domingo, 31 de agosto de 2014

Guardianes de la galaxia

Malos, buenos y un fin loable, no se necesita más, a partir de ahí dejar volar la imaginación y disfrutar, fórmula mágica que sigue funcionando si se cuenta con una idea genial, un cómic bestial, un hábil director, diestros guionistas y la meta honorable de conseguir un producto meticuloso cuidado con esmero y perfección que endulce tu alma, aumente el ritmo cardíaco de tu corazón y levante todas tus pasiones.
Sugestivo y atractivo colorido envuelve a este fantástico relato de ciencia ficción que cuenta con personajes variados y espléndidos de acople genial y efectivo, diálogos divertidos y chistosos y una música excepcional, melodía preciosa de recuerdo memorable que invita a bailar y cantar, a unirse a la fiesta de esta visión hipnótica que cautiva y ameniza con encanto y sabiduría, con risas espontáneas de sonrisa grata y complaciente, emotividad en el momento preciso, juerga de forma continuada, espectáculo frenético para la vista y el oído, luces, explosiones, tiros, ironía, sarcasmo, honor, valor, coraje, amistad, humor, bromas, alegría, júbilo, fervor, entusiasmo..., "¡un poco de todo!" para conformar la felicidad estratégica del entretenimiento excelente, magistral trabajo de efecto espléndido y maravilloso que se adora, aprecia y estima con exquisitez divina, que se consume con rapidez imperceptible y se recuerda con devoción sabrosa y gusto delicioso.
Elección fácil de distracción segura y diversión plena, obvia garantía de satisfacción completa que aporta bienestar incondicional y esparcimiento inmenso, ¡qué más da la trayectoria de la historia, el nombre de los planetas, el seudónimo de los protagonistas, su origen o destino, el recorrido del argumento, ir hacia allí o de vuelta hacia acá, quién traiciona a quién, quién pega a quién, quién es el bufón, el gracioso, el fortachón, el guapo, el simpático, la sexy, el sensible, el leal, el sensato...!, simplemente quiero héroes, malos, buenos y un fin loable, no se necesita más, a partir de ahí, dejar volar la imaginación y disfrutar, disfrutar, disfrutar..., claro como el agua, evidente como la fantasía ingeniosa e invención maravillosa que acabas de presenciar.
Señoras y señores, grandes y pequeños, niños y niñas, personas de todas las edades pasen y vean el mayor espectáculo del mundo, magos de lo oculto, equilibristas del suspense, payasos de la risa, leones peligrosos y artistas del placer, siéntanse, abran sus ojos, agudicen sus oídos y no pierdan ni un segundo de esta genialidad cómica llevada con suntuosa elegancia y estiloso arte a la gran pantalla.
Sencillamente, me lo he pasado genial, he aligerado las penas, despejado la mente y olvidado los sinsabores cansinos del día a día, ¿quién da más? 



sábado, 30 de agosto de 2014

El congreso

Como mínimo tienes que admitir que es diferente, original, sorprendente, novedosa, ingeniosa, atrevida..., ahora, decir que te va a gustar o a saciar todas tus expectativas es un riesgo osado que prefiero no aventurar pues tu predilección o rechazo por la misma dependen de una delgada y fina línea difícil de situar.
Dos partes, la anterior y posterior al congreso futurista, la rodada con personajes reales y la ofrecida en versión animada, la protagonizada por una sensacional, cautivante, seductora Robin Wright Penn que expone toda su belleza física, toda su delicada imagen y sensibilidad artística sin contemplación ni protección alguna, sin reservas ni complejos, admirable muestra de valor, cofianza, arte y un excelente saber hacer y su homóloga en dibujo que impresiona y atrae en un principio pero que acaba perdiendo su efecto llamativo.
Sin duda alguna, esa primera escala te va a encantar y admirar, la crueldad y ferocidad de su habla expositiva, la castigada crítica al proceder del business del Séptimo Arte y su atrocidad para con actores desesperados que venden su imagen, que anulan su libertad de elección sobre lo que representan convirtiéndose en títeres sin poder de sublevación o queja, la dolorosa y escalofriante previsión de esta hermosa industria del entretenimiento hacia la frialdad y la pérdida de su alma te va a impregnar y emocionar, te asombrará con fuerza inusitada y te eclipsará por su explosiva honestidad, sincera amargura e impactante reflejo de su interior más desagradable e impúdico, afirmación que se realiza con la misma claridad y evidencia del sabor gustoso y placentero que dejará en ti.
Lo que viene a continuación ya es cosa diferente pues entramos en el mundo de la digitalización, de la animación por códigos y chips que, en un primer instante, impresiona y alienta tu espíritu más rebelde, satisface tu curiosidad más despierta y complace temporalmente pues su discurso moral, lección ética sobre los límites de la diversión y el poder y de cómo ésta se exhibe y se cuida son de lectura satisfactoria y grata seguida hasta..., que pierde su estela y se convierte en una especie de cárcel opresiva, un matrix de dibujos animados donde elegir entre una realidad de dolor, pesadumbre y vacío al escoger la corporalidad y la presencia física de tu andar o el autoengaño voluntario, fantasía imaginativa de un mundo diseñado donde el placer, la felicidad y sonrisa eterna están garantizados a través de la absorción de la nueva, revulsiva y mágica ampolla que te permite decidir quién eres, qué quieres vivir y qué magistral existencia de película quieres protagonizar, un planteamiento exquisito y loable si no fuera porque te aturde y desorienta, abandonas desconcertado ante la confusión abusiva y complejidad liante de su exposición.
En cuanto a imagen, diseño, estética es un portento visual, un giro sensacional que deslumbra y tienta, singular toque que convierte a este filme en algo exclusivo y único de lo visto últimamente pero su mejor don y habilidad se convierte en su mayor queja y lamento al perderse dentro de su propio ego, al sobreexplotar su ansia de más, al indigestar al espectador por no encontrar su límite y por no controlar la masiva cantidad de abundancia en contra de la pérdida evidente de calidad, en los últimos 45 minutos pierde su razón de ser, su maravillosa absorción e identidad y se convierte en un producto mareante por olvidar su frescura, genialidad y viveza con la que inició esta arriesgada aventura y saturar al espectador con imágenes que ya no controlas ni tienen sentido ni sabes por dónde van, torpeza que se corrige en su místico final siempre que sepas captar su mensaje porque sino quedarás despistado para siempre en el país de nunca jamás pues no entender sus últimos virajes y su escogido final existencial es quedarte en el limbo con la eterna pregunta..., ¿qué acabo de ver?, y cuya respuesta sin descanso ni tregua entorpecerá y anulará el posible digno recuerdo de este relato diferente, original, sorprendente, novedoso, ingenioso, atrevido..., del cual decir que te va a gustar o saciar todas tus expectativas es un riesgo osado que prefiero no aventurar pues tu predilección o rechazo por la misma dependen de una delgada y fina línea difícil de situar.
Ojalá la percepción de dicha frontera este situada con destreza para disfrute, complacencia y placer de tu persona.



