lunes, 5 de septiembre de 2016

Toro

Dos hermanos se reencuentran después de cinco años. Uno ha estado en la cárcel. El otro, tras robar a un peligroso perista, huye con su pequeña hija Diana. Los tres emprenden un viaje por una Andalucía mítica, violenta y salvaje. Un viaje en el que reaparecen las viejas heridas del pasado y en el que los hermanos se ven obligados a reconciliarse para poder salvar la vida.


Camino de rosas, a pesar de sus múltiples espinas.

Últimamente, trabajar mucho como actor es reflejo de estar de moda, no de ser bueno en lo que haces, al menos es la sensación que deja; porque, Mario Casas está muy solícito, parece ser reclamado mucho como protagonista de películas diversas pero, quien es realmente bueno en lo suyo es Luis Tosar, su compañero de reparto, quien hace siempre un enorme favor de refuerzo y apoyo estando al lado de cualquier actor, por no mencionar la experiencia y sabiduría de José Sacristán, todo un referente dentro de la profesión.
Aunque sirve para el papel, tampoco lo niego, y más en esta ocasión donde está cumplidor y solvente, pues únicamente hay que correr, pegar, disparar y conducir a lo transporter, con maestría loca en la huida; el motivo sirve cualquiera, también la predicción de una aficionada pitonisa, lo mínimo que se pide es una traición y su correspondiente ajuste de cuentas.
El poderoso tiene variados recursos a su alcance, que no la razón moral del asunto ya que, aunque “España sea un país de malos hermanos”, somos familia y es responsabilidad sagrada que arrastra mucho, hasta la muerte si hace falta.
Caza del gato al ratón, del zorro a la liebre fugada, esperando la vuelta de tornas y que sea David quien pueda contra tan maligno Goliat -tampoco tan horrible, solo pretencioso-, pues hay sed de venganza, pero hay que hacerlo bien, donde más duele, y eso siempre supone ir a por el señor Don Dinero; mientras, su fascinante y hechizadora banda sonora te envuelve y ameniza con poderío y bravura,
con mucha más resolución y osadía que la propia cinta.
Intenta ser poética, guerrera y mafiosa, y toca bien todos los puntos, que no con intrepidez y arrojo de pretensión en su efecto; no pierde el tiempo en complicar la trama, prefiere centrarse y redondear, cuidar más la cercanía de los momentos íntimos y la tensión hermana del tú a tú, como sugestión para seguir activa tras sus pasos, cosa que logra sin alarmante entusiasmo, sólo comodidad de observación plana.
“Mi carácter es mi cárcel”, el engaño parte de su vida y el sufrimiento amigo fiel que nunca le abandona; y en su explosión final, su ira no te acompaña, pues en el fondo has visto toda la historia con relajación de espectadora poco involucrada; percibir con gusto no es absorber con brío porque, incluso la pasión, que sirve para momentos álgidos y fugaces, aquí tampoco hace cumbre.
El toro ha salido de corrales, está furioso y desbocado, busca sangre, primero a por los bandilleros y picadores, según importancia de
participación, el torero, espada principal, para último remate; el ritual es un baile organizado de coreografía violenta, explosión artística que cuida los detalles pero no despierta fervor ni devoción plena por el mismo.
“No puedes faltarme el respeto”, pero si se aprecia una falta de ahínco, pundonor, malicia, credibilidad de actos y palabras, no tan sólo memorándums recitados de carrerilla, no tan sólo abundancia de fuerza bruta; correctos los pasos, que no fulminantes ni con solidez de impacto.
Épica heroicidad, de baraja manchada con sangre y alquitrán, cuyo camino es un abismo de destrucción del que es imposible escapar, laberinto de promesas y peligros cuyo puñal atraviesa sin dudar, en un juego poco intenso y voraz a pesar de sus esforzados intentos e intenciones.
Es trabajada, que no audaz/común, que no peculiar, entretiene y distrae con ganas aunque sin emoción
eléctrica; apunta y dispara con valor y dominio pero, este “camino a la perdición” tiene a su Paul Newman, pero carece de su determinante, escalofriante y poderoso escrito.
¡Y lo que tarda en desangrarse, a pesar de ser una puñalada mortal!, cabezón Ave Fénix, que debe dormir entre rejas como sea ¡para seguir siendo legal!..., todo por no perder su ¡combativo lírico ideario!

Lo mejor; es un thriller de acción español, y ¡ya van habiendo algunos!
Lo peor; la falta de experiencia y habitualidad en el género, recaen sobre su no firme ni resistente guión.
Nota 6,1


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