martes, 20 de agosto de 2013

Una botella en el mar de Gaza

Producciones Golem siempre te da una seguridad, la confianza de encontrar historias profundas, de gran calado emocional, realizadas honestamente y con pocos medios económicos pero compensadas con lo mucho que tienen que decir y con unos personajes cercanos, con los cuales es casi imposible no involucrarte. En esta ocasión, el enfrentamiento palestino-israelí y el surgimiento de una inesperada pero muy necesaria amistad adolescente es la excusa para encontrar todo lo dicho anteriormente; película integra, que muestra ambos lados del conflicto con una indiferencia y desinterés que indemniza por la atención humana a los protagonistas, a sus miedos, necesidades, ilusiones y valentía, de momentos de tensión, con buenos diálogos... pero, por qué no estoy tan emocionada como debería tras todo lo dicho? Algo se escapa en la composición de este relato, en la combinación de todos sus ingredientes pues me causa más expectación el trailer que la propia película, pues su ritmo lento y su falta de intensidad sensitiva -hay grandes sentimientos y emociones pero no me causan el impacto, la gran emoción que deberían!!!-, hacen que mi alma no se altere ante la visión de esta película, que no consiga suspirar, sentir angustia, certidumbre por el devenir de sus protagonistas. Que me limite a visionarla sin una gran implicación, sin apenas intervención de mis propias emociones indica fallo del director en manejar el estupendo material con el que contaba. Otra película que se queda por el camino y no llega a sus máximas posibilidades.  

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