbiosis, el carisma que desprende cada una de las escenas con la mira puesta en la fotografía presencial y cuidada de esta leyenda norteamericana lleva a ambos, director y actor, productores el uno y el otro, a la mayor consideración y admiración por su figura, al acatamiento de su historia sin duda de nada ni opinar en algo, postura neutra y dócil que se ciñe a contar sus memorias y que su nombre corra de boca en boca, especialmente norteamericana, para pasar a los anales de la orgullosa y patriótica historia donde, sin duda, ya está consagrado.
Por tanto, queda un desfile de sucesos que marcaron la vida de este texano que acabó siendo el mejor francotirador de los Seal, empezando por un lema grabado a fuego en la conciencia "No temas, te sientes mal pero, tienes que hacerlo" que alivie posibles remordimientos; retrocediendo a la infancia donde, la ejemplarizante cultura paterna, le inculcó qué clase de hombre sería "Hay tres clases de personas en el mundo, ovejas, lobos y perros pastores; algunas personas..., no saben protegerse, son las ovejas; están los malvados..., maltratan al débil, son los lobos; están los benditos con el don de la agresión y la necesidad de proteger a los débiles..., viven para confrontar al lobo, son los perros pastores; no criamos ovejas en esta familia y les azotaré si se vuelven lobos", para proceder a relatar la noria emocional, caos andante en que se vuelve su vida, un efectivo ejecutor soldado/hermético y callado marido, loable, fiel e impacable compañero de batalla/moribundo padre presente de cuerpo/ausente de pensamiento que sólo vive para volver a campo de acción y cumplir con su trabajo, acabar con su inicial misión que consiste en no abandonar nunca a un compañero pues "Nosotros protegemos a los nuestros" y, aunque el ruego de su amada mujer sea "Tienes que lograr volver a nosotros..., necesito que seas humano otra vez, te necesito aquí, conmigo", el orden es "Dios, país, familia" y, sólo cuando sanee las cuentas pendientes en tierra hostil y honre la memoria de sus hermanos y cumpla con su obligación, podrá volver a casa, una vuelta a un hogar donde se siente perdido e inútil, en agónico desfase anímico y donde su siempre recta, cabal y ordenada conciencia debe encontrar un nuevo rumbo por donde continuar contribuyendo a la dignidad, esplendor y honor de su país manteniendo un consistente sentido del deber que siempre ha regido su crianza, moralidad y andadura.
Respecto a su recepción y visión, entiendo la fascinación sentida por el pueblo norteamericano que ve la máxima de lo que significa el patriotismo, ser buen hijo, bendito hermano, honorable soldado, fiel amigo, cumplidor marido, ejemplarizante padre, modelo puro de virtudes que cualquier ciudadano de dicha tierra debe estar orgulloso de conocer e imitar en lo posible; para el resto de nosotros, la película no tiene mucha emoción, ni gran adrenalina ni excesiva pasión, la seguirás con interés o mirarás con ínfimo afecto, la aceptarás con atención o rechazarás por desapego, altivez o desdén que se mueve según sensibilidad propia e ideas morales subjetivas de cada uno pero, como filme bélico sobre Irak, los hay mejores/ como relato de hazaña individual, los hay de mayor grandeza/como curiosidad de vida y actos llevado a cabo/digamos que sólo logra rozar tu implicacion y apego en su trágico final, soberbia interpretación lograda de quién era y cómo vivía el héroe nacional, maravillosa veracidad y realismo en la plasmación del día a día de las calles donde habita la muerte sin pedir permiso pero, sin duda, no sentirás la devoción, admiración, connivencia y orgullo de Eastwood, Bradley y todo el pueblo norteamericano por la historia de este épico marine ya que, sólo ellos se levantan cuando suena su himno, se alza su bandera y realizan sus faustos nacionales, a ti ni-fu-ni-fa; un espectáculo más, entretenido por momentos/excesivamente alabado en otros, un patrio y fervoroso "Born in the U.S.A", de un magnífico Bruce Springteen, de adoración eterna como lema y estandarte musical nacional, da igual lo que diga su letra y las intenciones de su autor al escribirlas; a levantarse, cabeza firme, mirada concentrada y mano en el pecho.



