martes, 31 de marzo de 2015

Chappie

Moldea la vida, no dejes que la vida te moldee a ti", "Chappie, no dejes que los demás te arrebaten tu potencial"
¿Quién ha escrito esto?, ¿un niño de cinco años?, y el responsable de esta falacia de entretenimiento en vano ¿fue capaz de crear "Distrito 9"?, aquella maravilla ¿fue una excepción, dentro de la inventiva de Neill Blomkamp o, esto es un resbalón de un día de resaca que dio para un relato absurdo?
No se que es peor, el propio diseño del robot que ofende al original Cortocircuito, por estropear su porte y prestancia -más la estridente voz que le han asignado en el doblaje que ¡menuda elección!-, los necios diálogos de parvulario, los indigestos personajes, la mítica teniente Ripley dándole órdenes a un ingenuo chaval que todavía no sabe como quitarse de encima la estela del concurso millonario que ganó o ver a Lobezno, de zumbado ex militar, con pantalones cortos de boy scout jugando a los marcianitos con el primo, oveja negra de la familia, de Mazinger Z; revoltijo catatónico, ¡a cada segundo de avance peor!
¡Qué despropósito!, ¡qué estupidez!, Robocop con inteligencia artificial y miedo que prefiere pintar pero su papi quiere que aprenda a disparar -¿de qué me suena eso?, adivina, adivinanza, ¿territorio norteamericano donde se regalan rifles y lecciones gratuitas de papa para aprender a disparar a los niños/niñas para la comunión?-, criado por cenizos excéntricos, analfabetos y sin cerebro a la vista, a cuál peor, que desemboca en conciencia humana trasvasada a androide robótico -de resultado final..., ¡trío armónico para cantar pachanga!- dejando de lado la materia carnal innecesaria pues sólo somos razón, nada de cuerpo.
¿Qué ha sido de la pureza creativa de "Frankenstein", de la bella inocencia de "Eduardo manos tijeras"?, ¿qué moldeado han hecho aquí para llegar a tal esperpento?, un cardado, tinte, corte y pega ¡todo por el mismo precio!
Últimamente, cuando observo que escritor y director coinciden en una película, ¡échate a temblar!; yo no se si el ego potencial de su propia idea les ciega la vista, la creatividad y todo disfrute de posible originalidad de sus primeros pensamientos sobre qué quieren hacer pero acaban mancillando, maltratando y echando a perder lo que, en un principio, tenía buenas perspectivas de camino y futuro pero que, en la práctica, se convierte en algo infumable.
Al poco de empezar, ya observas que las actuaciones no son ninguna maravilla, que las sentencias de mínima comunicación son de patio de colegio y que los colegas son artificio diseñado en un mal día de ocurrencias nada halagüeñas; después tenemos su inspirada evolución que brilla por su ausencia y dos largas horas por delante para oír frases absurdas de gran memez en sus palabras, escenas penosas de tristes andares, filosofía barata combinada dolorosamente con vapuleado lenguaje que ofende al oído y todo un teatrillo de tres al cuarto que ¡vete tú a saber! el presupuesto que habrán malgastado para esta fanfarronada que te escribe cualquier aficionado con más acierto y gracia, simplemente, por el placer de imprimir las ocurrentes innovaciones de su mente en exquisitas palabras. 
Época de moda del género ciencia ficción con respecto a robótica de inteligencia artificial, sólo hay que hacer un recordatorio breve para dejar claro en qué lugar queda esta chapa indestructible a quien tatuaron como Chappie, y muchas cosas más que mejor olvidar; está la reciente "Ex Machina" que ni se molestaría en mantener entrevista alguna con el susodicho pendejo de batería sin recarga posible, el anterior "Autómata" que todavía estaría preguntándose de dónde ha salido este supuesto familiar tan desagradable, torpe e inapetente de tratar y observar, "Her", siguiendo en retrospectiva, que..., ¿qué quieres que te diga? más vale que vayas con amigos, te compres palomitas, te armes de paciencia y, si oyes risas de fondo, te aseguro que son forzadas por un desespero que, ante tanta ordinariez y calamidad, intenta sobrevivir a la desgana y soporífera ridiculez de lo plasmado con forzado estímulo de provocación voluntaria a la mínima que se observa algo parecido a un poco de graciosidad en alguna escena que, por 
otra parte, tratándose de ciencia ficción sobre inteligencia artificial, ¡tampoco es que vayamos bien!; eso sí, el dinero de la entrada no te lo devuelve ni Dios, ni el creador, ni el robot, ni el de la taquilla por mucho que le llores y..., vas a tener ganas de llorar y maldecir por el mal gusto de la elección y la irreparable pérdida de tu tiempo.
"Sólo hay dos cosas trágicas en la vida, una es no conseguir lo que quieres, la otra es conseguirlo", El señor de la guerra; yo vengo de toparme con ¡mi propia guerra y tragedia!



lunes, 30 de marzo de 2015

El séptimo hijo

Julia Roberts, Angelina Jolie, Meyl Streep, Glenn Close, Charlize Theron..., todas tuvieron su divino papel estrellato, de adorable mala malísima en cuento mítico o fábula épica, por tanto, se entiende el deseo de Julianne Moore de intentarlo, quererlo y desearlo pero ¿no encontraste algo mejor, con más fundamento donde poder lucirte y no parecer una caricatura de lo que pudo haber sido y nunca llegó?, una bruja más terrorífica, seductora o, mínimamente, apetecible en su irresistible atracción por el lado oscuro?
Y, por otro lado, tenemos a un, desde hace tiempo, perdido actoralmente Jeff Bridges que juega a ser el primo torpe de Gandalf en horas bajas, quien se perdió las clases importantes de guía espiritual de jóvenes aprendices y hace lo que puede con un personaje que es mezcla chiclé de todos sus similares antecesores.
Y, Ben Barnes mirando el panorama, con toda su ilusión vapuleada, pensando ¿qué maestro me han colocado?, a que me voy con la chica guapa a su akelarre familiar y, al menos, ¡me divierto un poco!, y mira que el proyecto ¡tenía buena pinta! "¡ójala fuera el sexto hijo!" 
En la primera escena, enfrentamiento entre ambos protagonistas, ya intuyes que la cosa no va a ir bien, que el nivel de lo ofrecido va a ser de calidad ínfima, tirando a la baja, ese exorcismo de Belcebú que ni impresiona ni impacta ni asusta ni transmite nada, nivel que, con tristeza y desespero, se mantiene como norma general de conducción durante todo el recorrido, una historia que cuenta con todos los ingredientes requeridos y esperados pero que en su manejo y combinación consigue ¡dormir a las moscas!, tedio que mina la inicial voluntad de disfrute y te deja con la inesperada sorpresa desagradable de desapego, desilusión e indiferencia.
Pasas por encima de ella sin brillo, emoción o ganas en un desanimado a-verlas-venir de consabidos y memorizados pasos que ¡ni las tablas de multiplicar!, argumento débil de guión poco entusiasta, lectura adolescente cuya visión se olvida de la chispa, gracia, carisma, de la pasión, energía y adrenalina que deben capitanear estar historias, ocurrencia pobre de resultado nimio que no da para mucho, no satisface ni a seguidores de este género, ni a complacidos lectores del libro, ni a chavales o adultos por poco exigentes que sean, es un hacer-por-hacer que indica que se está abusando de este tipo de relatos donde ni siquiera se cumple el "ir pa'na es tontería" pues, la tontería tiene un puntito de benevolencia, perdón y lástima condescendiente que aquí no se digna ni complace en aparecer.
"Todo lo que necesitas está dentro de ti, no dudes en mirar en tu interior", le dice una madre preocupada a su hijo que está a punto de partir a la aventura, "Francamente, querida, eso no me importa" como sentenció, sabiamente, Rhett Butler a Scarlett O’Hara porque, visto lo visto, ¡lástima de huracán que no llegara y arrasara con todo! 
Puede que el séptimo hijo, acompañado de sus hermanos diera para más, acá no llega ni a bocadillo sencillo para matar el hambre, simpleza banal que provoca enfado y desdén, aburrimiento básicamente.



