martes, 17 de marzo de 2015

Two night stand

"Aventura de una noche..., tiempos desesperados requieren medidas desesperadas"..., y empezamos el recorrido, recordado de memoria, de buena chica/novia fiel, que iba para esposa y madre perfecta, abandonada por su prometido, que merece una noche de desenfreno y locura con desconocido que alivie sus profundas penas, internet, mucho alcohol, atrevimiento, fuera vergüenzas y, que sea pronunciada esa mítica frase de joven decente, un permisivo "nunca he hecho esto antes..." de disculpa aceptada por su osada liberación física, sexual y mental que, momentáneamente, olvida su razón, lógica y cordura y realiza una estupidez en la que, por supuesto, encontrará a su media naranja/pareja perfecta con la que encajar y poder ser una misma.
"Tal vez no seas la peor persona del mundo para quedarse encerrado..., lo mismo digo"; inicio tosco, en demasía previsto, que no levanta grandes perspectivas, núcleo de diálogos no muy aventurados, en situación extrema de obligado encerramiento involuntario, donde se recurre a las drogas y sexo ante la falta de inspiración dialéctica que rellene el espacio muerto y, final apetecible que, tardíamente, coge forma, valor y algo de apetencia más lejos de lo común clicheado/tipificado, lo cual no deja de ser una sorpresa agradable que mejora tu opinión, hasta el momento, de aceptable entretenimiento medio/más de lo mismo para dejarte con un sabor enriquecido que, lástima no hubiera surgido antes pues su chef, Max Nichols, y su pinche estilográfico en creación apalabrada de las ideas del jefe, Mark Hammer, tardaron mucho en llegar a la inspiración deseada que les elevara más allá del grupo mediocre.
"..., lo que digo es que hay un montón de cosas que no se de ti y hay mucho que tenemos que hablar. Me pasé dos noches contigo y eso no es suficiente tiempo. Dame más tiempo, por favor", esperada declaración sincera y tierna para recuperar ese inesperado amor hallado que, debe rematar la diestra faena hasta el momento realizada, no tiene por qué ser espectacular el lugar ni el modo pero, sí las palabras elegidas pues éstas deben ser cuidadosamente elegidas y sutilmente combinadas para no arruinar el cierre del espectáculo visto, por tanto...,
¿Cumple o queda a medias?..., "era un poco inestable en el centro pero terminó fuerte, estoy conmovido"; resumen excelente al que sólo cabe añadir un principio clásico, nada creativo, dicho por sus apañados secundarios que envuelven a un natural y avispado Miles Teller como líder de una 
comedia prototipo, tópico andante sin ninguna novedad a la vista que, vale para tiempo muerto de escarceo de ideas y redención de la presión diaria que, apaña su gusto y recuerdo familiarizado de costumbre muchas veces observada gracias a su ingenioso postre final con el que merienda los rutinarios platos anteriores servidos y sanea la mitigada velada vivida hasta entonces.
¿Vale con eso?..., "tengo los pezones sensibles", eso es que la noche, a pesar del torpe comienzo y tropiezo del recorrido, no ha ido mal, ¿no?
Aventura de una noche, es su cometido y cumple con ello pues, la decepción surge cuando las perspectivas son, en exceso, elevadas y aquí, no venda más que lo puesto, de modo que..., pasa la noche aventurada y no esperes encontrar a tu príncipe de alma gemela por el camino porque, se volverá rana sin posibilidad de beso que lo transforme; sácale el partido que puedas a la velada y ¡no esperes más! 



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