domingo, 22 de febrero de 2015

Out in the dark

Un joven sale una noche de fiesta, acude a la discoteca a ver a sus amigos, en la barra conoce a otro joven, se caen bien, se gustan y empiezan a conversar, ojeadas discretas, roces leves, risas complices e intercambio de teléfonos, vuelven a quedar, se están enamorando; hasta ahí, todo normal, nacimiento de una relación entre dos personas expresada con mucha sensibilidad, delicadeza y enorme ternura de miradas cálidas y manos que buscan un necesario y adictivo contacto de la piel del otro sólo que, él es palestino, estudiante que sueña con ir a Londres a acabar sus estudios y buscarse un futuro lejos del conflicto y suciedad patriótica que recorre su país/el otro es un abogado judío de buena posición y familia acomodada que trabaja en el bufet de su padre, uno oculta su condición gay pues su muerte sería segura/el otro presume de ella, ya fuera del armario, sin esconderse de nadie, uno vive en constante peligro y temor/el otro descubrirá que tampoco está a salvo del miedo, la corrupción y el abuso de los líderes de su país, una relación bonita, hermosa y natural que se complica por sus estados de procedencia y la carga bélica, religiosa, social, ideológica y feroz que arrastran que, aunque no va con ellos e intentan vivir su romance al margen de todo, se verán afectados, acorralados, sometidos y puestos entre la espada y la pared donde, elijas lo que elijas, estás muerto sin clemencia, miramiento ni pena.
Ese agónico, perturbador y oprimido telón de fondo, escenario de eterno enfrentamiento entre dos tierras de aberración mutua sin fin es lo que destaca y llama la atención entre dos personajes que inician su andadura juntos en busca de una posibilidad de éxito para su nuevo proyecto, que intentan saborear los pequeños momentos de intimidad, placer y felicidad compartida conscientes del peligro, represión y argucias que les esperan por la calle, al girar la esquina o de frente, por la cera, de estos nuevos títanes que actúan en nombre del honor del pueblo sin pudor ni esconder su maldad.
Excelente la interpretación de Nicholas Jacob, expresiva sensibilidad sugestiva acompañada, en una actuación de igual arte, por Michael Aloni que logran crear un ambiente seductor, intimista, acogedor, refugio escondite de la carga personal que arrastra cada uno y del terrorismo que impregna las ciudades de las que proceden.
El amor de la religión como arma mortífera que aniquila y mata el amor de pareja, padecimientos, dolor y vejaciones de una justicia nacional que tiene sus manos manchadas de sangre enjusta derramada sobre inocentes víctimas utilizadas en nombre de un ser superior, deleznables movimientos impunes que ensucian lo más precioso del mundo, dulces, bellas y vívidas emociones que bullen espontáneamente y sólo solicitan un ínfimo camino que recorrer para poder explayarse, abrir sus alas, afianzar sus pasos y expresar libremente esa grandios conjunción de sentimientos varios, incontables, incontrolables, sorprendentes, maravillosos que inundan tu alma e incendian tu cuerpo.
"Eres el amor de mi vida, tú eres mi vida...", sinceras 
y queridas palabras de alto coste en su práctica, opciones de desenlace que se reducen, afilada navaja que presiona con mayor insistencia, incertidumbre expirante que arruina la beatitud y placer de sus emociones compartidas; Michael Mayer presenta con sutiliza, sumo cuidado, finura y elegancia la historia de amor homosexual de dos jóvenes en tierra hostil cuyo grado de martirio, sufrimientos y horror va creciendo al compás de la fortaleza y resistencia de su compromiso que pide a gritos vivir su amor pues éste ya encontró rumbo a pesar de la violencia, brutalidad y heridas crueles de odio perpetuo de quienes les rodean.
Sencilla, modesta, se aprecia con estima, se observa con facilidad, incoherencia de dos pueblos que no hallan la paz, radicalismo que no permite abrazo, comprensión deseada que no encuentra salida, muestra tibia que plasma una realidad escondida que llama desesperada para poder iniciar una ruta distinta al presente de vejación y terror, potencia tenue de profundidad insinuada pero en la que no se incide pues resulta innecesario ante el carisma de estos dos romeos que se encontraron y pasaron de Julieta, sincera emoción de devoción válida para ablandar tu corazón y envolver tu alma pues "Por ti las puertas de sol y las madrugadas, por ti los sueños de amor y las noches amargas, por ti las palabras bellas, las dulces canciones...,por ti fue el amor y el odio, la paz y el tormento; por ti la ilusión y el gozo de vivir queriendo; por ti sigue viva la estrella que guía mis pasos; por ti no me desmorono ante los fracasos. por ti la contradicción y los disvaríos, por ti cada sin sabor, cada sin sentido; las lágrimas, las puñaladas, también las caricias; los celos, la furia callada, mi mejor sonrisa...," ¿quién no lo ha sentido, por ti, por él o por ella?



