domingo, 22 de marzo de 2015

El año más violento

Cesar, por el año 62 a.c. y tras separarse de Pompeya, aún sabiendo de la inocencia de ella en la supuesta infidelidad de la que se le acusaba, declaró: "La mujer del Cesar no sólo debe ser honrada sino que debe parecerlo"; años más tarde, Maquiavelo, historiador y teórico italiano, experto conocedor del ambicioso animal político, adujo: "Pocos ven lo que somos, pero todos ven lo que aparentamos"; Rochefoucauld, escritor francés, afirmó "El mundo recompensa antes las apariencias de mérito que él mérito mismo"; Nueva York, 1981, en el año más violento "No soy un delincuente...,probablemente es cierto..., la verdad, nada de eso importa"
J.C. Chandor presenta la vida de un hombre de negocios que ante su intento de prosperar y expandir sus posibilidades en el mundo del carburante, coger delantera estratégica respecto sus rivales tendrá que enfrentarse a las malas artes de la mafia de sus competidores, al fiscal y la policía que están minando su reputación y opciones de ganacia al poner en duda su integridad con la investigación emprendida, a la falta de liquidez por desplante del banco amigo que ya no es tan amigo y le retira su apoyo y confianza, a la ruina y quiebra por el riesgo de apostarlo todo a una carta, a la violencia silenciosa/nunca manifestada abiertamente -sólo un muerto en todo el relato- pero siempre presente en cada mirada, suspiro y presencial enfrentamiento de palabras correctas, atentas y serenas, emprendedor osado quien, aún con todo, intenta hacerlo bien, ser correcto, considerado y cumplir la ley sólo que con buenas intenciones uno no consigue la delantera, siendo buen hombre sólo se reciben golpes, con la honradez no se sale de pobre y en el mundo de los negocios "lo que importa no es jugar sino ganar".
Una fantástica, firme y poderosa Jessica Chastain como esposa del magnate, con mayor peso interpretativo del, en un principio, sospechado declara como posible inscripción de sepultura eterna, dado los tiempos que corren, "Mi marido es un hombre honorable" y, sin duda, Oscar Isaac, en una actuación espléndida, portentosa, sobria y seductora -papel, en un primer momento, reservado para Javier Bardem quien lo rechazó por divergencias con el director- lo intenta, lo desea, quiere mantener el estilo y forma de actuar de antaño, de la época de su padre pero la voluntad, a veces, se estrella contra montañas inamovibles, las alimañas sólo entienden de su propio juego traicionero y, por mucho que pretendras "...voy a conseguir esto y no lo haré mediante trampas" es un deseo que sirve de etiqueta hacia la galería, a un exterior de porte a cuidar en imagen presentada pero, por dentro uno sabe que tiene que arrimar el hombro, subirse las mangas, preparar los puños y ensuciarse las manos si quiere vencer a sus rivales tan codiciosos, desleales y oportunistas como el que más, incluido el protagonista, nadie se salva.
Con un aire a lo Coppola pero manteniendo su propio camino y distinción es un elegante y resuelto duelo, a más de dos bandas, de intensidad y talante enérgico que se contiene y autoregula para ir desprendiendo su angustia y presión poco a poco, tensión de reto constante controlada a cada segundo, sin perder los nervios ni las maneras que convence, atrapa y estimula, acción fría de cuidados pasos, ambiente familiar y cálido de espíritu congelado y esperanza a la espera que puede no despertar la curiosidad de todos, que no todos hallen la ferviente ansiedad de fisgonear y saber de un Goliat que quiere vencer sí importa el cómo, que "...aunque fuera necesario, no quisiera hechar la hiel" ya que "...si el camino fuera suave, si no hubiera que correr", todo sería acordado, relajado y más sencillo pero "...es duro, es salvaje y no tiene compasión, te disparán por la espalda, aquí no existe el honor" en esta partida de ajedrez estilizada, mental maqueta milimétrica de calculados andares que se acerca amenazante a la cumbre de su explosión pero no corona al sobrevenir una calma que no trajo consigo la temida tormenta.
Negocios de pretensión limpia/práctica sucia, traje y corbata impecable y suntuoso para vestir este arduo camino al éxito que deja intuir el mono de faena inmoral y fangoso pero que tiene la delicadeza y finura de no mostrar, apariencia por encima de todo en esta educada lucha de titanes en busca del codiciado y maldito El Dorado.
Interesante, no notable.



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