viernes, 29 de agosto de 2014

Condenados

Es un caso real, la misteriosa desaparición de tres niños en Menphis en 1993 y la aún más extraña y dubitativa resolución del caso.
Es lo único bueno que vas a encontrar, todo lo demás es papel de humo, débil e inconsistente, que enrarece el ambiente, dificulta la respiración y confunde tu mente.
Quince primeros minutos muy prometedores que avivan tu interés y emoción, que confirman la atractiva lectura de la sinopsis y despiertan tus inquietudes y emociones por saber y prestar atención al argumento.
A partir de ahí, se desvanecen lentamente todas tus ilusiones cual espectacular cometa que cae por falta de viento y habilidad de quien maneja sus hilos y la posibilidad de poder disfrutar de un seductor relato de intriga y misterio se apagan cual fogata fallida.
El guión no está a la altura de los hechos, no han sabido sacarle partido a unos acontecimientos tan horribles y confusos, se limita simplemente a realizar un recorrido informativo soso, pobre e inerte que a pocos satisface y a nadie convence.
Tu pérdida cognitiva y desconexión sensitiva irán al compás de este torpe guión que no sabe marcar las pautas ni alimentar una incógnita ya presente de base, una ausencia de empatía por la falta de audacia en su lectura y de ingenio e inteligencia en su narración, por un director, Atom Egoyan, que se conforma con una exhibición simple y llana en formato de telediario y que desaprovecha un exquisito material magníficamente utilizado y combinado en el documental "West of Menphis"  que aporta toda la intriga, información y sabiduría que éste obvia.
Colin Firth se mueve por las escenas con su delicada elegancia cual fantasma errante que no encuentra su lugar, un apagado investigador sin chispa ni ocupación aparente que parece más bien la vecina cotilla del quinto y una Reese Witherspoon como madre afligida y esposa desconfiada que no transmite nada.
Tus dudas e incógnitas irán en aumento, no aclara nada e insinúa con dificultad y cuidado pues es un caso abierto lleno de incertidumbre y rarezas para los propios familiares e investigadores pero se ha tenido tan poca gracia y acierto, tanto desatino en su elaboración que resulta chocante tantos minutos para tanto deambular y tan poca utilidad.
Un tono neutro y reposado -nada absorbente- para hechos trágicos y devastadores, un ritmo perezoso -nada deslumbrante- y un sabor seco -nada complaciente- para un relato que no cumple con las expectativas despertadas ni roza la miel de la intriga y el misterio.
Se puede visionar sin problemas y con buena tesitura pero escaso beneficio.
No ha habido, por parte de todos los responsables involucrados, muchas competencia ni habilidad en realizar con arte y buen resultado su trabajo principal, cautivar e interesar al espectador en ello.



jueves, 28 de agosto de 2014

Fanny

Magistral continuación de la obra de Marcel Pagnol que con gran acierto continúa con la última escena vista en su antecesora, manteniendo el frescor y colorido que la caracterizaron, la misma gracia, sabiduría y esmero del formato presentado originalmente y todo su encantador ambiente, una soberbia puesta en escena que ahora se centra en el drama, en las consecuencias inevitables surgidas de las decisiones impetuosas y aceleradas que le precedieron.
La alegría, jovialidad inicial desaparecen para avanzar hacia la madurez y responsabilidad de decidir destino, elegir camino y aceptar la vida que conlleva, tristeza, lloro y dolor al dejar atrás la ensoñación de la juventud, al refugiarse de los daños del amor perdido y situarse con serenidad y conformismo en la nueva vida ofrecida.
La velocidad y atropello de la anterior dejan paso a la reflexión, la calma y el pensar, mantiene su profundidad en los diálogos y su salero en el habla aunque con el evidente abandono de la fantasía y la locura de un primer amor para seguir con la dureza de la realidad que espera, un descanso teatral para continuar con la obra y descubrir el devenir de la historia de estos queridos personajes.
Una actuación, paseo más lento y agónico, desesperado y lineal, mantiene la loable presentación recordada, todo su espléndido decorado pero el argumento vira de la inocencia de una sonrisa ardiente y seductora a la amargura del futuro que vendrá, lamento y aceptación del olvido de la diversión y albedrío, inocencia e inmadurez que deja paso al crecimiento repentino y obligado.
Filme que mantiene su atractivo, su carisma y su peculiar sabor, sus espléndidos ingredientes con la misma calidad y devoción, arte y cumplido salero sólo que en esta ocasión es la voz de la razón la que guía sus vidas, la lógica y el entendimiento marcan el guión dejando a un lado, aparcado en pausa y espera, al corazón y su indulgente y revolucionario bombeo, la firmeza frente al caos, una resignación que anula la esperanza, cordura y coraje que calman esas ilusiones y sueños que hieren y devoran lentamente, contención y moderación ante la ansiedad y ajetreo de un respirar loco y un latido mareante.
Marius eligió, Fanny ha elegido, César es fruto de ambos, ¡veremos por dónde transcurre su andadura!



miércoles, 27 de agosto de 2014

Marius

Una alocada representación de teatro, una cariñosa y simpática historia de amor, gracia, encanto y mucho colorido para escenas aceleradas que transcurren sin pausa ni descanso, de habla incesante y movimientos apresurados, carisma e ímpetu para la narración de un drama romántico de grandes ilusiones y anhelos, sacrificios loables y sueños imparables.
Afecto en los personajes, adorable presentación, seductora fotografía, diálogos de suave diversión, dulce aura poética de fantasía e imaginación que te transporta a un cautivador barrio pesquero de gente risueña y dicharrachera, de ambiente cariñoso y familiar que conforman un cuento cautivador, fábula tierna, dulce y grata que ofrece sencilla distracción y entretenimiento ocasional en un entorno meticuloso, cuidado con esmero y delicadeza, honesta y loable representación de la obra de Marcel Pagnol que ameniza sin grandes esfuerzos, entretiene con placer y agrada con espléndida facilidad.
Visión cómoda y alegre, funcional acople de las tablas y escenografías del teatro a la gran pantalla, estima para un relato cordial, de pasiones y energía en sus vivencias diarias, aplaudida rendición a las formas, el escenario, las actuaciones, la ambientación, el salero y arte para un querido soñador que se debate entre su deseo incondicional por el mar, obsesiva perturbación y su loco amor por Fanny, su gran romance, dilema dramático exhibido con soltura, acierto y devoción, fervor delicioso que se vive y aprecia con exquisitez y dulzura.
Saborea la magia del teatro trasladado al Séptimo Arte, disfruta de un recreo breve pero intenso, fresca, ágil y jovial parada que desprende fascinación, deslumbre y atractivo, tentempié ligero que complace sin saturar y gusta sin mayores contratiempos, ideal para descansar la mente y cultivar el alma. 