sábado, 21 de febrero de 2015

Space station 76

Planteamiento apetitoso, de perspectiva interesante, que nos retrotrae a los años 70 pero, con la tecnología de un mundo futuro donde ya no se habita en la tierra sino en naves/vecindario donde se convive, trabaja y realiza la vida, austeridad y melancolía para un entorno trágico, de pesadumbre y fatiga que se absorbe con letanía hiriente.
En general, la atmósfera es depresiva y desmoralizadora, deprimente estructura gélida y rígida en su corregido disparate para personajes fríos, secos y apáticos, de gran desdén y desaire en su apariencia externa pero, ardientes de necesidad, fervor y calor en un interior que se muere ante los pocos nutrientes que halla para alimentar y mantener vivo su machacado corazón y una esperanza martirizada pero que todavía sueña y espera esa mano amiga y abrazo sincero.
Gente con dolor, angustia, soledad que crea un ambiente donde se respira insoportable infelicidad, trauma soporífero de gran individualismo, tortura emocional, carencias afectivas y una tirantez, presión e insatisfacción en las relaciones personales de unos con otros que amordaza, enrarece y seduce angustiosamente pues, tanto tormento sin salida es fuente de atención inimterrumpida.
Un amargado capitán, borracho y suicida en potencia, abandonado por el amor, no reconocido, de su vida; una madre envidiosa, drogadicta a las pastillas y las terapias robotizadas; un padre que evapora la agonía y tristeza de su existencia entre porro, alucinación y otro porro más; una niña que no sabe serlo pues nunca a jugado o ha estado en contacto con ninguno, en exceso adulta, seria, reservada y solitaria que recorre los pasillos de la 
ubicación/vivienda como moribunda desganada e inapetente; una triunfadora mujer sub-capitana que, en realidad, se muere por encontrar el amor, pillar marido y tener hijos; un caradura sin moral conocida que consigue todo lo que se propone con facilidad descarada sin remordimientos..., una continua ligereza de cascos y nulidad de mente para gente estéril afectivamente cuya relación con los androides que les facilitan la vida es peculiar, chistosa y anecdótica, diálogos punzantes y agudos en situaciones ridículas y penosas en los que, lamentablemente, no se profundiza ni saca todo el provecho previsto ni beneficio querido y, ese es su gran fallo, nulidad, grave recriminación a echarle en cara a este filme ya que se conforma con pinceladas ínfimas y escasas de la jugosa ensalada presentada y que podría haber obtenido con un sazonado más penetrante y perverso, mucha ironía y mordacidad en el contacto con el metal humano fabricado/antipatía, desazón, desafecto con el humano de casta, película futurista situada en el pasado facto donde la mediocridad, aspereza e insatisfacción anímica de la existencia es la nota habitual en una discordante situación carcelaria de ahogo, dolor y opresión.
El ser humano con sus debilidades, decepciones y penurias trasladado a un habitáculo inerte, despersonalizado, sin espíritu ni esencia para presentar una vida de rutina atascada y bloqueada, obstrucción claustrofóbica latente, atoramiento no sólo metafórico sino, sobretodo, viviente y experimentado.
Tiene un punto curioso, de fisgoneo, novedad apetecible por extraña rareza y singular extravagancia de la combinación planteada, letargo de sentimientos y pausa de movilidad para una visión lenta y falleciente de quien sufre, padece y va muriendo lentamente aunque, no logra un resultado a la altura de lo previsto y de sus variadas posibilidades, destreza no hallada ni en la habilidad de los encuentros, ni en la confrontación de las situaciones ni en la excepción de los roces, es apática y dormida, de mucha pesadumbre y esquiva acción, mortífera andadura para seres desganados, dañados en su sensibilidad con grandes carencias por cubrir y, justamente, ese es su atractivo, aliciente y morbo, la seducción de la dejadez, tortura y dolencia de quien se halla perdido y no va a ninguna parte.
No es para todos los públicos y, para quienes la escogan, la delicia y placer sabrá a poco, pequeño resquicio que no explota todo su material, lúgubre mal rollo de idea genial pero plasmación pobre pues padece de anemia creativa sobre qué hacer con el padecimiento y la contrariedad de sus creaciones.
Jack Plotnick, te olvidaste de sacarle todo el jugo a la delicia de la pena, al regodeo de la lástima, al cautiverio de la desgracia, a la mirada de la desolación, a las mieles de los sinsabores, al gusto por lo decrépito, a la fascinación por la flagelación, a esa costumbre por la amargura, adicción al desespero y la perpetua caída emotiva, sugestiva inspiración cuya lucidez no dio para todo su espacio/tiempo.
"Ay pena, penita pena, pena, pena de mi corazón, que me corre por mis venas, penas de la fuerza de un ciclon y es lo mismo que un nublao de tinieblas..., y es un potro..., que no sabe a donde va...,y es un desierto de arena, pena, y es mi gloria y pena, ay pena, ay pena, ay pena, penita pena...", ya que, ¡nada más empezaste, te paraste!, drama de ciencia ficción de tantos guionista en su elaboración.