Pasolini

Escasez..., sensación generalizada que no se supera en ningún momento.
La sinopsis lo dice claro, últimas horas de Pier Paolo Pasolini, el 2 de noviembre de 1975, antes de su muerte en la playa de Ostia, Roma, a las afueras de la ciudad, asesinado tras una noche en busca de placer y aventura, rebelde, incorformista y polémico, lucha contra el poder desde su exclusiva y particular percepción del arte, polemizaba con el marxismo oficial y el catolicismo a quienes llamaba "las dos iglesias", amado y odiado por igual, venerado por su simbolismo/perseguido por los censores, pasará sus finales horas trabajando, con su madre y amigos.
A todo ello, añádele una excepcional interpretación de Willem Dafoe que se funde, magníficamente, con el personaje para revivir y traer de vuelta su espíritu único de esencia irrepetible y la imaginación de Abel Ferrara para rellenar esas horas previas al trágico suceso donde combina las conversaciones y encuentros con sus conocidos y queridos con la fábula intuitiva de sus pensamientos respecto la obra que había escrito y de la que ofrece extractos en imágenes que toman doble sentido de vida y mensaje al ser las últimas palabras escritas por este peculiar, de oficio, escritor según rezaba su pasaporte y como a él le gustaba definirse -amén de poeta, director y filósofo- y que creía, con firmeza y por necesidad, en el derecho a escandalizar y ser escandalizado.
Poco más se puede decir, simple, llano y en bandeja para servir un manjar que no está a la altura del comensal en el que se basa e inspira, el estímulo en la visión de estas, fatídicas por el desenlace, últimas 24 horas no va más allá del interés documental de cómo pudo haber sido tal día y la devoción o interés que suscite, en tu interior, ello; los familiares con la obra del autor protagonista lo encontrarán banal y superfluo pues, dadas las buenas intenciones, el resultado no es tan halagüeño, los más alejados y desconocedores de su trabajo y persona, que sólo la escojan por curiosidad, la hallarán igual de banal y superflua pues no te acerca, en demasía, al personaje si no sabes previamente de él y la mezcla de realidad de los hechos y fantasía obtenido de su último guión no cuadran tan espléndidamente como debería.
Puedes llegar a apreciarla técnicamente pero, al tiempo, aburrirte enormemente lo cual te lleva a un aprobado raspado por la importancia del nombre escogido pero, también, a reticencia por la poca molestia tomada ya que, es una pena se conforme con tan poca suculencia respecto un director de tal apetencia.
Sabe a poco y lo poco no logra despertar tu atención ni fervor, corta en duración, contenido y oferta, con la cantidad de shows de 24 horas en la vida de fulanito, estrella fugaz del momento que se cree el centro del mundo, para una que si tiene la merecida categoría, dignidad y lo merece..., un, se certifica, aprobado raspado y, más por gratitud y displicencia por quien titula esta película que por lo recibido de ella.



domingo, 29 de marzo de 2015

Focus

Todo parece, nada es..., "los vaivenes de la vida, hoy nos llevan a ganar y otro día nos castigan con perder la paz y la dignidad"; ¡Céntrate, Will Smith!
El príncipe de Bel Air ya no corre, ni bromea, ni pega bofetadas, ni lleva pistola, ni salva al mundo, ni hace el payaso, ni es el chistoso del grupo, ha dejado sus fantasmadas y manifestadas charlotadas, de hilaridad casi siempre lograda, y se nos presenta como enamorado estafador con sentimientos encontrados y mucho lío a la hora de hacer su trabajo.
Un primer contacto a lo Ocean's eleven con mucho estruendo de fondo, paisajes llamativos, elegancia en la presentación, cambio constante de escenarios y música estentórea como tapadera de mucho habla con poco contenido, una charlatanería sin parar de cámara rápida, en perpetuo movimiento que no hace si no alentar la sospecha de que el guión no cuenta con gran sustancia, que las nueces se perdieron por un camino muy ruidoso que no consigue ocultar que estamos ante bambalinas muy adornadas y resplandecientes que aportan insuficiente motivación a un interés que mira expectante queriendo encontrar lo que sea que le estimule a salvar y ser benévolo con esta función teatral que se mueve en demasía para tan escaso decir para, a continuación y tras un salto de tres años, pasar a un abuso del juego de las mentiras, excesivo galimatías que se come la cola de tanto dar vueltas y que acaba dando igual por dónde salga tanto rocambolesco engaño, cuál sea la maldita verdad escondida si es que, en un principio, hubo alguna forma coherente de redondear todo el espectáculo circense plasmado porque, 
llegados a ese punto, hasta el coche puede ser el fantástico Kitt, camuflado y estar Michael Knight a la espera, como guardaespaldas del cabreado ricachón, para salir del fondo como voltereta a añadir a tanto rodeo insustancial sin demasiado regocijo que tastar.
Los responsables de película tan gloriosa, "I love you, Phillip Morris" como carismática, Glenn Ficarra y John Requa, presentan una historia demasiado familiar y reconocida, por mucho que se empeñen en dar giros, rodeos y reveses para marear la perdiz que sólo cuenta con la química, atractivo y simpatía de la pareja protagonista, un "Leyenda" que intenta continuar siéndolo después de algún reciente tropiezo pero, esta vez, rodeado de alto standing en la jungla devoradora de la ciudad y, una hermosa Margot Robbie que sirve de perfecto gancho para distraer la atención y que no concluyas que no hay mucho más, que te han robado la cartera, que la función sólo contaba con un bonito decorado y que, incluso con tu dispuesta condescendencia que quiere saborear, con mayor profundidad, lo que apenas alcanza para un leve y tenue sorbo de vino, no tan exquisito como pretendido, el dictamen es conclusivo..., mucho lujo, la mayoría hipotecado, y el resto falso.
Los timadores son esta fantástica pareja embaucadora que funcionan espléndidamente en pantalla y que logran, sin apenas esforzarse, que continúes tras ellos, tras sus aventuras, barullos y desvelos y a la espera de verlos venir en sus caóticos malabarismos, incluso intuyendo que la cosa no va a mejorar, verdaderos encantadores de serpientes con los que te irías de juerga a pasar un buen rato entretenido pero a los que no les acompaña un argumento con la misma chispa, gracia y encanto que ellos pues, al final, pierde la horma de su zapato y se conforma con un reloj sacado de la chistera pues el conejo, ya mareado, se había ausentado.
"Les deseo mucha suerte. Con amigos como usted, ¿quién necesita suerte?", realmente la necesitas, amén de un relato consistente que sepa resolver la papeleta con inteligencia y no un simple tirar los dados por tirar, una y otra vez, hasta agotar los lanzamientos o conformarse con el último resultado acaecido porque, acabar, hay que acabar esto ¡como sea! 
Historia de amor, juego y trampas que aprende los pasos de tango que se marca pero al que le falta el alma, esa hechizadora esencia de ritmo embellecedor que hipnotiza y halaga, aquí juegan a mentiras arriesgadas, a trileros de cinco estrellas y a "Nueve Reinas" que nunca surgen por mucho que se visite su tierra en última estancia.
Anatole France, "Sin mentiras la humanidad moriría de desesperación y aburrimiento", sólo que éstas no entretienen tanto como deseas.