martes, 26 de agosto de 2014

10000 km

10000 km de separación en una pareja y toda la tecnología informática a su alcance para reducir los efectos colaterales de dicha distancia, el proyecto en común de una vida puesta en peligro, el egoísmo de primero yo expuesto sobre la mesa, la realidad de confrontar el presente, la ignorancia soñada que compartían, el amor como equipaje en el que abandonas tus sueños por tu amado, renunciar a ti por él o elegir tu camino a pesar de él, los estragos de descubrir diferencias incompatibles que la rutina y el contacto diario escondían, lo que la ausencia de la presencia física del otro otorga..., un proyecto interesante que abarca mucho espacio, muchas preguntas y cuestiones incómodas pero que sólo necesita de dos personas, dos estancias y la evolución de una comunicación a menos a través de la red, el descubrimiento de quién eres sin la presión de tu compañero, sin el lastre negativo que arrastra el maravilloso sentimiento de querer a otra persona, la valentía de anteponer tu vida personal a la común, resolver que no existe proyecto compartido si es que alguna vez los hubo, dejar de ser arrastrado por el otro para remar con propiedad individual, un montón de consecuencias y lecturas variadas para un trabajo sencillo, minimalista y muy loable que cuenta con magníficas interpretaciones de sus actores, un director novel que sabe lo que quiere, a dónde ir y que expone sin pudor, con enorme veracidad y talento una realidad actual que se vive y siente por todos los rincones.
Ahora, sin negar un ápice de lo escrito y sin evidenciar incompatibilidad en mis palabras, no te dejes llevar por el entusiasmo de la puntuación otorgada a este filme ni por las alabanzas recibidas por toda la crítica pues, aún con meritorio éxito de intención, propósito y arte, espléndido y curioso formato y contexto, en la práctica y de cara a la emoción, implicación e interés del espectador carece del potente e impactante efecto esperado, la devastadora absorción de tanto sentimiento se diluye, la demoledora visión de tanto destroce se evapora, la desgana, inapetencia y frialdad que recorren los protagonistas te consume y aprisiona, se hace tuya, una desconexión y desapego lento y agónico que proviene de minutos y minutos de Intener, whatsapp, skype, google earth..., que te congelan e inmunizan, te nublan y adormecen, su mayor virtud como planteamiento e idea se transforma en pesadez de visión, en cansancio perceptivo, en ingrata frustración de reconocer el talento de un trabajo, su coraje y valor y vivirlo con negativa distancia, indeseable enfriamineto e indiferencia por ausencia emocional e incomunicación afectiva.
Un rotundo si en teoría, un merecido notable cognitivo y presencial, una lamento en la práctica, una pérdida en la puesta en acción, vacío de una conexión que observas pero no sientes, que sigues pero de la cual no participas por sequedad, tedio, inmovilidad y motivación escasa.
Posdata: profunda, generosa y espectacular escena final de sensibilidad, desespero y auxilio penetrante y absorbente, lo ideal y deseado para los 98 minutos de narración de un relato válido, de gran esmero pero de carente e insuficiente efecto pragmático



lunes, 25 de agosto de 2014

Transformer: la era de la extinción

"¿Qué clase de hombre traiciona su sangre por metal alienígena?"
¿Que clase de genio traiciona sus sueños por dinero, qué clase de inventor permite destruir su creación, deformarla y abusar de ella para transformarla en revoltijo comercial del montón que ha perdido su originalidad, impacto y emoción?
¿Te acuerdas del primer Transformers, de la visión virginal que tanto disfrutaste, de la genuina semilla que revolucionó y asombró a partes iguales, el elemento sorpresa que te cautivó?
¿Distingues unas de otras, encuentras diferencia en la trama que nos cuentan una y otra vez?
Vale, sí, es entretenida, visualmente espectacular, mucho ruido atronador, peleas y transformaciones geniales donde Michael Bay mantiene el nivel etc, etc, etc..., pero el castillo de fuegos artificiales, explosiones y acción, ¿no es cansino?, ¿no te aburre hasta la saciedad?
Porque blockbusters hay a montones, películas de esparcimiento ligero y diversión gratuita hay para dar y vender pero si creas algo, registras tu idea, le das un nombre y la difundes has creado un sello con personalidad propia y estética exclusiva, un patrimonio ha heredar por tus fans y a cuidar por sus responsables entonces..., ¿qué demonios haces? pues, ¿ no existe una compromiso, obligación para con el nombre que representas?
Me encantan los muffins y los cupcakes, los devoro por su singularidad y marca personal pero si éstos no se distinguen de cualquier otra magdalena de chocolate -o de lo que sea-, ¿de qué me sirve?, si su sabor, textura y presencia no son únicos, inimitables y de recuerdo duradero e inolvidable, ¿para qué los quiero?
Que vas a pasar un buen rato y a divertirte es posible, también es posible que otros se diviertan y pasen un buen rato viendo Sálvame, por tanto, que su contenido sea válido, que apruebe su argumento y no aburra su larga duración..., ya no es tan posible.
Michael Bay vuelve con Transformers por cuarta vez buscando un mero aprobado que ni siquiera merece y a la espera temerosa de ¡qué nota otorgar a la quinta que vendrá!
El triste dilema es que aquí nadie gana excepto Don Dinero, lo cual ya cansa.