Paddington

Cine para todo el público, ligera comedia familiar para pasar el rato con disfrute nada complicado, por tanto, como indica su nombre, ves dispuesto a reírte en compañía de tus seres queridos, -pensada especialmente para niños-, amigos entrañables y colegas guasones o, conviértete por noventa minutos en uno de ellos, de mirada cándida, oídos atentos, ojos que se asombran, boca muda ante lo ofrecido en pantalla, manos agarradas al asiento a esperar la sorpresa, amplia sonrisa facilona siempre dispuesta a su presencia, gestos inocentes de sentimientos varios según vaya transcurriendo el relato por los puntos previstos..., es decir, curiosidad en la presentación del protagonista -oso que por necesidad emigra en busca de un nuevo hogar-, lástima por su inesperada desgracia -abandonado en estación desconocida sin conocer a nadie ni saber dónde ir-, alegría de repentina y fortuita aventura -acogida temporal, por familia bondadosa, llena de reveses, malabarismos, volteretas y accidentales mareos que amenizan, entretienen y ocupan tiempo-, el susto y miedo de la mala malísima que quiere destruir su nueva felicidad descubierta, temor y preocupación del contratiempo que le lleva a caer en sus manos, descanso, alivio y aplauso del rescate glorioso de orgullosa familia feliz a la que ya, de por siempre, pertenece y..., ¡colorín, colorado, este cuento se ha acabado!..., sólo que, la bruja de todo digno relato fantasioso, una estilizada y supernova 
Nicole Kidman, queda muy lejos, incluso estéril, en su función desgarradora del alma e ilusión de los más peques de la maravillosa y deslumbrante Glenn Close de "101 dálmata" como Cruella de vil cuya motivada malicia, demencia latente y locura manifestada era sabrosa, inquietante y terrorífica, no un posit moderno de creación cibernética rubia que apenas da para sentir conjoga o turbación..., sólo que, el presente y novato peruano oso, como extraño visitante en Londres y sus precipitadas torpezas dan para unas primeras carcajadas y delicias pero, después suenan a repetición abusiva y forzosa exhibición, con un poco de exageración infiltrada, para prolongar lo que se quedo en su principio, unas honestas risas y sinceras muecas de complacencia que no van más allá de los primeros minutos..., sólo que, la referencia a varias escenas clave y carecterísticas de diversas películas es toque estiloso de grato instinto que no consigue afianzar el efecto pretendido..., sólo que, aún sabiendo la ilusionante acogida como huésped invitado en casa temporal, el rechazo oportuno del 
huraño cabeza de familia, el amor, cariño y comprensión maternal, la amistad inmediata con un hijo más dispuesto, la torpeza áspera pero solucionable con otro -de normal de género distinto para cada rol- y no hacerle ascos a su previsible camino de andadura llana y anticipada, nada que ver con un glorioso, sublime y magnífico -inolvidable, al que se echa de menos- "Eduardo manostijeras" que encarnaba a la perfección, con maestría sensible y emoción abierta, el susodicho proceso a recorrer.
Vale, no seré canalla ni maligna ni exigente pero..., ¿no son los niños sinceros en su reacción, nítidos en su expresión, evidentes en su gesticulación, obvios en si algo les gusta o resbala, si genial o ni-fu-ni-fa, a los que no se puede dar gato por liebre ni engañar con medias tintas?, porque, al principio, muchas exclamaciones de contento, diversión y entretenimiento honesto que van desapareciendo, lentamente pero con clarividencia, hasta el silencio inhóspito por ínfima emoción o la habladuría molesta por desconexión de lo narrado.
Paddington, corazón, un montón de halagos y alabanzas te caen por doquier, merecidos ante la fantástica, esmerada y lustrosa técnica trabajada para llevar tus tradicionales relatos y aventuras a la gran pantalla, con actores de renombre inglés acompañándote en la expedición y una comparanza como el nuevo Little Stuart, amante de la mermelada y más gordito..., siento decirte que, concluyente exageración por falta de evidencias no halladas ante tanto peloteo pues, eres simpático, algo gracioso y molón según se mire -¡quién no ha querido tener un gran oso de peluche que, a la postre, te hable amén de dar abrazos suaves y esponjosos!- pero ¡tampoco das para más!, tus compañeros de fotograma y pantalla parecen canicas a la espera del siguiente golpe y rebote y, el pequeño ratoncito era de baja estatura pero transmitía un enorme corazón, un fabuloso carisma y una sencilla sensibilidad que te llegaba al alma que aquí, por desgracia para mi, no encuentro.
No es buena señal que, mientras vas haciendo camino en tu animada expedición, vaya recordando hermanos mejores de comedia familiar e inventiva artística más suculentos y apetecibles que lo que aporta tu presencia.
Das para pasar el rato, eso sí, pero si aparece cualquier pariente cercano de similar traza -o incluso lejano- te dejo y ¡me cambio de vagón, butaca y película!, no te ofendas.