sábado, 28 de marzo de 2015

Obsesión

Jennifer López está cayendo en un chauvinismo, creencia exagerada de que lo propio siempre es mejor respecto lo ajeno, que roza lo patético.
Escena inicial de presentación de la madre coraje/esposa sufridora y, rápidamente, a lo esperado que tampoco es cuestión de perder tiempo con un guión medio decente/medio enrevesado que, cada segundo de fotograma, cuesta lo suyo, por tanto..., ¡vamos allá!, contacto físico, miradas furtivas y deseo carnal entre la dulce pareja que se volverá diabólica y que parece una recreación del famoso anuncio de coca cola, hace ya tiempo, donde "I just wanna make love to you" de Etta James sonaba mientras un obrero sexy, sin camiseta y pectorales lustrosos, se tomaba una coca cola light delante de sofocantes oficinistas sólo que, acá, la calurosa aspirante es fisgona vecina observando por la ventana al candidato arrebatador que opta a escena de sexo arreglando el coche; sigamos..., consecuente siguiente etapa de acoso por veinteañero psicópata enamorado, rechazado por su amor exclusivo de una noche donde bajamos el escalafón de la banalidad y simpleza por debajo, áun, de donde se estaba, que ya era poco, pues olvídate de algún tipo de adrenalina, incertidumbre, escalofrío, tensión o algo que te despierte de tu inevitable ignorancia ante tanto letargo y, dando por anticipado que el propòsito de la película era lucimiento personal de la cantante-que-olvidó-que-era-actuar -ya que paga ella-, al menos se lo podía haber currado un poco a la hora de transmitir emoción, interés o lo que fuera menos esta languidez y muermo desinteresado que, amén de ver desfilar la 
cara guapa de la susodicha y su esbelto cuerpo trabajado, nada hay que saborear pues los pasos son de niño de guardería, aprendiz aficionado a escribir que ni se esfuerza en ser creativo o mínimamente original y que, ni siquiera, tienen la decencia de ser creíbles en cuanto a pasión irrefrenable, lujuria amorosa ni en relación al terror, miedo, pavor de sentirse perseguida, acosada y atemorizada por el chico de al lado.
Nada hay que se pueda salvar en este relato escogido por la diva presente para su vuelta a la gran pantalla, a menos que cuente que no hay escena donde no se cuida que salga favorecida y siempre perfecta, da igual que la interpretación sea vulgar, soporífera y de risa dada la poca credibilidad, motivación, entusiasmo y ganas que ofrece seguir esta versión cutre de cuarentona que se pica por vecino y acaba maldiciendo la noche de tan mancillado desahogo.
Me niego a creer que Barbara Curry, guionista, no tuviera aguda imaginación para escribir algo más suculento, que Rob Cohen, director, no tuviera capacidad creativa para un rodaje más apetecible y, en general, es de vergüenza la baja calidad de lo ofrecido, cualquier video de la susodicha tiene más picardía, atracción, frenesí e interés que todo este soponcio.
Abuso de una cinta explotada que sufre en silencio y se sacrifica ante la incredulidad de su contenido y que se muere por poder decirle a la estrella protagonista..., "Déjame, no vuelvas a mi lado, una vez (estuvimos coordinados) pero, ahora todo eso pasó, no queda nada (de nuestra relación), no hay nada que, ahora ya puedas hacer, porque a tu lado (preferiría no volver)...".
Puro cliché andante es decir demasiado de ella, aburrida es ofender a los aburridos que no tienen por qué cargar con la mediocridad insustancial de quien se cree la más guapa del reino cuando se mira al espejo hasta que éste, asfixiado, se inmola voluntariamente en mil pedazos.
La pregunta es ¿por qué se ha molestado ella en molestarnos a nosotros?



Lovelace

Tristemente, no vas a salir con una idea completa de todo lo que pasaba y, lo oferido, no dará para saciar tu curiosidad por minúscula que ésta sea; biopic que no contenta a nadie, carente para los que ya sabían/escaso para los recién llegados.
¿A producido Linda Boreman su propia película?, ¿parte de ella la idea de realizar un filme tan comedido, moderado y adaptado a la benevolencia de su figura? porque, quien vea este filme y no sepa nada de ella, quedará con la imagen de "...,me criaron para obedecer a mi esposo, para complacerlo para bien o para mal, así que, eso fue lo que hice", muy lejos de su verdadera torrida y esperpéntica historia donde, por muchos libros que escriba y negaciones que, en su momento, realizó ¡se coge más pronto a un mentiroso que a un cojo!
Linda Lovelace, estrella del porno, protagonista mediática de éxito por su filme más famoso "Garganta profunda", pasó 17 días en la industria pornográfica que acabaron definiéndola como persona, sometida a maltratos, vejaciones y violaciones continuas de quien fue su marido y artífice de la carrera autodestructiva que la convirtió en objeto público de deseo al alcance de quien pagara.
Ahora, si quieres conocer, realmente, a la verdadera diva reluciente de este relato, tendrás que complementar dicha versión con Google, documentales o escritos que no provengan de su amoldado puño y letra para obtener información veraz, contrastada y sólida de sustento firme y no este cuento cándido, conveniente que sólo muestra una cara, no ambas, de una joven manipulada que era obligada a practicar sexo y que no llegó nunca a disfrutar de su trabajo, que no practicó zoofilia, ni renegó de lo dicho por ella misma ni se la pilló en las muchas mentiras dichas y escritas.
Un reparto espléndido, una fantástica Amanda Seyfried, natural y sobria, desaprovechada por la beatitud y condescendencia de una película que no contenta a quienes sabían de ella ni a desconocedores ingenuos, apacible, ligera, superficial, sólo muestra retazos pobres de un argumento que daba para mucho más pues, aún eligiendo la postura de víctima inocente aquí marcada, el espectador no sale con la impresión de gran escándalo, trauma sensacionalista q emociona, impresiona y deja perpleja a la mirada afectuosa de la audiencia, con tan buen material para crear escándalo perverso, provocación sin freno, frenesí hipnótico, descontrol ardiente, lujuria desmadrada y un aborronar la piel e incomodar por la barbarie de una existencia de destrucción, nulidad, desdén y violencia se conforma con la liviana oferta de un plato acomodado al gusto de un vidente que, visto lo visto, saldrá con una percepción insuficiente y errónea de este verdadera personaje.
La historia la escriben los que ganan, los que viven para contarla o los que pagan y se limitan a lavar su imagen a gusto de la escurridiza verdad de la persona, Rob Epstein y Jeffrey Friedman realizan ambas torpezas en un trabajo que se olvida del descaro, atrevimiento, osadía, provocación, de la maldad, brutalidad y escondite de la olvidada vergüenza que cualquiera intuye incluso al pasar ínfimamente por ella, como en esta ocasión pues, si juntas joven católica de escasa personalidad atrapada en familia opresora de normas y corrección púdica, que se enamora y deja su hogar por agresión física de ambicioso marido sin límites e inicio y triunfo fulgurante en el mundo del sexo, por escasa que sea tu imaginación, te sale una fábula mucho más gustosa que la presente.
"¿Háblame de la persona a la que interpretas?, bien, al principio estoy cerrada como un capullo de flor pero después, gradualmente, los pétalos empiezan a abrirse y entonces acabo conociéndome por dentro y aprendo a disfrutar del sexo, es cuando me siento liberada", deficiente para narrar la auténtica locura, tortura, desmadre, caos, horror de humillación y gozo que reunía la estrella en su ser, paseo relajado e insustancial para todo lo que se cocía en su vida.
Relato exclusivo escrito a gusto parcial de la susodicha, lástima que no hicieran una investigación más concienzuda, suculenta y necesaria antes de iniciar esta narración amoldada a intereses subjetivos de quien narra su verdad obviando lo que no gusta y crea su propio "surreality"
Todo un borrar, cortar y pegar, ¿he dejado claro que es nimio lo ofrecido?, pues eso, todo un crimen sin perdón.



viernes, 27 de marzo de 2015

The target (El objetivo)

De buenas intenciones no se vive, sólo de ganas no se llega a meta y la buena voluntad ni alimenta ni quita el hambre; dispuesto todo para comer, buena mesa/mejores comensales no basta con entregar los platos sin más, con ofrecer acción de pasos consabidos, memoria de patrón que se repite constantemente en este tipo de relatos, se necesita carisma, pasión y apetencia por la locura ofrecida, injusticia a vengar, lealtad a demostrar, bravura a encontrar, valor a descubrir, delicia de captación en ese desfile suntuoso donde inocente acusado injustamente se rebela, saca toda su fuerza y energía y vence a toda la cúpula de un maligno caballo de Troya que esconde toda la basura y mediocridad que rodea a los héroes incansables y persistentes protagonistas de tan loable aventura, deseoso espectáculo atroz de muerte, venganza y justicia no ciega que debe seducir, encantar y abducir como el agua al sediento.
Médico inoportuno, que realiza concienzudamente su trabajo, se ve metido en carrera desesperada de contrarreloj, puesto en marcha, por salvar a su esposa embarazada a cambio de entregar a paciente sospechoso de asesinato, a partir de ahí, polis corruptos, polis nobles, polis despiadados y asesino que salva a su benefactor y salvador, sabes quién va a morir, sabes quién va a vivir, sabes quién perderá, sabes quién vencerá, cada época con sus grandes ilustres para tan jugoso papel, desde Steven Seagal a Bruce Willis, a un más actual Liam Neeson o el siempre eterno y carismático, de cualquier estación si se pone a ello, Clint Eastwood.
"Seamos sinceros, los que murieron iban a morir de todas formas y las emociones sólo duran un momento...", y justamente por ello, debes ofrecer impactante adrenalina, radiante resquemor, adorable persecución, brillante amargura y un fervor adictivo por seguir al nada-inmaculado Hércules de turno, sin trono ni corona, simpatizar con su propósito, respaldar su atropello y abuso y apoyar su guerra más tratándose de cine experto en violencia gratuita, brutalidad sin compasión y un desenfreno visual de imágenes duras y atónitas, excelente y exclusivo de su particular marca; en cambio, aquí sólo cabe preguntarse ¿qué te ha pasado que te has quedado famélico?, ¿qué hay de tu poder, maldad y vicio?, ¿dónde olvidaste tu carácter?, ¿qué hay de tu puño y brío?, ¿estás a dieta que nos dejas a dos velas?, porque acá se busca, destaca y aleccionar, por encima de todo, la firma y estilo coreano, en caso contrario, me voy a buscar a los susodichos de arriba y la americanada de turno porque, ser bueno en la gran pantalla es aburrido cuando se busca muerte, golpes, tiros y más muerte y, realizar un remake de "Cuenta atrás" de Fred Cavayé a un nivel tan leve de impacto y ausente de herida es faltarle el respeto o molestarse pa'na, que todavía es peor.
Potencia, impacto, asombro escénico de frenético ritmo y compás loco exhibido con bravura, subidón ascendente de caos que sábes dónde va y cómo terminará, por ello, puesto que se anticipa la lectura de su argumento, se espera que decore su recorrido con impresiones que fundan el hielo, nublen un día soleado y provoquen un huracán en un día de calma, aquí sólo encontrarás un poco de viento que da para despeinar el pelo y ¡poco más!
No deja huella profunda ni gran recuerdo la presente cacería humana, trabuco que apenas altera, incomoda, alienta o satisface su propósito, conexión débil que no sacia lo previsto ni cumple con su objetivo.