domingo, 24 de agosto de 2014

Lucy

¡Cómo puede ser que la posibilidad de utilizar el 100% de la capacidad cerebral, convertirte en pura energía resulte tan poco atractiva, nada estimulante y cero gratificante!
Porque molaba ser Powder, era genial ver las habilidades de John Travolta en Phenomeno pero..., ¿alguien se cambiaría por Scarlett Johansson?, ¿interesa esta Trascendence rubia con andares de Matrix?, aparte de que ¡puede que sea su peor interpretación nunca vista!
Ahora vayamos a la histora que ¡esa es otra!
Los símiles de caza, atrape y sensación acorralada de la protagonista nada más empezar el filme para con el mundo animal, con la vida salvaje y la naturaleza en su pleno esplendor te hacen albergar esperanzas de originalidad, de un fondo válido, contenido profundo a descifrar..., ¡olvídate!, porque a partir de ahí un espectáculo de luces y colores, tiros y excentricidades, despropósito de danza con etiqueta de poesía metafísica que se estrella contra su propio ego, desbarajuste de querer tocar el cosmos, las estrellas y más allá y quedarte sentado en el banco de un parque como un monigote que ve un desfile de títeres bailarines que entretienen, hacen gracia y ruido pero de cuya historia no te crees nada por ser cutre, barata y surrealista, propia de quien se cree genio y no sabe freír dos huevos, una tontería banal etiquetada como cinco estrellas que no supera los calamares del bar de la esquina, un Don Perignon que esconde a Don Simón en su interior y gracias por la generosidad de la comparanza, locura no admisible por no producir ensoñación, ni éxtasis -aparte del subidón que tuvo Luc Besson para idear este galimatías- ni interés alguno.
¿De cara al espectador?..., es verdad que no te aburres, es verdad que pasa rápido, es verdad que te dará igual que los de la fila de atrás no callen, es verdad que no molestará el de tu derecha comiendo palomitas, es verdad que tu vista y oído se distraerán con el móvil de tu amigo, es verdad que mirarás la pantalla por mirar, es verdad que seguirás la trama sin pretender saber ni conocer, es verdad que muy, muy, muy lejos quedó Nikita, León, El quinto elemento, Transporter..., y que el tiempo, como unidad de medida -¡menudo descubrimiento hace la portentosa protagonista con mentalidad suprema!- hace estragos en la persona, grietas que la vida y, en este caso, el sufrido espectador pagan injustamente con la desilusión de sus expectativas y el malogrado pesar de su fraudulenta decepción.
Película de fuegos artificiales fantasiosos, juegos malabares que combinan acción con ciencia, deslumbre con porquería, sabiduría con inmundicia, filosofía existencial con un chute de droga, lsd y lo que se ponga por delante, claridad de ideas con fanfarronada de perder la cabeza, un no saber que tomar, elegir un poco de todo y crear un combinado único y esperpéntico que no debería volverse a intentar y cuya copia de seguridad debería ser borrada por miedo a posible repetición futura.
"Ya no soy vulnerable, ya no soy insegura, ya no tengo miedo a morir"..., muérete ya, ¡por Dios!



sábado, 23 de agosto de 2014

La religiosa

"Cuidado con lo que deseas porque puede hacerse realidad y convertirse en la peor de tus pesadillas"
Cruel, atroz, pura barbarie, encerrada en vida en la peor de las cárceles, el fanatismo, fervor religioso expuesto sin pudor ni miramientos, el pago costoso y agónico de la desobediencia y la rebeldía, un desesperado "¡quiero salir de aquí, dejadme salir!" que hiela la sangre y asquea el alma.
Aterradora, brutal, desagradable, la horrible y ardua supervivencia al infierno obligado de un hábito que ahoga y devora lentamente, la pureza de la maldad y la violencia más escalofriante encerrada y escondida entre las rígidas y espeluznantes paredes de un convento terrorífico que practica el lento asesinato de toda inocencia y pueril existencia.
Una época, una vida, un destino forzado, el inicio de una carrera feroz y humillante por la dignidad y el respeto, por la libertad de decidir, una lucha asfixiante que exacerba a tu impactada sensibilidad, que hiere tu escandalizada ternura y repugna a tu atónito corazón.
Su visionado implica atravesar un mar de emociones desde la curiosidad inicial, conmoción de una vocación impuesta a la frialdad y sequedad de las formas, la austeridad de su día a día, una convivencia extenuante y opresiva para pasar a un estado de guerra, animal apresado sin vehemencia ni contemplación que despierta tu incredulidad, sobresalta tu tristeza y enmudece tu perplejidad, de ahí a una parada de compasión, paraíso ficticio que oculta un nuevo demonio más sutil y delicado pero tan mortal y peligroso como el que más y, por fin, la resolutiva paz, descanso tan añorado y deseado.
Su narración es lineal, lisa y plana a pesar de la nube de sentimientos que implica, incómodo espectáculo de vejaciones, poder y maltrato que inicia su andadura con fuerza, potencia y carisma, aliento de descubrir qué, cómo que continúa con dosis y dosis de malicia y resignación para llegar a un estado de hipnosis inquietante que ya no altera tu ser por estar abrumada ante tanto dolor y castigo, desde la atención y el interés de no apartar la vista ni cerrar los ojos a un saturación involuntaria de resolver la injusticia y acabar con el martirio, de un despegue impactante y anonadado a una leve y superficial ausencia, tibia indiferencia ante el despliegue continuo e incesante de pena, lloro y amargura.
El drama que al principio atrae, provoca y sugestiona desemboca en un giro al exceso que aplaca tu motivación y adormece tu frescura perceptiva pues ese suspiro y alivio buscado tarda mucho en confirmarse.



