viernes, 27 de noviembre de 2015

Results

La vida de dos entrenadores personales se cruzan por las acciones de un nuevo cliente rico.

La cautivadora locura de ser el alumno, quien enseñe al maestro, que el amor no se puede controlar.

Un multimillonario, deprimido y aburrido, se cruza en la vida de una vitalista entrenadora personal y su enérgico jefe mentor, que cree a pies juntillas en la prosperidad de su iniciado negocio, en visionar el sueño para posteriormente hacerlo realidad con trabajo, esfuerzo y férrea fuerza de voluntad, la misma constancia que le hace querer mejorar la vida de sus clientes a través de la autodisciplina y el control, clave para una vida feliz y dichosa.
Pero he aquí que su último fichaje práctica la desgana, el abandono y el pasotismo, incoherencia inexplicable que, entre gordito y afable, o musculado pero frustrado y lleno de ira se queda con lo primero, pues de la perfección de los cuatro puntos específicos a conquistar y trabajar -el físico, lo mental, espiritual y emocional- ninguno parece aportar la prometida complacencia o ventura vendida ya que, el pretendido maestro zen del cuerpo, la mente y el espíritu está tan perdido, nublado y obstruido como su perezoso alumno, que no tiene problemas en admitir que está solo y es un desastre.
Porque este drama cómico con tintes destartalados
de pasos dispares va sobre la soledad, el acoplamiento, el fracaso, la desdicha y vacío de conseguir los logros, la bonanza y relax de abandonar y admitir que no llegas, encorsetados personajes de presencia óptima, saludable y teledirigida a la alegría y bienestar de una existencia positiva frente al relajamiento y sus excusas, más ese revés que llegará como mazazo de desidia, aceptación de los límites y conformismo de no buscar más y estar cómodo en la ruina; porque hay que renunciar a dejar de progresar cuando ello te hace más mal que bien, cuando impide expresar tus sentimientos y oprime tu alma, cuando tu espíritu y emoción protestan al ser asfixiados, al ser testigos de como tratas de dirigir y dominar su existencia al igual que haces, obsesivamente, con la mente y el cuerpo, inevitable choque que traslucirá y se estrellará gracias a un torpe, remolón y excéntrico personaje que no halla destino ni camino, pero que tampoco
pretende ocultarlo tras esa perfecta apariencia que por dentro se ahoga y muere lentamente.
Calidad actoral para un guión diferente, estrambótico por momentos, cómico por sentencias, irregular por escenas y extraño como nota discordante general que expone, con esa claridad difícil de captar, el mismo repartido y sufrido dolor para todos; nadie se salva, desde quien indescubriblemente lo lleva escrito en la cara, a quien lo oculta tras una lúcida y cuidada presencia, donde resultará curioso y atrayente comprobar quién es más sano de ellos por mirarse ante el espejo y no tener problema en apreciarse por dentro.
Ritmo ligero, de desfachatez seria para una dejadez y apatía que gana al empuje, nervio y empeño, desmadre situacional para soltar una dirección que se escapa y un poder autoritario y reprimido que no
ofrece los resultados esperados, pues de eso trata este caótico argumento, que utiliza la ironía y burla escénica para que te intereses por el desenlace de sus personajes, tanto de quien contrata un calendario privado de ejercicios, como de quien lo confecciona pero se olvida de revisar el suyo propio, donde ha dejado de lado las sensaciones y esencia que le acompañan pues no se doblegan a la impuesta rigidez de la obediencia repetitiva.
Los diálogos compartidos son la salsa de su juego, combinar la rareza de individuos asimétricos juntos en misma habitación y seguir esa estela que te lleva a la comprobación de sus muchas similitudes, protector aislamiento echado abajo por el capricho, incoherencia y acierto de un rico, con mucho tiempo libre, y ninguna gana de hacer nada.
Es divertida, simpática y rocambolesca en su
estructura y composición, grata alternativa donde las piezas están sueltas, desorganizadas y con desatino a su son pero, a paso de juerga, frescura e insolencia ridícula compone un puzzle armónico donde todo encaja, la música suena, te olvidas de las rígidas normas y metódica organización a cumplir a rajatabla y, simplemente bailas, con el corazón, siguiendo el compás de tus pies y con la libertad de estar jodido, ya de antemano, y poder fastidiarla en cualquier instante.
No facilita su entendimiento, no lo pone sencillo para dilucidar lo que cuenta y a dónde va, lástima de aquel que se quede por su camino extraviado y desorientado, o tal vez no, pues como a los portadores de esta peculiar narración, nada como no saber dónde ir para llegar a sitio alguno ya que cuando se tiene la dirección e indicación, únicamente
das vueltas y giros en círculo sin progresar y agrandando tu miseria e infelicidad.
Da igual si la entiendes, si eres capaz de continuar y asimilar lo programado, una obra de arte cuando se finaliza y ofrece al público ya no pertenece a nadie, es de cada cual que le de su generoso tiempo y la oportunidad de su prestigio y querencia; hazla tuya, disfrútala captes lo que sea, y no olvides la confusa sonrisa de un relato que se mueve por vertiginosos estragos.
“Men sana in corpore sano”, pero si no atiendes a las emociones y esencia que les escoltan, éstas llamarán incesantes a tu puerta para destruir toda previsión y marcar su propio camino sin trazado.
Y, sorprendentemente, todos logran mejoría, alivio de lograr un punto medio reconfortante que se nutre de transtornada aventura con excelente resultado.


Lo mejor, su guasón aroma sin vergüenza expositiva.
Lo peor, no acabar de descifrar lo que se expresa con sorna, humor y gracia
Nota 6,5




No hay comentarios: