sábado, 8 de junio de 2013

El bautizo

La necesidad de empezar de nuevo, de proteger a tu familia de un pasado maldito del que pretendes escapar es el motor de arranque de esta historia polaca, con personajes duros y crueles, que avanza a través de la violencia silenciosa y cuya resolución es lo más impactante de la misma -los últimos 10 minutos son de gran brutalidad-; la amistad entendida hasta el último extremo, determinación en un camino que produzca el menor impacto, dolor posible, elecciones difíciles de alternativas aún peores. No es un gran trabajo, tiene momentos puntuales de gran calado pero, también otros muchos de gran distanciamiento para con el espectador, creando una sensación de "hacia delante con parada" que gusta pero no complace. La expresión de un sentimiento de supervivencia tan fuerte y amargo, no por uno mismo sino por aquellos que más amas, no es captada totalmente por el público, se queda a una distancia tan prudencial que es como verles a través de un cristal; no llegas a sentir su padecimiento en plena explosión, a pesar de lo duro de los sentimientos expresados. Un buen comienzo para un director que necesita más recorrido.

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