Coherence

El gato de Scherondinger es un experimento imaginario concebido en 1935 por el físico austríaco Erwin Schrondinger que plantea un sistema formado por una caja cerrada y opaca con un gato en su interior, una botella de gas venenoso y un dispositivo el cual contiene una particula radioactiva con un 50% de probabilidad de desintegrarse en un tiempo dado de manera que si la partícula se desintegra, el veneno se libera y el gato muere.
Al terminar el tiempo hay una posibilidad del 50% de que la partícula se haya activado y el gato esté muerto y un 50% de que no se haya activado y el gato esté vivo.
Según los principios de la mecánica cuántica la descripción correcta del sistema en ese momento es la superposición de los estados según su función de onda, es decir, vivo y muerto a la vez.
Sin embargo, una vez abierta la caja habrá que elegir y uno de los dos estados se sobrepondrá, o estará vivo o estará muerto.
¿Has jugado alguna vez a quién es quién?, ¿ese juego donde tienes que adivinar quién se esconde detrás de cada personaje según las pistas que te ofrecen? Pues, éste es un relato ideal para practicar dicha técnica con 8 miembros, una casa y diversas realidades que se combinan, mezclan y confunden a la vez.
Una reunión de amigos, una inofensiva invitación a cenar y un cometa que surca los cielos, todo ello en el fondo de un magnífico guión que sabe evolucionar desde la nimiedad y la tontería banal a los primeros sustos y planteamientos surrealistas para, con sabia inteligencia, continuar su camino hacia la obsesión, el pánico descontrolado y un desquiciante no se dónde estoy, no se qué pasa, no se quién es quién que te enloquece, absorbe y ofusca con propiedad, fuerza y gran determinación.
Un argumento sencillo en su propuesta partiendo de la teoría del gato de Schrondinger y que con exquisita lentitud y sutiles movimientos ascendentes logra llegar a cotas sublimes de confusión, de misterio y de pérdida total de la realidad, un filme de ciencia ficción que se alimenta de sus espacios cerrados y reducidos, de diálogos incesantes que no tienen freno, de habla continua llena de despropósitos y de jugar al gato y al ratón con uno mismo, con sus propias realidades y con aquellos con los que comparte, o no, el espacio y el tiempo.
Te dejará enmudecido, sorprendido, seguirás analizando su final, intentarás unir todas las piezas hasta el agotamiento y será tal tu perplejidad ante la que se ha liado partiendo de un tranquilo y superficial encuentro de amigos y la apertura de una boba y estúpida caja que tu asombro, respeto y aplauso para con la película y su diestro y meritorio director-guionista serán rotundos, certeros y de grato y exquisito placer.
Apuesta segura que con poco ruido y muchas nueces consigue un trabajo soberbio y magnífico, todo un loable proyecto donde después de darle vueltas y vueltas, de repasar y recordar cada movimiento puede que te rindas ante una resolución inconclusa por seguir sin saber quién es quién y de dónde procede cada cual.
Nunca un mareo tan frustante fue tan emocionante y productivo.
Disfruta de tu ignorancia situacional y de tu aturdida incapacidad cognitiva, acelerado vértigo que finaliza en inquietante calma.



viernes, 22 de agosto de 2014

En el frío de la noche

Un motel de carretera, una desesperada madre soltera, un poli corrupto, un matón medio ciego y mucho, mucho dinero que todos quieren y persiguen, agitamos la coctelera y no es difícil adivinar el desenlace ni los pasos que llevarán a tal resolución.
Película de memoria, de clase de primero para directores impacientes que quieran practicar -lo cual, no es el caso para más desgracia de Tze Chun-, para un público de exigencia leve y concentración ligera que busca un visionado patrón que no exige mucha atención ni un gran esfuerzo con buenas interpretaciones y un argumento de lectura de noche en el cajón de la mesita.
Un arreglo floral, bonito y sencillo que cuenta con todos los ingredientes necesarios para conformar una buena decoración, un eficiente y cumplidor espectáculo que a falta de adrenalina, tensión e incertidumbre que atrape tu interés y cautive tu respiración ofrece un esparcimiento standard, modesto y breve, sin sobresaltos inesperados pero tampoco aburrimiento garantizado.
Se ve con facilidad, se olvida con rapidez, entretiene sin mucho ruido aunque ofrece pocas nueces consistentes, un formato simple que no destaca por nada en especial ni anida por nada en concreto pero que tampoco cansa ni pesa, uno se sienta, la consume sin mayor preocupación y a otra cosa mariposa.
Verlas venir y que se vayan confirmando tus intuiciones puede ser un juego divertido y de grato placer pues uno acaba siendo mejor guionista que el propio responsable del guión.
¡Ay, donde quedó el misterio de no saber, la intriga de descubrir, el anhelo de saber! En otra ocasión será. 



Locke

Un coche, un hombre y miles de kilómetros por delante de conducción, una decisión: hacer lo correcto, tomada bajo el lema: todos los problemas tienen solución sólo hay que encararlos uno a uno, ceñirse al plan y no perder la calma, un agobio de llamadas incesantes, una enorme tensión, un constante vapuleo de los tres frentes abiertos -familia, trabajo, enmendar un error- y una soberbia y magnífica interpretación de Tom Hardy que concentra en su persona la angustia, el desquicio, la pérdida y el miedo con una calma, moderación y serenidad emocional tan inteligente y profunda que convierte a este relato minimalista en una incesante claustrofobia que ahoga y hiere, despresurización lenta que no permite la respiración, en un destino duro, cruel e imprevisto cuyo coste por asumir tu responsabilidad es un alto precio de todo lo conocido y de tu propia persona.
Un ritmo incesante de percepción pasiva que atrapa tu interés, una sabia dirección para un humilde y sublime guión, una sola idea, claridad absoluta llevada a buen puerto no importa qué derrumbe o a quién se lleve por delante, la obsesión de no ser ejemplo del refrán "de tal palo tal astilla" y la lucha fantasma y personal de uno consigo mismo y con sus fobias particulares.
Suspense y misterio que se desvelan para dar paso a la perplejidad, el asombro y la tenacidad de quien lo arriesga todo, de quien sortea la presión, cumple con su cometido y no pierde la compostura, deslumbrante sencillez sin cortes de enfoque o adornos que distraigan que no administra grandes dosis de adrenalina ni excesos de pasión, ni sobresaltos ni ruido ambiental pues su arte es la línea recta, plana y fija, la espeluznante paz e inquieta tranquilidad, la obligada estabilidad que evita el caos y el descontrol a pesar de que toda la vida de nuestro decidido conductor se está haciendo añicos a cada minuto que pasa.
La frialdad y crudeza de las decisiones duras y  difíciles frente al ardor, escozor y desolación de un alma en pena y un corazón roto que, aún con todo, en ningún momento vacila o duda de su drástica e irreversible decisión, sobrecogimiento interno y silencioso que gota a gota, llamada a llamada va consumiendo, destrozando y cambiando la realidad conocida.
Se gana tu respeto, obtiene tu admiración y sin vacilación o excusas admites estar ante un filme grandilocuente en su simpleza, inmenso en su contención, de sabor penetrante y efecto lento pero cautivador.
Buena dirección, buena interpretación, buen guión y un excelente simple argumento, una joya diminuta que se vislumbra a cientos de kilómetros y deslumbra a todo aquel que se toma un segundo para admirarla pues ¡ya no podrás apartar la vista nunca más!



