domingo, 2 de marzo de 2014

El poder del dinero

Con tintes claros en referencia a la "Tapadera" de Tom Cruise pero con aires de grandeza hacia "Wall Street" de Michael Douglas y Martin Sheen no cumple ninguna de ambas perspectivas; se queda en un proyecto más de enorme aspiración pero de efecto neutro, resultado poco satisfactorio que no explota todas sus posibilidades. A la falta de emoción y tensión de la trama se le une su languidez, un indolente y débil proceder al que no es difícil anticiparse; poco material, poca acción para tantos frentes abiertos. El renombre de sus veteranos protagonistas -Gary Oldman y Harrison Ford- y el atractivo físico de su perdido novato que les acompaña y lidera en toda una supuesta jugada espectacular de poker, un jaque mate directo al rey es tan vacío, poco interesante y atractivo que no se libra de un tufo de guión televisivo con presupuesto de gran pantalla, una primera línea a la que se aspira pero que requiere unos requisitos mínimos más allá de dos estrellas, un guapo, un suave romance y una endeble trama, tan tibia y ligera que no logra ni calentar al personal. Toda una "Paranoia" observar como "El poder del dinero" compra una entrada directa a primera clase y muchos otros, con más calidad y mejor guión, historia y contenido no encuentran patrocinador que les consiga un mínimo hueco en la sala de los cines; el mundo del Séptimo Arte al revés para pena y desgracia del público asistente. Película de consumo rápido, fácil digestión, sin molestos efectos secundarios que te hagan pensar o reflexionar mínimamente, que gusta sin saciar -más por consideración lastimosa y de conformismo que por efectividad latente- y de pronto, veloz olvido. Consumela si es tu elección y no pienses mucho; agrada si no exiges demasiado





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