viernes, 20 de febrero de 2015

Suburban Gothic

Si yo fuera el espíritu fantasma que se busca, me mantendría alejado de esa casa y lejos de esa familia pues ¡son ellos los que realmente dan miedo y me molestan!
En ocasiones, eliges ver algo superficial, de contenido vago y nimio, irrisorio relato insulso de poca sustancia y consistencia que entretenga y no maree la perdiz pues, ese día, ya está todo bastante revuelto, incluso una historia de reseña aún más inferior que el propio adjetivo ligero, frívolo y majadero y, por suerte, das con ello, una aventura medio cómica/medio terrorífica de un joven desesperado y cuerdo a pesar de sus paranoicas pesadillas que, tras no encontrar trabajo y sin recursos, debe volver a casa, al amparo y hogar de unos particulares y decisivos padres, perturbados sociales encubiertos, que marcaron su adolescencia y, ahora, arruinan su maltrecho presente.
Sólo este hecho ya es bastante friki y tormentoso como para dar mucho de sí, pero si a ello le añadimos que su protagonista, Matthew Gray Gubler, deja de lado su superior intuición, agudeza e inteligencia para analizar y cazar asesinos en "Mentes Criminales" para dedicar toda su atención, quiera o no quiera, a la escucha y terapia de seres de ultratumba con cuentas pendientes todavía en la carnal y material tierra, esencias mancilladas que reclaman su respeto y una justicia que, por el momento, les huye, que permita abandonar el limbo donde se hallan y acudir a donde sea su próximo destino les atraiga, la cosa resulta más suculenta y apetitosa si cabe.
Las fobias de volver a morada de infancia en iracundo pueblo de nacimiento, la aversión a perfidos conocidos aún presentes en sus moribundas calles, perversión irónica, sagaz y de perspicacia sabia en la relación paterno-filial, dulzura escocida y agobiante en la maternal, sofocantes pensamientos de traumas no resueltos que vuelven a chirriar en su llamada inquietante, surrealismo unas veces más conseguido/otras más esquivo de apetecible comienzo y marcha delirante, costumbrismo con ofensiva alteración de la pauta marcada, excentricidad que bebe libremente de la desfachatez con algo de sentido, un caos circunscrito en la realidad paranormal -más de este mundo que del otro- cuya gracia, salero y diversión, lograda por momentos alternos, se debe a su fantástico y desinhibido intérprete que consigue levantar y mantener, a buena altura, las deficiencias de un guión que empieza con fuerza, carisma y excelentes perspectivas, que profundiza por tan espectacular y desquiciada ruta, fundamentalmente gracias a su mordacidad dialéctica y agudeza empática en sus estridentes escenas, durante largo trayecto para bajar su listón y perder el juego de ilusión, fantasía y despropósito marcado en sus estelares inicios.
Esta familia Adams de decoración envuelta por Agatha Ruiz de la Prada situada en la moderna, con expectativas góticas, provinciana de aire tóxico Twin Peaks -referencia homenaje al pasado recordatorio de Ray Wise, papa protagonista-, no da para mantener su esquizofrenia, desmadre y jolgorio durante los 90 minutos de su duración, resuelve la primera hora con estilo, agudeza y un compás alegre, superfluo y ameno que ambienta gracias a su veloz dinamismo y pausa rítmica de agravio, tras afrenta, tortazo, descanso y empezamos de nuevo la dicharachera pelea pero, en su recta final, pierde aceite, ralentiza su habilidad y presteza y su porte de enfermos psicóticos que están para que los encierren se tranforma en adecuada y supervisada consulta de psiquiatra con traje y corbata que hace tiempo dejó atrás los excesos, esos mismos con los que te has reído, mofado y disfrutado tanto hasta ese momento.
Locura sana que opta por la moderada, también aburrida, cordura hacia sus dos tercios, que olvida su propósito de origen por la adaptación a la envolvente sociedad, una suculencia de Richard Bates jr. cuyo estilo da para un buen rato, no para toda la velada, que transforma su estrambótico baile de coreografía dispar en unos pajaritos coordinados, antesala previa en el tiempo al descabellado e inexplicable triunfo de la Macarena.
Osadía de estupidez, pantomina y gamberrismo que no acaba de cuajar en su desnivelada y desquiciada estructura y que anula su erotismo seductor al intentar nivelar esa sabrosa zozobra rebelde y revuelta, pierde su enigmático atractivo al acomodarse en su desenlace de trayectoria descendente siendo, en la recta final, donde hay que acelerar y afianzar el ritmo para ganar la carrera; salida espectacular, coge buena posición, mantiene su avanzadilla, pulso firme y seguro y, de repente, ¡zas!, resbalón y traspiés, se queda sin medalla ni podium aunque, sí un certificado de honor y participación por llegar a meta.
Válida para el propósito encomendado, irrisorio relato insulso de poca sustancia y consistencia que entretenga y no maree la perdiz pues, ese día, ya está todo bastante revuelto; ¡mira por dónde!, a veces ¡los sueños se cumplen! 