jueves, 21 de agosto de 2014

Mi amigo Mr. Morgan

Cuando uno pierde la luz de su vida se queda sin nada, elige el retiro voluntario, la soledad, la soledad para dejarse marchitar y cualquier conocido o por conocer que se acerque es un extraño, distracción no-bienvenida hasta que aparece una grieta, porque en todos lados hay grietas, que permite el paso de un nuevo rayo de luz....Tú eres mi grieta.
"¿Sabes cuando uno ama tanto algo que acaba odiándolo?"
Acabarás enamorado de esta película, prendido de su proceder, embelesado por sus personajes e hipnotizado por el aura sutil y delicada que destila y contagia.
Lentitud y delicadeza en las formas, suavidad y fragilidad en el roce, extenuante sinceridad en el habla, profundos silencios que lo dicen todo, pausado respirar que llama a la necesidad, necesidad de compañía, afecto, cariño, ternura y comprensión, de una ilusión que borre tanta melancolía y rencor, culpa y enojo y abra las puertas a un nuevo amenecer, un nuevo volver a casa en donde nunca se estuvo mejor.
Una bella, exquisita fotografía parisina envuelve y embellece este guión apetitoso que abarca la desesperación de quien queda sólo, el vacío de la carga rutinaria, la llamada de auxilio para no desfallecer, la esperanza surgida de la nada, la sonrisa y juventud de un nuevo esplendor, la reparable relación paterno-filial, el inesperado amor que ilumina tu estancia, la caída de toda frialdad y distancia, la dulzura de encontrar y descubrir tu lugar, de estar en casa.
Su terso y encantador caminar atrapa tus sentidos con modestia magnífica, tu alma se encandila ante diálogos que rezuman honestidad, que emocionan y arden con pasión, finura y elegancia, que son el ferviente corazón que mueve un conjunto explosivo que detona a cuentagotas, de acallada presencia y quietud sobrecogedora.
Es verdad que Sandra Nettelbeck pierde la estela de su propio andar iniciado al no tener muy claro que hacer con la llegada del tercer personaje, con un viraje que rompe y anula lo formulado hasta el momento, es verdad que su historia mantiene su vigor y esmero gracias a las buenas interpretaciones de sus participantes, de sus cálidas y expresivas miradas, de un estar en pausa y reposo que se activa con profundidad y contundencia, una eficiencia que parte de la espera, coge ritmo y acaba en delicia y conmoción, deleite y relax, admites que el relato renuncia a su propósito inicial y opta por un diferente destino, una infidelidad que se perdona por mantener su candor y aprecio, por seguir destilando fervor, por mantener y cuidar la magia de un caramelo de sabor gustoso y relajado, tenue y sutil, suave y rico manjar que complace con deseo y templanza, gratitud y calor.
¿Sabes cuando uno ama tanto algo que acaba odiándolo?
Éste no es el caso, es la hermosa excepción que confirma tan maldita regla.
Disfrútala con tiempo, comodidad y placer, grata calma que relaja y contenta tu persona.



miércoles, 20 de agosto de 2014

Faro

¿Una película por qué se aprecia? Por el contenido, las interpretaciones, el mensaje, el conjunto..., en esta ocasión no se que decirte y no porque sea mala sino, simplemente, porque te resulta indiferente.
Un padre y su hija refugiados en el bosque donde crean su propio santuario escondidos de aquellos que les buscan y que pretenden separarlos y, ya está, no sabrás más ni de los personajes ni de su pasado ni de su por qué ni de nada.
Ausencia total de información que te deja fuera de la experiencia de conocer a esta reducida familia minimalista, de participar de su aventura, de entender, apreciar y estimar su progresiva relación..., de algo, lo que sea pues sólo miras, observas, te cansas y aburres, eso es todo.
No se puede vivir de una bella fotografía, de la rutina de pasar los días sin rumbo, ni propósito ni anhelo de nada, anonadado y sin expectativas, sin compartir conversaciones que complementen la inicial frialdad afectiva de este dúo familiar que se necesita desesperadamente pero que no se abre al espectador, que no ofrece ni un suspiro o alivio de tu somnolencia, sin aclarar nada, sin comprender, conocer, averiguar, sin saber y que permanecen ocultos al posible afecto, interés o curiosidad que podrían despertar en ti y que, realmente, sería de agradecer.
¿Motivación para elegirla, verla y finalizarla? Ninguna porque, seguir al padre y conformarse con los escasos momentos de alegría y cariño que le ofrece a su pérdida, frustrada y desamparada hija es pedir mucho, porque la paciencia y la espera deben ser compensados con lo obtenido al final de ese tiempo muerto, de ese espacio congelado que no va a ningún lado porque aquí, sencillamente, estarás en pausa, sentado, a verlas venir para seguir y acabar en pausa, sentado sin nada a la vista y sin nadie a quien recibir, nada que contar y nada que decir.
Silencio..., pero no el elegido, deseado y apreciado por su exquisito relax y sabio acompañamiento sino el obligado, forzoso y estupefacto que te carcome, corroe y dan ganas de abandonar y huir de él.
¡Hablad, por Dios! ¡Ejerced el maravilloso don de la comunicación, del preciado lenguaje concedido al ser humano! ¡Hablad, por Dios!



