sábado, 3 de diciembre de 2016

Dentro del dolor

La desaparición de un niño en una gasolinera llevará a sus desolados padres a tomar decisiones que marcarán sus vidas. La madre, una profesora de literatura, buscará en la relación con un chico especial de la escuela donde trabaja, una salida a su trauma.


Lágrimas secas, que buscan una salida a su dolor.

Muertos en vida, siguiendo una rutina vacía, almas vagabundas cuyo corazón se extravió con la pérdida de su hijo, cuya ausencia de ánimo se perpetua en una presencia corporal, que se mantiene al límite de unas acechantes tinieblas de somnolencia eterna; no sabes cuando habrá luz de nuevo, la oscuridad podría aumentar su férreo atrape, no tienes datos, imaginas pero nadie certifica, ahuyentas tus peores presagios pues sólo estás flotando, ocupando espacio, hasta esa respuesta que determine la resolución del caso.
¿Cómo se alivia el dolor más profundo?, ¿ese que ningún padre debería sentir, por sobrevivir a su amado retoño?, ¿acaso cesa en algún momento?, ¿sirven de algo el paso del tiempo y su resignado conformismo?
Sentidas interpretaciones de Olivia Wilde y Luke Wilson, una pareja que deambula por separado, en su forma de encarar el horrible presente; la necesidad de alivio mental marcan la pausa de cada uno, en un asfixiante día a noche que no mejora, por mucho que el calendario avance.
Es triste, es observativa, es un lánguido drama que se centra en el maltrecho rostro, de quien sufre lo indecible; su recorrido es válido, aunque el caminar de ambos personajes es inconexo, no llena en exceso pues, tanto la caótica locura, de sensitivos extremos de una parte, como la racionalidad controlada, de
quien deja escapar tímidamente negrura oculta, de deseada violencia, sirven de oportuno relleno, pero no marcan con la intensidad devoradora de quienes destrozados, se continúan machacando sin freno.
Thriller psicológico sobre la aceptación de los hechos y el peligroso viaje al abismo, que ello conlleva; la moral, la inconsciencia, la rectitud de comportamiento a debate, ante ese hundimiento de no saber, de no tener, de añorar desesperadamente, de morir en cada recuerdo, de desfallecer si éstos desaparecen.
Reacción humana dispar, ante la desaparición de un ser querido y su contrapuesto duelo, para una cinta de veraces emociones y amarga sensibilidad, tratadas con convicción de envolvente sentimiento traumático, en un argumento que tiende más al formato televisivo aunque, aún con dicha percepción,
cumple con su labor reflexiva de una transmisión auténtica, nada simplista.
Denso, lento, trágico más que misterioso; no hay suspense, hay martirio y agonía, la visión desgarradora de un roto matrimonio intentando continuar, a pesar de faltarles aire para poder respirar; no interactúan, se dan de bruces cada uno por su lado, para terminar en punto común de fractura y desconsuelo.

Lo mejor; sus intérpretes.
Lo peor; poca intensidad argumentativa.
Nota 5,8
interpretación 6,5 guión 6 música 5,5 fotografía 5,5 realización 6 montaje 5,5


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