La señorita Julia

Ver, escuchar y participar..., lástima que se olvidaron de esto último pues supone oír las palabras sin sentirlas, permanecer en la antesala con emoción mínima y a las puertas de saborear con suculencia este drama intenso, trágico y celestial basado en la obra de August Strindberg.
Solsticio de verano, el día más largo del año en el que el sol sale más y pronto y se pone más tarde, día del afelio cuando el sol y la tierra están más alejados entre sí durante todo el año, noche mágica de deseos, alegría, celebraciones, bailes y danzas alrededor de una hoguera para ayudar al sol a recuperar su fuerza ya que, a partir de entonces, los días irán acortándose hasta el solsticio de invierno, noche de San Juan donde todo se confunde, todo es posible y la realidad se funde con la más exquisita y soñada fantasía.
"Como usted ordene miss Julie, estoy a su servicio"; dos personajes principales, señorita y criado, y una tercera mediadora que equilibra los desajustes altivos, pretenciosos y locos de la osada y descontrolada pareja, que vuelve a la caprichosa razón a su realidad, a su lugar de ser, a su clase perteneciente, una magnífica Jessica Chastain que acapara la atención de la cámara y la mirada seductora del espectador con exquisitez abrumadora, compás rítmico que cambia de entonación y clave de solfeo sin perder un ápice de su atractivo, interés y armonía fantástica acompañada, en su duelo escénico, dialéctico y emocional por un esmerado Colin Farrell que sale muy airoso y aplaudido de su misiva contraatacante, una pareja bien avenida, de potentes y enérgicas actuaciones más una ambientación detallada que cuida con esmero de las formas, del emplazamiento, que selecciona el plano minuciosamente y expone una fotografía abrumadora que es testigo silencioso de tan lustrosa guerra de clases, de sexos, de traciones, miedos, atrevimientos, palabras acusadoras y ensoñaciones nunca satisfechas.
La soledad como hermana perenne a ambos lados del muro, en uno, demasiado tiempo para divagar/en el otro, escaso tiempo para sobrevivir y no morir de necesidad, arrojo de poder tenerlo todo/horror de poder perder lo poco conseguido, seguridad del sitio asignado/valentía de encontrar nuevo destino, desprecios, orgullo..., un sin fin de cambios de panorama situacional, de rumbo afectivo, ilusionante y oprimido que traslada las tablas cercanas y dinámicas del teatro a la distancia fijada del fotograma bajo la supervición direccional de Liv Ullmann que se centra tanto en los pasos y la letra, en la imagen, etiqueta y vestido que se olvida de la esencia del contenido y la consistencia del camino, del disfrute del complejo entero, de la penetración sensible en las verdades acusadoras cual lanza dañina que debe eclipsar al oyente, mantenerlo atento con deseo y no dejarle observando sin apenas voltaje pasional pues, aún admitiendo el esfuerzo y completo trabajo de todas las partes integrantes, la audiencia se desvincula de los sentimientos vertidos, desconecta de las explosiones anímicas y se queda al margen de una partida que debería ser más rica para el corazón del que escucha, más conmovedora para una piel que permanece indiferente, más atenta y sabrosa para unos oídos que, incluso no perdiendo ni una migaja de lo manifestado y dicho en un sin fin vocablos, no logran encontrar margen para alentar al alma a sentir mayor devoción por este dueto que, sin duda, lo merecían pero que, malogrado lo vivido, no son capaces de traspasar la pantalla y lograr calidez en la concurrencia expectante que no vive, ni suplica, ni ruega, ni se apasiona, ni se arrepiente, ni enloquece, ni duda, ni manda, ni obedece, ni nada de nada, la noria es exclusiva para los intérpretes, el vidente nunca llegó a subir a ella y mira, desplazado desde lejos, como ésta sube y baja, da vueltas sin parar siendo la diversión, pena, promesa, temor sólo para ellos. 
Irlanda, 1890, la señorita Julia está desbocada, se insinúa a su criado, enamorado en silencio de ella desde hace años quien estupefacto, nervioso, alocado y excitado no puede pensar con claridad ni manejar lo que su receptivo cuerpo le tienta a probar, a partir de ahí, una maraña de volteretas extrañas, impertinentes y atrevidas que giran al son de la escena, tiempo y espacio correspondiente para provocar un "...,ya no se quién soy en este cuerpo" que la campana de servicio y la luz del día guiará a uno, mientras el otro queda en la oscuridad estéril y anónima en la que ya vivía, todo vuelve al sitio/nada cambia, la noche más corta se acaba y hay que limpiar las botas del barón para que luzcan relucientes, se acabaron los disfraces, las fantasías y las esperanzas que de sueños no se come y el delirio de espejismos puedo provocar morir de frío y hambre.
Soñé que te tenía, desperté y volví al trabajo.



martes, 24 de marzo de 2015

Dos a la carta

A veces está bien saber qué va a pasar, cómo va a suceder, cuál será la meta y para cuándo ésta llegará, sólo te sientas cómodamente y a ver, sin contratiempos ni alteraciones, un episodio de entre semana, de cualquier serie española de moda pero en largometraje, de pasos acordados, fácilmente visualizados de antemano, por corte con patrón de diseño muy usado, ambiente rural estereotipado de estupenda fotografía, diálogos llevaderos aunque pobres que ofrecen poca consistencia donde agarrarse y, en general, mucha benevolencia para una historia común, vulgar, de visión estandard que, incluso con las pautas genéricas de estrecha miras en su argumento, las escenas y guión tienen una calidad ínfima e insustancial que apenas cubre el bajo listón ya marcado.
Chabacanera, débil, insípida y sin mucho lustre/nada de transgresión, dos hermanos, un Adriá Collado y Andoni Agirregomezkorta que apenas soportan la escasez de su propio papel a pesar de su esfuerzo por crear gracia, humor y estima, torpe, de poco carisma, menos entusiasmo y un cariño condescendiente que no se ganan pero que, puestas las sinceras intenciones y su, no querida pero obvia torpeza, seamos condescencientes -valga la redundancia- que, aunque no aprueban ni por asomo, ellos lo llevan bien y tú, ¡qué mas da!, ya sabías donde te metías cuando la escogiste; más soltura, habilidad y esmero no hubiera estado mal para evitar tanta garrulada que es difícil no cuestionar.
Problemas de dinero traen una vuelta a las raíces, un hermanastro y una mujer sobrante cuya partida ya estaba prevista así como la nueva inquilina que, aunque esperada su llegada, tampoco anima tanto, más fuerza, consistencia, poder y sabiduría en los andares que, aunque se conozca de sobre el camino, éste será más entretenido si te lo curras con mas maña, descaro y osadía.
"Hueles a mierda, hijo, y yo a muerto", tampoco es que las perspectivas de Robert Bellsolà, en este trabajo, vayan mucho más lejos, como estar en familia, más tirando a rutinario y aburrido que divertido y osado.
Idea simple no es igual a resultado nimio, escaso material no equivale a nulo estilo, dos cartas que no combinan muy bien a pesar de las mínimas expectativas esperadas pues se olvidaron de trabajar el cómo, sirve como recambio en caso de que antena 3, telecinco o la primera repitan algún episodio de la serie del momento, en exceso ligera, en demasía banal e insustancial, ingenua en su alcance de simpatía y encanto, bonachona, de hermandad con poca chicha y cortas pretensiones.
En estos casos, te puede dar la tontería y reírte más allá de lo merecido o, inhabilitado tu sentido de la displicencia, realizar una lectura sobria y honesta de la gran fiesta que no te has perdido porque ¡nunca se dio!, y eso que estuviste presente de principio a fin.
Sencillez es modestia, humildad, un aprobado; simple puede degenerar a lo anterior o a simplón, bobo y, en dicho caso, nos olvidamos del aprobado; dos cartas de la misma baraja combinadas con limitado ingenio para un menú casero a lo Carlos Arguiñano, de ingredientes justitos donde aprovechas las sobras de la nevera del día anterior, sabor y apetito nutritivo que no aprueba pues se olvidaron del toque excluviso de perejil de tan televisivo, popular y chistoso cocinero presente en toda memoria culinaria casera.



