jueves, 23 de julio de 2015

Perfect sisters

Nos relata la historia de dos hermanas canadienses que, hartas del alcoholismo de su madre y de sus abusivos novios, planearon el asesinato de su progenitora. 


Una doliente veracidad.
"Qué tal si...,?" imaginamos un mundo mejor, un estupendo presente lleno de oportunidades, donde el chico de tus sueños se enamora de los encantos de tu peculiar personalidad, donde pagar la hipoteca no sea, nunca más, una preocupación, donde el dinero de para comprar lo que se quiera, donde nos llevemos genial con el pesado de nuestro hermano y, donde nuestra progenitora sea esa fantástica madre, cariñosa y atenta, trabajadora y cumplidora que cuida y se preocupa por sus hijos, no ese incordio de repulsiva borracha en la que ya no se puede confiar.
El peligroso paso de la ensoñación a la realidad, de imaginar que todo es posible, que todo se puede alcanzar a despertar a ese fastidio actual donde lo honesto es mentir y ocultar la vergüenza familiar, es más, confundir ambas y llevar a cabo la locura que nuestra cabeza idea como alivio de una existencia triste, dura e infeliz; querer alcanzar el sueño de una merecida vida dichosa sólo posible con el sacrificio de ese ser no-inocente que, a pesar de su evidente culpa en el mísero ambiente en el que se vive y crece, no otorga el derecho a erigirse dios inquisidor dictador de firme sentencia.
Stanley M. Brooks presente este contrastado hecho real, deleznable y sorprendente por su combinación de maldad e inocencia, como un juego, como inofensivo desahogo inicial de una situación insoportable ya vivida antes, donde las inseparables hermanas fantasean, como siempre han hecho en los momentos de mayor dolor, inestabilidad y desorden, con esa irresisitible adecuada solución, ideal acuerdo por el que cada cual reciba su beneficio o castigo según sea pertinente y poder tener y disfrutar de lo merecido, un presente protector y acogedor que les permita brillar y exhibir al mundo su mejor potencial.
Sólo que, cuidado con lo que deseas no se haga realidad pues hay que estar preparado para afrontar las consecuencias de los actos, ya que los hechos que llevamos a cabo nos afectan y cambian y, es cuasi imposible pedirle a la tozuda conciencia, que se empeña en rememorar y actualizar uno o varios momentos en concreto, que haga "reset" y siga adelante como si nada.
Abigail Breslin y Georgie Henley como las dos adolescentes ingenuas en su perversidad, atroces en su devastación, delirantes en su desquiciado camino por el que se aventuran con maldad virgen de no ser realmente conscientes de la barbarie que han decidido teatralizar sin vuelta atrás, ambas modestas en su interpretación, limitadas por su inexperiencia y poco arte para ser efectivas y penetrantes al captar la atención e interés del espectador, más una Mira Sorvino al mismo bajo y acotado nivel que sus compañeras-hijas de reparto.
Plasmación de un hecho real, es su baza más curiosa y atractiva pues su puesta en escena y rodaje es tibia, infértil y poco vigorosa, montaje escénico comedido, un mínimo para aceptar la evidencia de lo narrado, fotogramas con los detalles justos para entender el proceso y su pertinente final pero sin fuerza interior, sin capacidad de emocionar, aturdir o asombrar al visionar el desfile de los mismos, incapacidad que te lleva a saber de los acontecimiento/no de los tortuosos sentimientos.
Todo demasiado débil, leve e insustancial, tanto la presentación del escabroso hogar, la evolución del mismo, la inimaginable decisión y posterior investigación, restringida presentación de todo el conjunto con escasez generalizada y esceneficiación pobre que sólo busca una narración cronológica del calvario resuelto, muy improbable que cautive, atrape, sensibilice o conmocione de alguna manera.
Producto directo a DVD donde encaja según sus habilidades ofertadas, se observa con facilidad no deseada pues debería provocar algún sentimiento más allá de la pasividad de la mirada. 
Básica, sin intento de nutrir más allá.
¿Qué tal si jugamos a que todo esto no ha pasado?, ¿qué sólo fue una mal día de resaca creativa? Tarde, mi mano ya ejecutó lo que mi cabeza urgió, muerta la inocua ilusión de la terapia inventiva, sólo queda afrontar el amargor de una alucinación palpable y existente, obra verídica que alarma y aterra; ¿dónde quedaron los sueños de la cándida cenicienta?



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