jueves, 29 de enero de 2015

About Alex

Son muchas las películas que narran la reunión ocasional de un grupo de amigos, amistad que en todas procede de la universidad, que hace tiempo perdieron el contacto y vuelven a verse las caras con motivo de un suceso impactante, a elegir entre intento de suicidio, muerte inesperada, boda sorpresiva..., y que sirve como plato para ponerse al día, exponer rencillas del pasado, tener ese momento de climax emocional punzante y sugerente, momento cumbre de todo el relato y que todo vuelva a una paz conformada después de la esperada explosión.
Respecto a este formato repetido y utilizado por doquier, Alex y sus amigos no son el mejor cóctel de bienvenida plasmado, de hecho dista mucho de una recepción espléndida y acogedora, se limita a juntar los personajes y exponer pinceladas sutiles y bastante vacías de interés y atractivo sobre el rol de cada uno de ellos, a utilizar el sexo para caldear un ambiente cuya temperatura no logra elevar sólo mediante la palabra y sus incondicionales conversaciones impactantes, de fuerza corrosiva y energía por todas partes, característica excelente y suprema de estos filmes y, a limitarse a un correcto estar que no dice mucho, aporta poco y entretiene lo justo.
Introducción de los personajes a través de esa inesperada llamada, concentración en casa del susodicho, frío saludo oportuno y, a trabajar el guión porque son los diálogos en los tiempos muertos, la comunicación informal en la cena, el intercambio de información en el espacio de ocio el que debe llenar un argumento que vive de las deudas del pasado, de un ponerse al día, de egoísmos no resueltos, de amores caducados, de esperanzas no confirmadas, de frustraciones actuales, de la inmovilidad de un pasado siempre ensalzado a la gloria, de un presente tachado de duro y corrosivo y la posibilidad de mejoría en ese futuro abierto gracias al breve pero fructífero contacto entre ellos y, hay que decir con tristeza palpable que Jesse Zwick, director también de la cinta, no se ha esmerado con gran eficiencia en su labor lingüística y gramatical, lo mínimo para poner el tablero, colocar las fichas, tirar los dados y poco más porque éstas apenas avanzan ni se mueven, poca definición de las mismas, sólo una exposición de sus colores y un baile ínfimo y carente para saborear el paladar.
Lejos, muy lejos de su genial e inteligente homóloga a la que claramente hace referencia, un "Reencuentro" a la que incluso debería haber copiado ante su obvia falta y carencia de ideas sobre qué hacer con sus personajes, la pareja ideal de la época estudiantil ahora en plena crisis matrimonial, el amargado reflexivo que vive de un espíritu rebelde que va y viene al antojo de un comodín que sirve de revuelto de las escenas, la neurótica insatisfecha que retrocede más que avanza, el enamorado leal que debe abandonar su ensoñación romántica y el mártir necesitado y oprimido que lo provoca todo con su arrepentido y fortuito acto y, un mensaje inicial de despedida "pregunta por mi mañana y me hallarás como a un hombre en una tumba" que ya no se deja en papel escrito de puño y letra sino a través de dedo, teléfono y whatsapp, lo que tienen las nuevas tecnologías que ¡acaban con todos los clásicos! 
No hay mucha originalidad en la idea ni prosperidad en su desarrollo, creatividad débil que no aflora entusiasmo excesivo ni permite una seducción masiva, su colaboración ofrece el aporte mínimo para una velada cómoda y placentera, con algún incidente por medio que evita la desgana o somnolencia pues, aunque ésta no llega a rondar con fuerza, si que te quedas a la espera de un manjar más exquisito, mayor suculencia en el contenido, más carisma escénico, más adrenalina e interés en los encuentros bilaterales y, por supuesto, mayor seducción, espectáculo, enigma y brío en la unidad del grupo, correcto y adecuado puede resultar insípido cuando estás a la espera de virajes imprevistos, subidas de vértigo, bajadas demoledoras y un enriquecedor caos y bello estropicio, antesala de la beatitud y armonía pactada.
Un fin de semana de exiguas revelaciones, temple que ameniza con cuidado de no perturbar en exceso la tranquilidad reinante, no pretende un roce apasionado entre colegas distanciados, sólo cumplir con los requisitos ya establecidos, llamada, encuentro, roces previstos, solución tibia, buena esperanza y deseos mutuos para esa foto final que sirve de anhelado recuerdo y cartel publicitario, son las actuaciones sólidas y serenas de los intérpretes envolventes los que salvan una sencillez y modestia que no cubre la apetencia surgida, sólo la despierta y medio alimenta.
Sabe a poco, a laguna sentida del gusto dejado.



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