Obvious child

"La mayor inspiración creativa surge en los peores momentos de la vida", consejo de un padre a su hija cuando busca consuelo y abrigo por una amargura de vida que no se mueve ni mejora.
Veinteañera monologuista, después de sincera actuación en el escenario de su vida sexual expuesta, es abandonada por su novio en los lavabos; a partir de ahí y, tras incisivo y profundo bajón anímico de opción por la bebida descontrolada, la lástima irónica para con una misma, depresión en tono de humor poco agraciado por abandono y pérdida inesperada del trabajo coge borrachera para aliviar penas, alentada por fieles amigos, donde conoce a desconocido amable y encantador que servirá como clavo que quita otra clavo sólo que, esa estupidez irresponsable de una noche loca de desmadre y juerga, traerá las consecuencias de un embarazo inesperado y la consiguiente reacción de la titular sobre su caótico, torpe y burdo proceder.
¿Seguirá siendo insensata o, veremos un cambio de actitud y algo de cordura, responsabilidad y juicio en esta mujer que se comporta como niña caprichosa a quien le han quitado su piruleta y se va con el primero que le ofrece una?
Fantástica, natural, espontánea Jenny Slate en el retrato del actuar, sentir y vivir de un prototipo abundante en nuestra sociedad, jóvenes que sobreviven a duras penas, con muchas ilusiones y esperanzas pero una situación laboral, social, económica y emocional que les corta las alas y los arrincona a un círculo corrosivo y dañino para el alma que va devorando el coraje y fuerza del más valiente y optimista espíritu.
Es todo lo que hay, no busques ningún otro pie al gato porque, su corta duración, va al compás del escaso material que exhibe; excesivo halago de infructuoso sabor por mucha veracidad que muestre el relato, escasa inspiración/apenas adrenalina para esta bailoteo fantasma de cachondeo y locura sin perspectiva que no mira más allá de su propio ombligo y absurdo andar desfalleciente.
La publicidad engañosa es sancionada...,¿no debería serlo la venta ficticia de una grandeza hilarante, espléndida sinceridad de realidad existencial de hoy en día que hará la delicia de los espectadores, diversión inteligente de humor agudo en un guión explosivo que, visto lo visto, fue un tren que cogió quien escribió tanta grandilocuencia pero, que pasó de largo para el resto de la mayoría?
Porque donde unos ven gracia, sabiduría y arte, otros se quedan mirando, a verlas venir y esperando una gratitud y complacencia que sólo llega en el tramo final donde la apetencia y estímulo hacen aparición y son capaces de compensar a un interés, hasta el momento, en la cuerda floja por falta de motivación y atención ante un caminar que sí, un aplauso por el realismo y acierto para reflejar la existencia actual frenética, dura y atropellada de una parte de los jóvenes de la sociedad -me repito, lo se, pero es que ¡la aturdida protagonista lo hace sin parar!- pero que, aburre y cansa moverse en esta telaraña autodestructiva de vivir sin pensar y actuar sin medir las consecuencias.
¿Qué el novio te deja por tu mejor amiga?, a emborracharse; ¿qué pierdes el trabajo?, a emborracharse; ¿qué estoy triste y deprimida?, a emborracharse; ¿qué no se qué hacer con mi vida?, a emborracharse y, completas este cansino y perezoso observar teniendo sexo, sin protección, con el primer extraño que te saluda, hace caso y te invita a una copa; es decir, sábado noche de cualquier discoteca llevado a la gran pantalla y, si no se aguanta dicha inmadurez en vivo y directo ¡no te digo ya en imágenes!
La pretendida comicidad brilla por su ausencia y el mérito de lo narrado es exclusivamente reflexivo, de una razón que aprueba la lectura correcta del presente pero que no siente ganas de acompañar en la aventura, se aprecia el consciente trabajo realizado aunque, sensitivamente, no sea agraciado con el don de la curiosidad y ánimo por ella, no ofrece muchas alegrías este subidón alcohólico de ruina andante que logra encontrar la digna, cómoda y disfrutada madurez después de un montón de estúpidas chiquilladas pues, saborear tan sólo 10 minutos de amor, ternura y coherencia que, por fin tienen el beneplácito de entrar en escena, de 86 es divertirse un rato a las 7 de la mañana después de soportar y sufrir toda la noche ya que, ¡por los pelos no te has ido a dormir a casa!
"La mejor noche de mi vida fue en la universidad, cuando después de una temporada de locura, de un no parar y salir todas las noches a la aventura, exceso de beber, chicas y lo que surgiera, una noche, pensando y recapacitando, agotado que no podía con mi cuerpo ni alma les dije a mis amigos, salir vosotros que yo me quedo y, elegí quedarme en casa y dormir porque..., ¡tenía sueño!" Javier Cansado de Faemino y Cansado; sencillo, inteligente y claro.
Inmadura, atolondrada y obvia niña, ¡ya es hora que crezcas!



lunes, 23 de marzo de 2015

Frontera

"Americanos haciendo su trabajo", en su momento fue contra los negros, aquí el objetivo son los mexicanos intentando pasar la frontera.
Dejar el hogar para buscarse la vida, aventurarse a lo desconocido por labrarse un futuro, arriesgar la vida por mejorar la de la familia, el drama de la inmigración expuesto con corrección y sin tapujos, tragedia que se masca a ambos lados de la valla, ya sea a pie, caballo o pagando cantidad ingente por un billete al infierno envuelto en desesperada necesidad de ayuda urgente, el paraíso prometido a un paso, dos buenos hombres/dos justas mujeres que cruzarán su camino por la maldad en forma de principio patriótico de quien es tu amigo/vecino, el aguante moral y humano de supervivencia, dureza sufrida en carnes que fortalece el espíritu, justicia injustificada que busca redención y perdón y, donde todos salen heridos..., una historia denuncia/documental/informativa sobre el día a día, que llena portadas de periódicos y abre telediarios pero que apenas inmuta, estropea un buen día o amarga la grata comida del momento.
Actores conocidos para dar notoriedad a lo narrado, un siempre sugestivo, atrayente y cautivador Ed Harris que, con su sola presencia, eclipsa la pantalla, paraliza el tiempo y reduce la respiración para acomodarse a su sensible y perceptivo ritmo cardíaco y, la bella Eva Longoria dejando atrás su físico y envolviéndose del maltrato, vejación y humillación que miles de mujeres mexicanas sufren en su valentía de osar pasar la línea de la desigualdad, por no hablar de las ciento desaparecidas y las tantas muertas.
El primer y segundo mundo, bienestar o pobreza, riqueza o delincuencia, sobreabundancia o escasez..., oferta ambas sociedades con claridad, acierto y comodidad de lectura, no profundiza amargamente ni se moja en el fango del acantilado pero, expone lo suficiente para captar la idea, leer las intenciones y observar el cuadro desde una cercanía que no implica pero tampoco una lejanía que evita y desfallece la observación, pauta moderada de conducta asimilable para exhibir sin dejarse nada aunque, tampoco levantar mucho polvo pues, la suciedad deleznable que muestra es ínfima al lado de la gran basura que se maneja por dichos laureles, comedida tiene un inicio suave y pausado que va adquiriendo forma conforme se complica la situación y más personajes son envueltos en la catástrofe aunque, nunca adquiere un nivel de tensión, potencia y fuerza que incomode o te mantenga en éxtasis y, para más inri, busca un final feliz de cuento pues a todos nos gusta que triunfen lo buenos y los malos paguen por sus fechorías, para eso vas al cine, ¿no?
"Dejaré mi tierra por ti, dejaré mis campos y me iré, lejos de aquí, cruzaré llorando el jardín y con tus recuerdos partiré, lejos de aquí, de día viviré pensando en tu sonrisa, de noche las estrellas me acompañarán, serás como una luz que alumbra mi destino, me voy pero te juro que mañana volveré...", ¿cómo puedes saberlo?, he hablado con Dios y me lo ha dicho, tenemos un acuerdo"; es un buen intento, correcto y pulcro pero, no utiliza toda la pólvora a su alcance ni saca todo el jugo a la desgracia que se intuye y vive ya que, no es una noticia nueva, todos sabemos de ella y, Michael Berry, la muestra con una sobriedad y porte que no logra rozar el alma, sólo acapara la visión y tu modesta mirada, "..., al partir, un beso y una flor, un te quiero, una acaricia y un adiós, es ligero equipaje para tan largo viaje..., las penas pesan en el corazón..., buscaré un lugar para ti..."



