sábado, 19 de enero de 2013

El chico del periódico

He de admitir que hacía tiempo que no veía una película tan desconcertante y que no tuviera clara la sensación que ésta me ha provocado. Lo único indudablemente evidente es la magnífica actuación de Nicole Kidman que puede llegar a apagar o resucitar ese desconcierto inicial. Una locura de thriller, con toques de ácida comedia, descarada e irreverente, no sólo por la mostrado sino también por lo opaco y oscuro del guión, el cual no tienes ni idea de hacia dónde va a deambular, por lo estrambótico de unos personajes que van a su son, con ocasionales conexiones entre ellos que pronto son cortadas y desviadas sin previo aviso. Una locura de guión, basada en la novela de Peter Dexter, que igual te puede encantar que hacerte vomitar. Con momentos de una gran explotación sexual, morbosa y no del todo justificada, este grupo deambula entre las propias obsesiones de sus propios personajes y el ideal de hacer justicia, una decisión que les llevará al abismo del propio camino escogido. Complicado decidir si vale la pena o no verla, es una ejercicio de calma y respiración, de no dejarse llevar por el asquío inicial y continuado de unos personajes que no entiendes, que te producen repulsión y con los que no llegas a tener ninguna afinidad. Ejercicio de tirantez y aguante para obtener un pésimo resultado que no va a satisfacer tus expectativas creadas. Supongo que es de alabar su atrevimiento y originalidad en la propuesta planteada pero, la verdad, no parece ser suficiente para poder aprobar este melodrama, surrealista y sórdido, ambientado en los años 60. Lo mejor de ella, los actores que intervienen, su impresionante exposición y su libre performance. Lo peor, la desconexión de los hechos, de los personajes entre sí y de éstos hacia tí. No aprueba pero merece un respeto por su disparidad respecto a lo visto últimamente. 

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