domingo, 15 de septiembre de 2013

La gran familia española

Para empezar, olvídate de la posible referencia a esa excelente película de los años 60 protagonizada por un padrino inolvidable, escenas entrañables y cuyo recuerdo siempre será perpetuo. Una vez situado en el presente, saldrás del cine pensando que no ha estado mal, es bonita..., pero serán más tus ganas y ansias de gustar que la realidad; ten en cuenta que acudes ya condicionado por lo que te han vendido y donde descubres que el resultado no llega al lugar esperado. En el fondo, es simpática y amena, cordial de manera nada exigente; es lo más que se puede decir de ella. Conformada la historia por personajes antagónicos buscando un supuesto enredo fácil, un posible caos inevitable que provoque una risa espontánea que funciona sólo por momentos, unos más altos, otros de pegote sobrante; desajuste obvio en su recorrido y evolución -escenas buenas y de calidad en el guión chocan y se ven frenadas por otras, cliché puro y de evidente falta de motivación-. Ayuda a quererla más de la cuenta el hecho de que sea de casa, nuestra, que los actores sean conocidos y, que en el fondo, pasas un rato entretenido que no pide ni exige mucho, sólo una mínima atención y gratitud por tu parte. Por qué no dársela? Ahora, es pobre representante de nuestro cine para ganar un supuesto Oscar aunque..., quién sabe..., películas peores han llegado a la final y marcado gol en el último minuto -nunca mejor dicho-

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