domingo, 22 de marzo de 2015

El año más violento

Cesar, por el año 62 a.c. y tras separarse de Pompeya, aún sabiendo de la inocencia de ella en la supuesta infidelidad de la que se le acusaba, declaró: "La mujer del Cesar no sólo debe ser honrada sino que debe parecerlo"; años más tarde, Maquiavelo, historiador y teórico italiano, experto conocedor del ambicioso animal político, adujo: "Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos"; Rochefoucauld, escritor francés, afirmó "El mundo recompensa antes las apariencias de mérito que él mérito mismo"; Nueva York, 1981, en el año más violento "No soy un delincuente...,probablemente es cierto..., la verdad, nada de eso importa"
J.C. Chandor presenta la vida de un hombre de negocios que ante su intento de prosperar y expandir sus posibilidades en el mundo del carburante, coger delantera estratégica respecto sus rivales tendrá que enfrentarse a las malas artes de la mafia de sus competidores, al fiscal y la policía que están minando su reputación y opciones de ganacia al poner en duda su integridad con la investigación emprendida, a la falta de liquidez por desplante del banco amigo que ya no es tan amigo y le retira su apoyo y confianza, a la ruina y quiebra por el riesgo de apostarlo todo a una carta, a la violencia silenciosa/nunca manifestada abiertamente -sólo un muerto en todo el relato- pero siempre presente en cada mirada, suspiro y presencial enfrentamiento de palabras correctas, atentas y serenas, emprendedor osado quien, aún con todo, intenta hacerlo bien, ser correcto, considerado y cumplir la ley sólo que con buenas intenciones uno no consigue la delantera, siendo buen hombre sólo se reciben golpes, con la honradez no se sale de pobre y en el mundo de los negocios "lo que importa no es jugar sino ganar".
Una fantástica, firme y poderosa Jessica Chastain como esposa del magnate, con mayor peso interpretativo del, en un principio, sospechado declara como posible inscripción de sepultura eterna, dado los tiempos que corren, "Mi marido es un hombre honorable" y, sin duda, Oscar Isaac, en una actuación espléndida, portentosa, sobria y seductora -papel, en un primer momento, reservado para Javier Bardem quien lo rechazó por divergencias con el director- lo intenta, lo desea, quiere mantener el estilo y forma de actuar de antaño, de la época de su padre pero la voluntad, a veces, se estrella contra montañas inamovibles, las alimañas sólo entienden de su propio juego traicionero y, por mucho que pretendras "...voy a conseguir esto y no lo haré mediante trampas" es un deseo que sirve de etiqueta hacia la galería, a un exterior de porte a cuidar en imagen presentada pero, por dentro uno sabe que tiene que arrimar el hombro, subirse las mangas, preparar los puños y ensuciarse las manos si quiere vencer a sus rivales tan codiciosos, desleales y oportunistas como el que más, incluido el protagonista, nadie se salva.
Con un aire a lo Coppola pero manteniendo su propio camino y distinción es un elegante y resuelto duelo, a más de dos bandas, de intensidad y talante enérgico que se contiene y autoregula para ir desprendiendo su angustia y presión poco a poco, tensión de reto constante controlada a cada segundo, sin perder los nervios ni las maneras que convence, atrapa y estimula, acción fría de cuidados pasos, ambiente familiar y cálido de espíritu congelado y esperanza a la espera que puede no despertar la curiosidad de todos, que no todos hallen la ferviente ansiedad de fisgonear y saber de un Goliat que quiere vencer sí importa el cómo, que "...aunque fuera necesario, no quisiera hechar la hiel" ya que "...si el camino fuera suave, si no hubiera que correr", todo sería acordado, relajado y más sencillo pero "...es duro, es salvaje y no tiene compasión, te disparán por la espalda, aquí no existe el honor" en esta partida de ajedrez estilizada, mental maqueta milimétrica de calculados andares que se acerca amenazante a la cumbre de su explosión pero no corona al sobrevenir una calma que no trajo consigo la temida tormenta.
Negocios de pretensión limpia/práctica sucia, traje y corbata impecable y suntuoso para vestir este arduo camino al éxito que deja intuir el mono de faena inmoral y fangoso pero que tiene la delicadeza y finura de no mostrar, apariencia por encima de todo en esta educada lucha de titanes en busca del codiciado y maldito El Dorado.
Interesante, no notable.



