domingo, 1 de marzo de 2015

Fuerza mayor

"Entiendo que estés decepcionada de la persona que he resultado ser. No eres la única víctima, ¡soy víctima de mis instintos!..., ¿válido para todos, sólo algunos o hay alguien de indudable corazón puro que se salve?, incógnita no resuelta aunque, cuando menos te lo esperas...
Ser o no ser, esa es la cuestión pues no juzgues a menos que seas totalmente inocente, ni señales cuando puedes ser la próxima acusada ya que, nadie está limpio de pecado y no es lícito tirar la piedra y esperar salir indemne puesto que, quien esconde la mano puede tener todo el brazo manchado y no hay mayor bocazas que el que debería haber callado y, de paso, no hables tanto si puedes ser el más culpable ni sanciones con alevosía sin ser, primariamente, juzgado ya que, hay heridas que rebotan en la cara y cicatrices que descubren nuestras vergüenzas de modo que, no hagas a los demás lo que no deseas para ti mismo y no esperes de nadie lo que tú no eres capaz de dar.
Un cruel e incisivo espejo dictatorial que alza su dedo inquisidor para acabar roto en mil pedazos por una ética y honestidad pretendida que resulta ser esquiva y se nos escapa cuando menos esperas, un kantiano imperativo hipotético que pierde toda su fuerza mayor al valerse de un condicional apetitoso de duda e incertidumbre, hasta entonces, nunca hallada que destroza una realidad presente al tomar forma y transformarse en práctica fallida y fracasada, todo un experimento sociológico sobre la pareja, la familia y uno mismo que descubre una grandeza ética a partir de la sencillez de un acto nimio, espontáneo y fortuito, la sublime naturaleza como arma arrojadiza de un dilema moral y virtud no hallada que causará estragos en aquellos a quien ponga a prueba, test a la valentía, prioridad, cobardía, intuición, decisiva elección voluntaria -o no- de quienes somos y aceptación digna de ello.
Estás de maravillosas vacaciones, en la terraza del hotel, almorzando con tus seres queridos, disfrutando de las espléndidas vistas y de la seguridad del amor profesado por las personas estimadas que constituyen tu mundo, una estúpida avalancha descontrolada, peligro inminente, enigma de suceso y, toda tu estructura social de vida se resquebraja al descubrir tu verdadero yo y el de tus semejantes, ser el primero en correr o el último en abandonar el barco, huir y salvarse/quedarse y proteger, cuestiones que sólo aparecen en situaciones límites de ansiedad, perturbación, miedo y caos, héroe encontrado/cobarde descubierto, respuesta tropezada sin retorno a paraíso perdido que abre un nuevo panorama reflexivo cuya crítica feroz puede resultar dañina cuando realice un giro de 180 grados y estampe su impronta y sello en nuestro espíritu definitivamente mancillado.
Olvídate de la supuesta comedia, analiza el drama, devora las imágenes silenciosas y la asolada devastación de luz inmensa y vasta demarcación, ardiente corazón rodeado de frío descorazonador, gélido ambiente para torridos sentimientos, calidez emocional envuelta en hermetismo orgánico de arquitectura glacial que ofrece un peculiar, atípico, curioso discurso apalabrado, verdad que estalla sin pudor ni pedir permiso para avergonzar, impresionar, capturar y enorgullecer pues, sea cual sea tu título, puede que ninguno encaje definitivamente ya que parece moverse un poco entre todos variando posición, salida, recorrido y llegada. 
Cuatro días esquiando, el edén nevado y la serpiente tentando y, nadie a salvo de librarse de la guillotina y preferir plátano a suculenta manzana, la pregunta no es si gusta o no gusta sino, si te fías de cuál sería tu máxima, debate que no coje la profundidad deseada para nidar en el alma de la audiencia ya que, en ningún momento, la afinidad llega a tal punto que te cuestiones a ti mismo, estudio de la universidad de Ikea cuya república independiente de tu casa aún no está segura de quien es el soberano que la dirige pues, aspirantes al trono todos, falsas coronas de sobra, verdaderos reyes muy pocos.
Se observa con cómoda distancia que no indaga en tu interior, espíritu analizador que no afila en demasía, interesante, llamativa, se puede ver como indagación anecdótica de rareza expuesta, mordacidad en las formas y desenlace letal pero, se ha exagerado su nota pues su agudeza y destreza se queda en pantalla, al margen del espectador.
"Salomón, habiendo escuchado a las dos mujeres, hizo traer una espada y le dijo a uno de sus servidores: partir al niño por la mitad y dad una mitad a cada una de las mujeres. La madre del niño..., conmovida clamó: no lo mateis, señor, dadle a ella el niño vivo..., en cambio la otra decía..."
¿Te quedas y sacrificas o corres y salvas?
Fuerza mayor desbocada que impone su sentencia con calma turbadora que anticipa la ópera demoledora de tempestad venidera.



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