viernes, 3 de julio de 2015

Tomorrowland:El mundo del mañana

Unidos por el mismo destino, una adolescente inteligente y optimista llena de curiosidad científica y un antiguo niño prodigio inventor hastiado por las desilusiones se embarcan en una peligrosa misión para desenterrar los secretos de un enigmático lugar localizado en algún lugar del tiempo y el espacio conocido en la memoria colectiva como “Tomorrowland”, y así salvar a la Humanidad. 



Porque, seamos serios ¡sabéis hacerlo mejor!
Disney, factoría de fantasía y sueños para diversión de los niños... Terminator, androides del futuro que regresan al pasado para asegurar su existencia y rectificar errores humanoides, factoria de entretenimiento para adultos..., haz un mix de ambos con descenso a nivel juvenil, coloca hologramas por doquier, armas futuristas que serían geniales para jugar a la guerra del agua y un diseño de ese paraíso para genios y científicos no tan atractivo ni seductor como se esperaba, añadimos al Dr. Ross -¡siempre lo será en el recuerdo!-, pediatra que sigue tratando con jovencitos, al Dr. House como malvado mister X y el prototipo volador, que sería utilizado en las olimpiadas de Los Ángeles 82 para encender la antorcha, como inicial imagen que te queda en la memoria.
Los niños quieren estar con niños así que ellos son los protagonistas, George Clooney y Hugh Laurie para persuadir la apetencia de los mayores aunque, tras su fugaz aparición en las primeras escenas, ésta se evapore una hora para el de Kentucky/hora y media para el de Oxford hasta su regreso y, un movimiento incesante de aventura accidental cuyo lema es la torpeza y suerte del novato principiante donde, en su ya primer fotograma, puedes intuir la baja calidad de la misma, el mínimo esfuerzo creativo realizado para que su intensidad y aceleración, vigor y entusiasmo atrapen dignamente al espectador, niño o adulto, pues no por llenar el recorrido de baches, tropiezos e inesperadas caídas la sonrisa se vuelve risa, como sabiamente lo expresa esta programada inteligencia artificial que se autoapaga si eres cotilla y osas preguntar en demasía por información confidencial que no es de tu incumbencia, y puesto que "sonreír no es lo mismo que reír", es tu benevolencia y beneplácita simpatía la que fuerza tu sonrisa en el rostro, de ahí que no emitas ninguna carcajada voluntaria o instantánea en ningún momento.
"Si pudiera decirte con certeza la fecha de tu muerte, ¿querrías saberlo?", si Walt Disney levantara cabeza -aunque creo que mejor sería decir..., si descongelara su cabeza ¿no?, ¡pequeña broma de leyenda urbana!- ¿estaría orgulloso de firmar está película? Porque ¡seamos serios!, con los tiempos que corren, toda la técnica al alcance y el dinero medio que se destina a producir estos filme ¿no sabéis hacerlo mejor?, ¿esmerarse con más óptimos resultados?, ¿con más ingenio, destreza, ocurrencia y no tanta cutrez?
Porque, ¡seamos serios!..., es triste el diálogo, penoso el viaje astral, pobretón el mecanismo de enlace, patética la relación temporal, escaso el conjunto, nimias las sensaciones, en espera infinita la pasión que se aburre, en letargo olvidado cualquier tipo de excitación o apunte de diversión..., porque ¡seamos serios!..., por ser cine familiar, para peques y grandes, ¿se deja de lado la calidad, originalidad, estilo a cambio del discurso cliché de qué malos somos que llevamos años observando la destrucción del planeta, con avisos continuados de derrumbe y aniquilación del mundo y seguimos igual, sin hacer nada?..., un poco, demasiado visto y oído ¿no?
Poca agudeza e invención sugerente se mueve en este relato donde su máxima aspiración es que más 
de un niño, esa noche tras ver la película, se convirtiera en eterno soñador, se prometiera estudiar para mejorar y salvar al mundo y ¡nunca, jamás abandonar!, los muchos otros le pedirían a su padre conseguir el pin molón de la peli para jugar a teletransportarse con los colegas mientras, los adultos ¡nos conformaríamos con poder beber del batido rejuvenecedor del gobernador Nix!
"La imaginación es más que el conocimiento, Einstein"; debería haber, una norma y mecanismo posible de consulta para genios ya muertos, para poder pedirles permiso para usar sus célebres frases porque, ¡seamos serios! ¿Albert Einstein lo daría?, teniendo en cuenta que aquí se mueve poco conocimiento/menos imaginación aún.
Brad Bird, como visionario de llevar a buen puerto este sueño químerico futurista, no se molestó mucho en ser convincente, ni en ser motivador, ni en ser perspicaz, ni en llegar muy lejos, carencia fanática por la ciencia ficción se deduce de un trabajo reducido en sus pretensiones, insuficiente en imágenes, seco en exaltación, nulo en su grato recuerdo; tanto numerito técnico y abuso del recurso del ordenador y no puedes conseguir un rendimiento mejor?, ¿un producto más gustoso, delicioso, mejor?
Cine comercial para ver en familia, prototipo estandar para tiempo de diversión ligera y esparcimiento superficial, con mensaje moralista y promesa de esperanza en el mañana incluidos, ideal para tarde de domingo de velada con los tuyos ante la gran pantalla, menos mal que aún queda la noche para acostar pronto a los niños y ¡ver un filme decente que elimine su infortunado sabor!
Tomorrowland, la tierra del mañana, ¡como si no hubiera bastante con ésta!..., total ¡si están ahí en Valencia, con una pantalla verde y cables en la cabeza, con mínima iniciativa e ilusión de corto alcance!