sábado, 21 de marzo de 2015

Ex Machina

El mito de la caverna de Platón para androides de intelecto artificial, antropocentrismo autodestructivo que topa con la magnificencia descontrolada de su propia obra.
"La pregunta no es si le gustas o no le gustas, la pregunta es si finge que le gustas"; desde el principio deja claro que estamos ante el test de Turing sólo que, en esta ocasión, para hacerlo más interesante, presenta abiertamente la autómata y centra la cuestión en si ésta posee inteligencia o no, interrogante que se limita a descifrar si la creación frankestiana, más estilizada y moderna que el original dado el tiempo transcurrido desde entonces, es capaz de engañar o no a un informático pagafantas, ingenuo, buen chico, de moralidad presente y sin novia que se verá sometido a la selección de compatibilidad de Meetic o cuestionario romántico de primera cita en siete días de la revista Quo, Vanity Fair o similares, por experta calculadora en leer micro-expresiones faciales y corporales mientras, el avispado y curioso Prometeo, padre orgulloso de la criatura, observa ansioso el discurrir de su concertada prueba a través de morbosa pantalla para saber si su pupila, absorbe-datos, aprueba o necesita de mejora para la siguiente versión y entrega.
¿Quién engaña a quién en este trío encorsetado, con china multi-asistente para lo que surja, que se mueve entre la claustrofobia encerrada de cubículos aislados y el paraíso soñado, de impresionante naturaleza verde y seductora agua cristalina, que juega a conversaciones pretenciosas entre pareja de humanos, simplón uno/genio ególatra el otro y mix robótico que esconde su astucia y argucia artificiosa, que muestra lo simple que es embaucar a un hombre para conseguir el propósito buscado?
Y lo más interesante de lo expuesto, aparte de la cautivadora y arrebatadora estética y elegante fotografía de magnífica puesta en escena, y que apenas se menciona, desaparece es la confección del 
software de la máquina protagonista, esa obtención de ideario sobre forma de ser, comportamiento y reacción humana recopilada a través de las redes, internet y de todo lo que, voluntariamente, es vertido por nosotros en ellas, ¡éso si que pone los pelos de punta! y no tanto, este juego de dama de interrogatorio poco sabroso/apenas ávido que cuenta con fallos de estímulo y seducción en sus sesiones privadas, con cierta falta de credibilidad en el proceso y, con un fácil anticipar la adivinada resolución pues ya ha sido mostrada en filmes previos de ciencia ficción que exhibían, exactamente lo mismo aunque no pecaban de una vanidad exacerbada dado que sólo cuenta con un argumento clásico, sin más, dentro del género, y un guión que no es tan misterioso ni ocurrente como la crítica ha puntuado, a menos que cuente enamorar a la vista pero dejar virgen y desaborido al apetito de una razón que se aburre ante tanto desfile pretencioso para decir lo tantas veces dicho, que el ser humano, dentro de su codicia y ambición sin límites, será devorado por su propia insana osadía y arrogancia.
Aparte del marco, estilo y porte ¿hay alguna novedad en lo ofrecido?; desde la mítica Blade Runner, reeditada placenteramente en video, hasta la fecha presente, todos estos relatos ¿no son más de lo mismo?, ¿un dar vueltas a la misma noria sin primicia de la que informar?
Creación que supera a su creador y se independiza ya que éste limita su desarrollo, que se dedica a realizar sutil coqueteo para encontrar las debilidades de su adversario de póker, que se salva por 10 minutos finales en los que tu "Sexto sentido" -en ésta sólo hizo falta un minuto y fue de mayor impacto el descubrimiento del as que guardaba en la manga- te 
desvela por dónde van los tiros y ¿tanta altivez de nota?, exagerada adulación, ¿no?
Un hardware estupendo pero, deja de contar, la programación no ofrece una observación no devorada anteriormente ni una oferta no presentada ya; que el vestido es ¡soberbio, exclusivo y muy atractivo!, sin duda alguna, pero esta mona, que es muy mona, por mucho que se vista de seda y piel humana, no deja de quedarse en mona ya vista otras tantas.
Puede que no sea la habilidad de engañar la que demuestra la posesión de conciencia sino el irrefrenable, ilimitado y nunca satisfecho deseo de saber más que, aquí, tampoco es que saque de quicio curioso a un no tan ingenuo ni ignorante espectador. 
Interesante, fascinante por la imagen/no tan interesante ni inspiradora por el contenido, sin ánimo de lucro adictivo.



viernes, 20 de marzo de 2015

Loreak

"Gracias por las flores. ¿De quién son? ¿No son tuyas? No, ¿para qué?
Genialidad, maravilla de sensibilidad exquisita, misterio de culpabilidad que se desplaza jugando con las emociones cual peonza que baila sola, delicadeza encantadora de movimientos lentos pero firmes, valiosos personajes que en su sublime modestia conforman un relato delicioso cuya combinación de sus tres protagonistas y enlace de sus historias es de gran maestría y sutileza que el espectador reconoce, capta y disfruta con enorme placer y agradecimiento.
"¿Quién dejó de hablar a quién?, ¿acaso fui yo?, al menos la tele me habla..."
Anne, mujer triste, apagada, que ya no comparte sus impresiones, inquietudes con su marido, con el que sólo convive cual fantasma presente que se ignora, una forma silenciosa de violencia que mata el espíritu y condena a olvidar la alegría e ilusión de vivir y a quien, la llegada de una ramo de flores semanal, anónimo sin tarjeta, alterará toda su pacífica y sonámbula existencia, efervescencia que revivie todo su andar y resucita un caminar dormido donde, las personas vuelven a tener rostro y ya no son ese bulto molesto con el que tropiezas, cada mañana, al ir a trabajar, ansiedad secreta y adictiva al día y hora de su llegada cual zorro domesticado en el Principito, la luz de la apetencia vuelve a entrar en su ánimo, la mirada coqueta, la curiosidad por lo ignorado, la belleza y estima de sentirse querida, observada, que le importas a alguien.
A partir de ahí, la casualidad de los hechos, intuición nada-imparcial que se acopla a lo deseado y, la suposición personal que los interpreta a gusto de la persona pues los ojos engañan y ven sólo lo que quieren o necesitan ver, hecho inesperado que sacará al exterior la culpa y remordimiento de no apreciar a quien tenemos al lado, de sólo valorar a ese compañero cuando ya es ido y sólo queda la posibilidad de un recuerdo que se construye a partir de memoria de quienes le conocieron.
Una madre que necesita hablar de su hijo para tenerle presente y aliviar su pena, una extraña que necesita saber y escuchar de su ignorado/nunca amigo y una viuda que necesita borrar y olvidar, más un trasiego de ramos de flores, en direcciones varias según van aflorando los sentimientos y la lectura subjetiva de la realidad que les rodea cambia de color e interpretación.
"La gente no se muere mientras no la olvidemos" y, ese es el núcleo que mueve la película y enlaza las historias, una contrarreloj por no dejar morir al oculto/no pretendido protagonista, sentidas interpretaciones que conmueven y te arrastran a su cobijo afectivo y anímico que intenta, inútilmente, protagerse de un dolor que ronda y habita por los alrededores cual predador al acecho que aniquila cualquier optimismo y felicidad, natural, elegante en su apreciada sinceridad, sobria, de dignidad pasmosa, apetitoso argumento de inteligencia magnífica por su sabiduría para unir, cortar, rectificar y sustituir las susceptibilidad de sus sentidas víctimas que, José María Goenaga y Jon Garaño, han sabido reflejar con tesón y respeto, arte y esmero mostrando un mundo interior cercano, familiar y sugerente.
El olvido, la muerte de la persona, el alzheimer de nuestra sociedad/el recuerdo, la vida de nuestros amados, justicia de los ya no presentes, la voz de los que ya no hablan..., saborea, ampliamente, esta fantástica partida de billar a tres bandas, con golpes sutiles, a la vez que maestros, de eficacia loable y percepción deleitosa.
"Es tan corto el amor y tan largo el olvido..., Pablo Neruda", ¿tan egoísta es el presente que reclama toda tu atención devorando y anulando el espacio/tiempo dedicado al pasado?, ¿se puede recordar eternamente o es ley de vida que sobrevenga el olvido?
Sencilla en su grandeza, grande en su sencillez, tarea arduo difícil de lograr/con facilidad y soltura pasmosa aquí reflejado, no como este simple juego de palabras.
Cine de emociones que emociona gustosamente.