viernes, 27 de marzo de 2015

The target (El objetivo)

De buenas intenciones no se vive, sólo de ganas no se llega a meta y la buena voluntad ni alimenta ni quita el hambre; dispuesto todo para comer, buena mesa/mejores comensales no basta con entregar los platos sin más, con ofrecer acción de pasos consabidos, memoria de patrón que se repite constantemente en este tipo de relatos, se necesita carisma, pasión y apetencia por la locura ofrecida, injusticia a vengar, lealtad a demostrar, bravura a encontrar, valor a descubrir, delicia de captación en ese desfile suntuoso donde inocente acusado injustamente se rebela, saca toda su fuerza y energía y vence a toda la cúpula de un maligno caballo de Troya que esconde toda la basura y mediocridad que rodea a los héroes incansables y persistentes protagonistas de tan loable aventura, deseoso espectáculo atroz de muerte, venganza y justicia no ciega que debe seducir, encantar y abducir como el agua al sediento.
Médico inoportuno, que realiza concienzudamente su trabajo, se ve metido en carrera desesperada de contrarreloj, puesto en marcha, por salvar a su esposa embarazada a cambio de entregar a paciente sospechoso de asesinato, a partir de ahí, polis corruptos, polis nobles, polis despiadados y asesino que salva a su benefactor y salvador, sabes quién va a morir, sabes quién va a vivir, sabes quién perderá, sabes quién vencerá, cada época con sus grandes ilustres para tan jugoso papel, desde Steven Seagal a Bruce Willis, a un más actual Liam Neeson o el siempre eterno y carismático, de cualquier estación si se pone a ello, Clint Eastwood.
"Seamos sinceros, los que murieron iban a morir de todas formas y las emociones sólo duran un momento...", y justamente por ello, debes ofrecer impactante adrenalina, radiante resquemor, adorable persecución, brillante amargura y un fervor adictivo por seguir al nada-inmaculado Hércules de turno, sin trono ni corona, simpatizar con su propósito, respaldar su atropello y abuso y apoyar su guerra más tratándose de cine experto en violencia gratuita, brutalidad sin compasión y un desenfreno visual de imágenes duras y atónitas, excelente y exclusivo de su particular marca; en cambio, aquí sólo cabe preguntarse ¿qué te ha pasado que te has quedado famélico?, ¿qué hay de tu poder, maldad y vicio?, ¿dónde olvidaste tu carácter?, ¿qué hay de tu puño y brío?, ¿estás a dieta que nos dejas a dos velas?, porque acá se busca, destaca y aleccionar, por encima de todo, la firma y estilo coreano, en caso contrario, me voy a buscar a los susodichos de arriba y la americanada de turno porque, ser bueno en la gran pantalla es aburrido cuando se busca muerte, golpes, tiros y más muerte y, realizar un remake de "Cuenta atrás" de Fred Cavayé a un nivel tan leve de impacto y ausente de herida es faltarle el respeto o molestarse pa'na, que todavía es peor.
Potencia, impacto, asombro escénico de frenético ritmo y compás loco exhibido con bravura, subidón ascendente de caos que sábes dónde va y cómo terminará, por ello, puesto que se anticipa la lectura de su argumento, se espera que decore su recorrido con impresiones que fundan el hielo, nublen un día soleado y provoquen un huracán en un día de calma, aquí sólo encontrarás un poco de viento que da para despeinar el pelo y ¡poco más!
No deja huella profunda ni gran recuerdo la presente cacería humana, trabuco que apenas altera, incomoda, alienta o satisface su propósito, conexión débil que no sacia lo previsto ni cumple con su objetivo.



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