sábado, 13 de junio de 2015

Boy meets girl

Comedia romántica que explora lo que significa ser un verdadero hombre o mujer, y lo importante que es vivir una vida valiente y no dejar que el miedo se interponga en el camino para ir tras los sueños.


Sugestiva por su sencillez y certeza, por borrar las fronteras sexuales y presentar el mapa de las relaciones con raciocinio y lógica, un sencillo decidir que se quiere y gusta sin ofender ni discriminar a nadie.
"No quiero ignorar nada de ti", por ello es que ¡lo tomo todo! La primera palabra que te viene a la mente es naturalidad, la forma natural, habitual en que piensa, se expresa y vive esta asombrosa joven, una sinceridad de emociones, obviedad de actos y libertad de conciencia que seduce y encanta, frescura de diálogos, honestidad de escenas, franqueza de espíritu que fascina e interesa, asombra e impresiona, una inherente originalidad que la hace única y especial pero ¿acaso no lo somos todos?
Chica nacido chico que experimenta su sexualidad con temor y valentía, vivacidad y miedo, plenitud de sentimientos que se agolpan y llaman de forma incesante a la puerta, inevitable apertura al riesgo de decidir y aventurarse, un valiente crecer con el arduo y exclusivo reto de aceptarse uno mismo para, a partir de ahí, permitir la llegada de amistades y amor, una simpatía y aprecio, cuyo desparpajo y fuerza propias por encontrar quién puede-que-no-se-sea y descubrir quién seguro-se-es, es lo que enamora, atrapa y se desea con ferviente intensidad de esta doncella en busca de su lugar.
"La vida es corta, no hay tiempo que perder en cosas que no son ciertas", y aquí no pierde un ápice en tonterías o banalidades, guión rico y fructífero, atrevido y osado que no oculta su orgullo ni la magnificencia de lo expresado, discreta, directa, nítida aún con todos sus contratiempos, evidencia asequible de lenguaje puro, fácil y obvio que Eric Schaeffer ha sabido transmitir con curiosidad, veracidad y atractivo, una coherencia de actitud, sentimientos e ilusiones que maravilla y se estima indistintamente.
No deja de ser la típica historia adolescente de amor, rechazo, encuentro y superación con la particularidad de ser un transexual el protagonista, ni chico ni chica, sólo persona humana que se muestra tal y como es, con esa confesa confusión de no saberlo ni uno mismo, tener objetivos, perseguirlos y no temer al camino, estructura llana que halla piedras en la calzada al tiempo que avanza, que ratifica la brisa ligera, gustosa y agradable que recorre toda la estancia siendo el público un candidato más a formar parte de su existencia, con sutil toque a dulzura empalagosa hacia el final, ésta se esquiva y perdona por su buen hacer predecesor que corrige en cuando puede.
Te alegra conocerla y haber compartido con ella una mínima estancia dentro de su vivencia, tampoco pretendes acompañarla por siempre ni adorarla eternamente, sobrio recuerdo de grata bienvenida, tiempo sabroso y despedida gustosa, normalidad imponente de consistencia madura, dialéctica espléndida y soltura adictiva de decir lo que se siente y piensa.
Eclipse total de corazón, de un espíritu noble con una banda sonora deleitosa, posee ritmo, personalidad y sobrada presencia, es ágil y ligera, de consumo y digestión solvente, simplemente asómate a esa pequeña ventana abierta al mundo de una joven rodeada de amor y cariño por todas partes que la protegen y sustentan con firmeza, convicción de ofrecer tu afecto a quien simplemente es humana e intenta descubrir su ruta y hacer vida.
Argumento autónomo y libre, interpretado con serenidad y validez por Michelle Hendley que sabe con claridad a quién porta, inmenso recorrido marcado por esa revolución interna de sentimientos contradictorios a la búsqueda de ser distinto siendo un mismo, material complicado que se maneja con destreza, habilidad y arte; no abandonar nunca la ruta ni la esperanza, brillar con luz propia, expresarse y luchar por territorio propio adquirido, positiva y optimista recreación de un acto que todos experimentamos, crecer y madurar, sentirse afortunada de esa oportunidad, sensible y receptiva a los beneficios que lleguen, fuerte/resistente a los tropiezos, esa necesidad irresistible de enamorarse/urgencia de protegerse, aprender sin enseñanza, sólo experimentando..., pequeña y deliciosa pieza de toda una existencia donde no se es chico ni chica, sólo ¡persona humana! definición que nunca me cansaré de repetir ni escribir.