domingo, 7 de abril de 2013

Tesis sobre un homicidio

Siempre es un placer ver actuar a Ricardo Darín, y en esta ocasión, vuelve a exhibirnos con su interpretación; otra cosa es que su personaje no alcance para mucho pues no hay mucho dónde rascar. Vaya por delante que la comparación con El secreto de tus ojos es todo un despropósito; ambas películas salen perdiendo, una excelente, la otra no pasa del aprobado. Se nos presenta un personaje muy hermético, cerrado, con el que tardas en conectar y que parece copiado del Mentalista -oídos y ojos perciben a cámara lenta lo que al resto de mundanos se nos escapa-, con un don para la adivinación futurista que le conduce a su propia autodestrucción. El duelo interpretativo de perseguido y perseguidor tiene buen nivel, el guión aprueba; sólo que es muy previsible, puedes anticipar fácilmente la resolución hacia la cual te conduce. En ese sentido es decepcionante. No hay mucha sorpresa. A eso le añades el final frío y cortante que realiza -te quedas sentado en la butaca esperando que vuelvan a conectar la película por error- y no resulta, realmente, un impactante trabajo sobre la resolución de un crimen, sobre el desvarío de una maduro profesor de derecho que es vapuleado, tontamente y con una narcisismo burlón, por un estudiante que se ríe de él y lo maneja a su antojo. Un aprobado es lo más que se le puede sacar a este nuevo trabajo del siempre añorado maravilloso actor argentino. Pero, por Dios! ves a verla y disfruta de él.

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