Les adoptés

"Lo primero que se olvida son las voces, lo último los olores"
Es desgarradora, devastadora, cruel como la vida misma, te muestra la felicidad completa, te deja sentir y saborear el placer de la alegría, el amor, la ilusión, la inmensa belleza y miedo del enamoramiento súbito e inesperado para arrebatartelo sin piedad ni compasión, sin miras ni esperanza y quedarte desolada, estupefacta y dolida por la muerte de ese pequeño paraíso encantador y hermoso, frágil y seductor que te llenaba de ilusión, un cambio drástico y doliente de la sonrisa más tierna y apasionada a la incertidumbre, incredulidad de un tsunami que lo arrasa todo y te deja sin nada.
Tres personajes, un hecho y la relación furtiva, tensa y potente que se establece entre ellos, la evolución forzosa que deben afrontar y la desesperada, inevitable aceptación de su resolución final todo ello reflejado con una impresionante calidez, sutil delicadeza, magnífica sensibilidad, impactante fotografía y todo un arte humano que respira emoción, dolor, suspiros, anhelos, llantos, una tenue, frágil y bella muestra de los sentimientos y las emociones que conforman la vida, del horror espeluznante en el que puede convertirse nuestra existencia, de la pérdida abrupta de lo conocido por una nueva realidad que anula y desgasta todas tus fuerzas.
Sentidas y penetrantes interpretaciones para el primer relato en la dirección de Mélanie Laurent que muestra un discurrir lento, agónico y pausado que vas a sentir, palpar y vivir con áspera profundidad, con abrumadora impotencia, con triste complacencia y afinidad completa, una asombrosa empatía que penetra en tu interior como carcoma invisible y escondido que quiere alimentarse de tu ser, de tu persona hasta dejarte caos y vacío pero con la visión, reflejo de una continuación, un seguir caminando pues ni siquiera el mal y el dolor más atroz e insoportable son para siempre.
La historia es corriente, común, humana y tierna, respira afectos y emociones por todos sus poros, cine para ser vivido, sentido con cariño manifiesto, ardor interior y devoción absoluta, para dejarte llevar por esas olas del mar que golpean sin piedad ni medida pero que atrapan e impresionan por su lucimiento, por su sublime fervor, por su maldad natural y por su inocencia de cuna, por distribuir su fuerza destructiva con injusta y perpleja desigualdad, sin vehemencia pero con posibilidad de resistencia costosa y ardua pues cuando una puerta se cierra se abre una ventana ¿no?
Ahora, si no consigues abrir tu corazón a esa luz cegadora y deslumbrante, a ese rayo electrizante que arrasa y aniquila tu alma más indefensa e inquieta sólo tendrás la lectura de un relato sensible que se alimenta de la desgracia, que por momentos abusa de la lágrima fácil y la tristeza opresiva, con una buena dirección y respetadas interpretaciones pero, en ocasiones, empalagosa y, en exceso, cargante por su abuso y estancamiento en el dolor y la pena.
La elegancia magistral, sensibilidad maravillosa y emotividad penetrante de unos puede ser el calvario, la desgana y la pesadez de otros.



martes, 19 de agosto de 2014

La hora cero

Ésta no es una película gringa, ni para lo bueno ni para lo malo, lo cual se percibe desde el minuto uno de cortometraje hasta la hora cero de descuento.
Porque es curioso, sorprendente y de calado perplejo el efecto que produce la evolución de esta historia con una principio acelerado y frenético de atropello constante sin tiempo para respirar y de una complicada  tarea el intentar captar toda su profundidad, toda su intensidad caótica y mareante conducción para pasar, tras esa primera media hora, a una calma neurótica, tensión no explotada de forma contundente que parece estancar la situación y donde más añoranza se siente en la ausencia de sabiduría argumental, de riqueza en los diálogos, de eficaz explotación de todos los frentes abiertos y de una acción y adrenalina dirigidas con maestría e inteligencia para seguir aumentando el interés y la atención del público y, como colofón que por fin cubre las ausencias anteriores y compensa esa duda en la elección de este relato, la expectación del por qué de cada uno, la revelación de quién es quién y el lugar que corresponde a cada persona participante en este tinglado que reparte alegría y tristeza, tortas y abrazos, muerte y vida a tutiplén para quien se ponga por delante habiendo quien, incluso, repite en su dosis administrada.
"Porque la gente, incluso después de ver, prefiere seguir creyendo en la mentira..., porque ¿quién no está manchado de sangre?"
Con la importancia sublime que decora y personaliza el filme del lenguaje callejero, del sentir venezolano, de la vertiginosa realidad social, del vivir para subsistir, de no haber inocentes sin culpa ni culpables sin inocencia tu pose y actitud irán modelándose poco a poco desde el caos y subidón inicial a la falta de claridad y arte en indagar en todos los personajes según el papel que juegan, del cambio de identidad para provecho propio a la hora cero que a todos nos llega y donde ya nada tiene remedio.
Suspense, trama y acción, moralidad, justicia y mentiras, pena, tristeza y compasión, una película que no penetra con la profundidad que debería en todo lo que ofrece pero que absorbe tu razón con perspicacia e incredulidad, que envuelve tus sentidos con eficiencia evolutiva y que atrapa, engancha y merece tu aprobación plena conforme rueda y avanza en su locución.
Un meritorio reconocimiento final a un penetrante trabajo de exposición veraz, ruda y angustiosa que juega con todos los medios de los que dispone con seca crueldad, fervor ardiente y un violento masacre emocional que cuenta con buenos intérpretes y con un destino de corona de laureles ganado a pulso y tesón.
No te arrepentirás de verla, estarás contento de su elección, agradecido de haber realizado su visionado hasta el final y satisfecho de ver como se logra un intenso, potente e impactante trabajo sin la firma de Don Dinero ni el objetivo publicista y comercial.
Un respetado, digno y expectante conjunto que agrada, motiva y gusta.



lunes, 18 de agosto de 2014

Los mercenarios 3

Llevo una hora de película y mi cabeza no deja de pensar..., ¿qué escribo sobre este triste disparate?, de repetir la frase..., ¡es que es muy mala!, de intentar distraerse sin éxito alguno hasta ahora.
Porque no se que es peor o más ridículo la patética acción física, los disparos a doquier sin rumbo, dirección o propósito, los desaprovechados efectos especiales, los pésimos primeros planos, los perceptibles dobles de las impresentables escenas, los humillantes y secos sermones verbales, las vacías y catatónicas miradas, la desfachatez de filosofía de colegas, la retórica y verborrea sin tono ni expresión, el pésimo intento de intentar actuar, la fanfarronada de virajes argumentales..., el único que se salva hasta el momento es Antonio Banderas  y sus cinco minutos de pantalla.
¡Dejemos pasar la siguiente hora a ver si mejora!
Llevo ya media hora más adelantada y sigo igual de paralizada, aburrida y ausente ante la fantasmada, cutrez de lo que veo..., y Banderas sigue siendo el único que aporta un poco de ritmo e interpretación creíble.
Sigamos con la tortura de entretenimiento nulo y distracción cero. Desde luego soy masoquista porque sino no se entiende mi creencia de poder decir algo positivo cuando todo esto ¡acabe!
Y...., ¡acabó!, y puedo concluir con amargura,  lamento y aflicción que únicamente en el último cuarto, último tramo de tan largo, penoso y caótico recorrido aparece el alma, la acción, la adrenalina y el ritmo que ¡tanto deseabas!, pero 30 minutos de 123 saben a muy poco, ¿no?, aunque la historia está escrita por Stallone..., ¿debería bajar el listón de mis expectativas, ofenderme ante la vergüenza ofrecida?
Siiiiii.....
La apología de las armas y la violencia era carta segura, se suponía, buscaba y se daba por garantizada, lo que no se daba por garantizado es que una película tan mísera, triste, pobretona, de contenido tan barato e inútil en todos sus objetivos haya resultado tan cara en su presupuesto y tan cara para el golpeado aficionado.
También era apuesta segura la burla de ellos para con ellos, la coña de su unión y el cachondeo, la parranda y el descojone que pretendía la saga, reírse de ellos mismos, reírte con ellos, fiesta y jolgorio, bromas y furor, juerga y jarana y todos a pasar un rato ameno de esparcimiento, desahogo y acción.
Pues, todo eso se lo han cargado, ¡sin más!
Es decrépita, decepcionante, aburrida, sosa, amarga, indigesta..., y no da ni para una sonrisa leve ni para una risa esporádica ni para una mueca agradecida ni ¡para na!
Por cierto, Antonio Banderas sigue siendo el único que, al menos, actúa y ofrece un mínimo de presencia y ¡saca algo digno de su papel!
Digo las frases hechas para este tipo de casos..., ¡qué tortura, qué desgana, qué inapetencia!, todos al paredón y que les peguen un tiro ¡por favor! o...., dejo de escribir, de pensar donde no hay nada que sacar, ahorro mi tiempo -que ya he perdido bastante del mismo en su visionado- y me calloooo,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,,, . . . . .  .   .    .      .       .