jueves, 19 de febrero de 2015

Lasa y Zabala

¿No es un crimen recitar de memoria, sin apenas sentimiento, afecto o ganas, de carrerilla gramatical memorizada los versos de García Lorca?, ¿no es delito pronunciar sus escogidas palabras, bellos íntimos vocablos sin sentir su pasión y frenesí o apreciar su hermosura?, ¿castigo de pena merecida no transmitir su emoción y delicadeza exquisita, de profundidad amarga y desoladora, al transformarlos en presente voz y ser captados por el agudo oído?
Si alguien de fuera, extraño ignorante de nuestra historia y desconocedor de los nombre Lasa y Zabala, viera este relato, ¿crees que se llevaría una impresión digna, justa, potente y corrosiva de la importancia de estos hechos en el pasado de nuestro país?, ¿de su inquisitivo daño, error imperdonable y crudeza de actuación que cuestiona los poderes y la misma democracia?
Los irlandeses, con su propio conflicto, realizan películas de aplauso, impactantes, sobrecogedoras, fustigantes y demoledoras sobre los hechos deleznables que tuvieron lugar mientras éste duró, los americanos hacen filmes de Oscar sobre su aberrante esclavitud de la gente de color y las atrocidades cometidas..., ¿es ésto lo mejor que sabes hacer, Pablo Malo?
Un relato frío, sin garra ni chispa, de sensibilidad nunca hallada ni sentida, vacío anímico por su nulo aporte de conmoción, exaltación o atención digna, ausencia de fuerza, energía y ardor, simplemente correlación de los sucesos y su procesamiento judicial, todo ello narrado con un débil y flojo guión, peores diálogos, y unas actuaciones estériles y distantes que apenas conmueven ni sugestionan ni evitan un distanciamiento anímico y mental que surge sin previsión y que cancelan el poder apreciar e involucrarse merecidamente en lo contado.
Y, eso, es faltarle el respeto a los dos muertos, no evocar toda la tensión de esos días, el desgarro vivido, la incertidumbre familiar, la humillación de las víctimas, el pundonor de los miembros participantes,la vergüenza política, la adrenalina del juicio, la presión mediática, el colapso público, la inmoralidad de quien se vale de la ley, la angustia de lo oculto, la frustración de la mentira, la dominación ilegítima apoyada en instituciones, la alienación inquietante de su poder..., pasar por esta historia lúgubre y apetitosa de contar y filmar, como quien lee y observa una película de asesinos y asesinados de media-baja calidad es nulo perdón meritorio.
Hablamos de un gobierno democrático que organizó un grupo para secuestrar, tortura y matar a gente etarra en secreto, sirviéndose de su cargo y, para la postre, éstos se equivocaron y eligieron a víctimas inocentes..., ¿cómo puede ser que me aburra y me tiente la somnolencia durante su visión?
Imperdonable la cinta tenue, escasa y sosa realizada, sin apenas valor ni coraje, poca claridad informativa y suculencia perceptiva en la presentación del escenario de 1983, desdén y desgana en la investigación policial y procesamiento judicial 10 años después, propuesta estéril de motivación apenas despertada que vuelve a separarse involuntariamente, a la mínima oportunidad, a pesar del inicial y apetitoso interés racional por ella pues, cualquier documental sobre stos marcados y agonizantes hechos es más apetecible, placentero y le da mil vueltas.
Necesario, justo e importante rodar y narrar estos acontecimientos para conocimiento de futuros, constancia de la posteridad y compensación del pasado sufrido pero, más empeño, esmero, astucia, picardía y cautivadora ostentación, diestra profundidad en su desarrollo y resultado, no un ejemplo de la debilidad que, en ciertas películas y momentos, muestra el cine español en su trabajo y filmografía.
"¿Un último deseo para el pueblo vasco?, que caminemos cada uno hacia donde queramos pero con dignidad, que esto no vuelva a ocurrir más"
Sabes ese comentario inocente y espontáneo que todos emitimos al ver, en el telediario, una noticia impactante, sobrecogedora y espeluznante que impresiona, sorprende y te deja sin palabras..., ¡de aquí sale una película genial!..., sigue esperando pues, la realidad, supera con creces esta ficción.



