domingo, 26 de enero de 2014

En tierra de Jane Austen

No está mal, es bonita pero..., esperaba algo mejor!!! Y, para variar, ambas expresiones son ciertas. Porque eliges una comedia romántica y, aunque no hallas visionado el trailer o visto publicidad alguna sobre ella, sabes lo que quieres ver, sabes lo que buscas como necesidad imperiosa para calmar tu alma -vale, puede que un poco menos!!!-; romance eterno y dulzón, ni muy empalagoso ni muy lacrimógeno -no quieres indigestarte de tanto amor!!!-, con escenas divertidas y ocurrentes, con encuentros fortuitos de sonrojada alteración, frases perpétuas en fascinantes diálogos, situaciones espontáneas totalmente estudiadas..., soñar con los personajes, vivir apasionadamente una recreación largamente deseada -vale, puede que te conformaras con un poco menos según te encuentres más o menos motivado-. Pero, lo cierto es que reír, no vas a reír; solamente unas leves sonrisas de cortesía por la amabilidad del esfuerzo. Pero, lo cierto es que romance romance, hay muy poco que digamos; sólo leves gotas disueltas que frágilmente mojan la reseca calle. Pero, lo cierto es que apenas vas a emocionarte, la recreación del maravilloso y eterno mundo de Jean Austen es tan superficial, de tal levedad que no logrará saciar tu espíritu por mucho que tu reclamada esencia te lo pida. Pero, lo cierto es que la sutil y agradable combinación de realidad y fantasía no es lo bastante profunda ni está lo suficiente explotada como para colmar tu necesidad de hambre todavía no saciada. Pero, lo cierto es que, aún con todo pensarás..., no está mal, es bonita pero..., esperaba algo mejor; y, para variar, ambas expresiones serán ciertas!!!





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