domingo, 17 de agosto de 2014

20000 besos

"Cuando una chica te gusta un beso puede ser insuficiente, 20000 pueden ser demasiados"
20000 tortas le daría yo al director y al guionista -¡sorpresa, si son el mismo!, ¡quién lo diría dado el genial resultado! (por si no se pilla, es ironía)- para que encontrará la gracia nunca hallada y la inspiración hace tiempo perdida suponiendo que ¡alguna vez la tuvo!
Niños en cuerpos de adultos, adultos deambulando con ridiculez y absurda necedad, diálogos tristes y penosos, situaciones patéticas nada alentadoras, diversión dejada en el guardarropa de la entrada, ingenio oculto debajo de la almohada, infantilismo a tutiplén, a raudales y en proporción agotadora, aburrimiento que aumenta a cada minuto, bodrio, bazofia, tarada argumental, descerebrado guión y bla, bla, bla..., película argentina que ni siquiera a través de la pena, la lástima y la compasión consigue tu agrado y soporte.
Aprobado muy difícil de vislumbrar incluso para el más optimista y generoso de los corazones porque..., si al menos alguno de estos perdedores tuviera algo de dulzura y encanto, algún contenido de fondo que valiera la pena y le salvará de la humillación y el azote público, provocará alguna sonrisa o mueca espontánea, alguna risa tonta, floja, e incluso, alicaída que permitiera un desahogo a su falta de armonía y ritmo, a su agobiante pesadez y ritmo cansino..., pero ni eso, no te ilusiones ni animes mucho.
¡Qué desgana, qué inapetencia, qué pérdida de tiempo!
Y duele, duele mucho tener que concluir ésto tratándose del venerado, respetado, sabio y siempre gustoso, delicioso cine argentino pero..., ¡qué se va a hacer,
!.¡siempre hay alguna manzana podrida en el árbol!, pues la excepción confirma la regla, ¿no?
Como poco habría que realizar una reescritura masiva del guión, una lobotomía completa de los diálogos, un lavado y centrifugado de las escenas, una recomposición armoniosa de su ritmo, una inyección de Red Bull a sus arterias..., es decir, reconvertir tanta torpeza e ineptitud en arte, inspiración y maestría.
¿Posible? Si, ¿vale la pena? No estoy tan segura.



Belle

"Lo correcto nunca puede ser imposible...,que se haga justicia aunque caiga el firmamento"
Película basada en la historia real de la sobrina negra y bastarda del presidente del tribunal supremo de Inglaterra en 1769 que se encuentra perdida respecto quién es, que no sabe a dónde pertenece ni cuál es su lugar junto a la importante y trascendente decisión de su tío en el caso de la apelación del navío Zong y de los esclavos arrojados al mar para cobrar el seguro y que supondrá el primer paso para cambiar las leyes sobre esclavitud y la consideración de seres humanos de los negros tenidos en posesión de mercancía.
Una historia de amor a lo Jane Eyre de timidez y recato en su apasionado carácter, en su admirable encanto y emotividad, el mundo de la sociedad londinense, de sus casamientos y todo su juego negociador para situarse social y económicamente en el lugar más favorable unido al drástico ímpetu de la justicia, de la lucha por los valores humanos y del atractivo irresistible de vivir conforme a principios sólidos y propios, un "Sentido y sensibilidad" combinado con "Ley y orden" servido con coherencia, adecuada gratitud y mucha consideración.
La magnífica, penetrante y bella interpretación de Gugu Mbatha Raw supone la sutil absorción de sus miedos, dudas, deseos y emociones, de su apertura al mundo real y su drástica valentía de confrontar la realidad, es la clave, centro del péndulo sobre el que descansa el poder, interés y resultado productivo de todo el relato pues los personajes que se mueven a su alrededor se resignan a ser precisos y adecuados, de perfecta óptima medida y patrón ajustado.
Limitada y circunscrita al marcaje de su veracidad documental, de su real exitir, su acertada y comedida presentación progresa formal y adecuadamente, con rectitud y digna aprobación, con la magia y el hechizo de los grandes y épicos relatos de esa maravillosa época, de su hermosa frescura y juventud a pesar de su edad y vejez, un óptimo y eficaz resultado que cuenta con el deleite debido, con una agradecida visión, con la dulzura de la ensoñación, el magistral enamoramiento contenido, esa locura y entusiasmo vividos con la conveniente pasión controlada.
Correcta, sencilla, armoniosa con un estilo moderado y precavido, mesura que con modestia y recatamiento arriesga y pone en juego todo su potencial, bonita y agradable, querida y afectuosa, grata y eficiente, un manjar exquisito y un placer esmerado sin excesos ni sobrante.
Salva las formas, cumple en su configuración, se aplaude el contenido, se aprecia el argumento, se estima la retórica verbal, se saborea su consistencia y contenta al personal, delicada y tenue luz que brilla, reluce y deslumbra con finura y exquisitez, que gusta, agrada y se disfruta pero que únicamente cautiva, fascina y embelesa dentro del corsé ceñido y acotado de su no ficticia narración, no a lugar a la inventiva recreativa ni la imaginación fantasiosa sin límites, aunque, tampoco lo necesita.