You want me to kill him

"Aquel a quien los dioses quieren destruir, primero lo vuelven loco", Eurípides.
Enajenación mental..., acción exenta de responsabilidad criminal pues al tiempo de cometer la infracción penal, a causa de cualquier anomalía o alteración psíquica, no puede comprender la ilicitud del hecho o actuar conforme a esta comprensión; locura, demencia, pérdida de la razón, restricción de la persona jurídica, eximente porque la persona se encuentra en un estado mental en el cual no puede hacerse responsable de sus actos por la falta de juicio.
Internet, el ciberespacio y todas las relaciones sociales, emocionales, anímicas, personales, falsas y verdaderas que tienen lugar dentro de ese imaginario e infinito mundo intangible donde confundir la realidad con la fantasía es cuestión de buena voluntad y decencia de sus locutores, cabecillas y protagonistas y donde es fácil caer en la provechosa mentira, la beneficiosa distorsión, la preparada recreación e invención dirigida de quienes no pueden tener un perfil en la calle y ocultan su prima observación y perturbada conciencia detrás de una pantalla protegidos por las cuatro paredes de su fortificada habitación, despiadadas manos que teclean con malicia, desprecio e interés maquiavélico las teclas inocentes de una máquina perfecta para ocultar su ser y diseñar el dibujo de quienes sueñan ser pero no logran alcanzar a través del contacto humano, cara a cara de mano desesperada y necesitada ante tanta soledad y desapego.
"Le caía bien a todo el mundo, sólo quería ser su amigo", excusa que motiva la acción de una mente perturbada, desquiciada y confusa entre los límites del bien/mal, lo correcto/erróneo, precisada de cariño, amistad y abrazo que no distingue ese necesario y urgente stop, parada a tiempo para no herir a quien te acoge y abraza como hermano.
"Se tu propio maestro" sólo que los términos son tan difusos, las acciones tan manipuladas, las palabras tan mancilladas, los hechos tan burlados y los sentimientos tan humillados y deshonrados que es grotesco el cuadro pintado y esperpéntica la situación vivida.
Juega contigo a seguir al joven protagonista/víctima de lavado de ideas por su ficticia realidad sentida, por su falsa creíble existencia moldeada a gusto del dios protagonista, tan facto, consistente y sólido que le lleva a despreciar ese presente de comunicación directa y el intercambio inmediato de sus acciones y vivencias, ese infravalorado comunicarse con voz y piel, mirada y escucha, tensión de la equivocación y nerviosismo del vivo y en directo inmediato y lo hace con logro manifiesto de acierto cumplido pues sigues sus pausas, mentiras, falacias, engaños, movimientos manipulados, aciertos y fracasos con creencia pueril y benigna de jugador que acepta el juego sin saber que ya está jugando, jugada en la que se intuyen pequeñas gotas y pinceladas de duda, fallo y 
equivocación de lo vertido, de la historia plasmada y vendida pero sin salirte de ella ni encontrar la laguna aclaratoria que motive tu desgana y desapego, todo ello realizado con gracia y esmero, sencillez de contarte una historia, basada en hechos reales, breve, amena, con buen ritmo y de digestión apetecible que, a pesar de no alcanzar grandes cuotas supremas, te atrapa con modestia, te mantiene a su lado con facilidad, ingenuidad e inocencia y permite su querido y apreciado disfrute, digustación y placentero consumo.
Los peligros y miedos de ese submundo al alza en contraste con la infrarepresentación del conocido de toda la vida, timidez, modestia, ligereza y eficiencia práctica del mensaje que se quiere expresar y que se devora y alimenta con su misma eficacia, nada destaca pero todo se entiende y capta.
"Has tenido una vida loca, ¡nadie aquí lo creería!..., quiero tener una vida loca", sólo tienes que creerte todo lo que se dice, escribe y cuenta por la red y ¡verás lo loca que se vuelve tu vida!; las suculentas mieles y despreciables castigos de la conveniente, oportuna, asfixiante y desdeñable enajenación mental, ¡abre la red y obsérvala!
Que falta de pasión, miramiento, devoción, aprecio y estima por el abrazo cuerpo a persona, tacto a emoción, corazón, adrenalina, sabor, aceleración, pulso, mirada, estupor, oído, rubor, olor y éxtasis, todo ello de inicio a través de las bellas y sugerentes manos, ¡menudo arte!



miércoles, 18 de febrero de 2015

Carre blanc

Futuro no determinado, donde sobreviven los fuertes y robustos que se adaptan al sistema, que participan del juego y son los mejores, que obtienen el mejor resultado en inteligencia, sagacidad, habilidad, resistencia y provecho, adaptación -fingida o no- a la ruta ganadora, al tren de cabeza cuyo transporte no espera por mediocres, ordinarios o dubitativos sin coraje, empuje ni talento, de ambientació rígida, gélida y lúgubre y espíritu laico, rancio y nocivo para una sociedad estéril, endurecida y fallecida en existencia afectiva, ineludible succión emotiva que aleja los sentimientos y su debilidad, la alegría sentida y su bienestar, cualquier síntoma de delicadeza, afecto o conmoción por con los semejantes, que controla y apaga cada exaltación, impresión y amigable pálpito humano para evitar el caos sensitivo, la ternura bondadosa, la calidez corporal, el cariño anímico y la caída en la compasión, simpatía, indulgencia y empatía por quienes nos rodean, un destacar por encima del resto, ser elegido y sobrevivir, al precio que sea, de nuestro moribundo de espíritu -pero aún no muerto- protagonista que se ha convertido en el mejor monstruo del reino de los osos -es continua la referencia y símil a esta raza animal y su supervivencia extrema- al superar, el osezno retoño, ese forzoso abandono materno para fortalecer su carácter y endurecer su alma pues sólo los fuertes, poderosos y valientes subsisten, el resto a la bolsa de plástico y la furgoneta transporte para perdedores.
Aún no perdido en el reino de la inhumanidad, brutalidad despiadada y la crueldad sin contemplación ni pena será su mujer, compañera de atrocidades y duras experiencias desde la adolescencia, quien intente rescatarlo y reconducirlo al hombre/chaval que conoció y del cual se enamoró.
Ahora, después de este discurso Félix Rodrigo de la Fuente, párate un segundo a respirar y meditar si tienes apetencia por ella o no pues, lo escrito es la correlación y desarrollo de su guión, argumento de escape de la mísera prisión y máquina carcelaria de quien vive al margen de su corazón, apego y estima pero, otra cosa es lo que encuentres en sus escenas, fotogramas, acción y vivencias y la lectura subjetiva que extraigas de ello, en caso de que puedas llegar a hacerla sin antes abandonar y que le den dos tortas a tanto cine de símbolos, ideogramas, emblemas de lecció instantánea, maduración soberbia de recital intelectual y avanzado donde tienes que sobreentender lo que quiere comunicar y expresar porque, hacerlo en considerada palabra hablada de comunicación fluida es desprecio y ofensa ante la posibilidad de complicar la tarea y usar imágenes frías, estáticas, confusas y nubladas donde, al igual que en el mejor apalabrados, descubrir ese suculento e inteligente mensaje, sólo para unos pocos, no emitido en vulgares vocablos accesibles para todos.
¿Quién no se acuerda de los anuncios de Audi para entendidos, ilustres escogidos y listos demostrables que, aún sin salir el coche ni la marca y con una única palabra final, imagen impactante o sentencia de exiguo contenido leían, con claridad pasmosa, su pretendido sentido y destapaban la esencia de su galimatías?
Pues, una labor parecida deberás realizar en este enrevesado trabajo de Jean-Baptiste Leonetti que aporta tantas interpretaciones como videntes la escojan incluyendo posible abandono por aborrecer esa altiva mirada donde los j.a.s.p. -joven aunque sobradamente preparado- se empeñarán en dilucidar tan meritoria tarea y donde, los más mayores, cederán antes por sabiduría de experiencia curtida y donde, ni unos ni otros, puede que hallen el hilo correcto y sutil por donde andaba un guionista -¡anda, si es el mismo que dirige!, ¿por qué no me sorprende?- rocambolesco, engorroso y puñetero que se hizo la pata un lío en lugar de elegir la claridad y sencillez del diálogo extrovertido y abierto.
Sádica, helada, insensible, austera, frígida, parálisis permanente de atención receptiva, la escoges por ser diferente, distinta a la ociosidad acostumbrada siendo, dicho atributo, lo que te atrae y seduce de ella para acabar admitiendo haberte dado de bruces contra tu propia sugerencia e inspiración, piedra que se ríe de ti por tropezar continuamente en ella pues, de tanta visita ya parece ¡tu amiga eterna!
Por otro lado, ¿por qué el futuro siempre es tan despreciable, desapacible, rancio, sórdido, esperpéntico e iracundo? ¡Dan ganas de no llegar y quedarse por el camino! 
Puede que te acoples de pleno como un excelente trabajador o, aprendas a simular como nuestro héroe que despierta, a tiempo, de la agonía fingida de pretensión casi realizable y aprecies y estimes tan costoso y arduo trabajo sino, mala suerte, bienvenido a la bolsa de plástico y la furgoneta transporte de perdedores aunque, tan incómodo aquí no se está ¿no?