domingo, 20 de septiembre de 2015

El patrón, radiografía de un crimen

El patrón, radiografia de un crimen, se enfoca en un hecho criminal real sobre un hombre rural que llega a Buenos Aires en busca de trabajo y termina explotado por un siniestro patrón que lo obliga a vender carne podrida y que lo somete a una verdadera esclavitud, en el corazón de la Ciudad de Buenos Aires y en el siglo XXI.


"La vida es un destino que hay que cumplir" y, oyendo recitar las pocas palabras que se atreve a decir más allá de "si, patrón", el sentimiento que surge es el de pena, lástima urgente por quien ha sido utilizado, engañado, maltratado y humillado, analfabeto sin recursos, inepto para el gobierno sólo cuenta con sus dos manos y esa férrea voluntad de hierro por obedecer, complacer y servir al patrón en todo lo que diga.
Hermógenes de nacimiento/Santiago de esclavo, mira, calla y no pregunta, con un sueldo de promesas e ilusiones nunca cumplidas y un apestoso habitáculo como vivienda, quien sumiso aguanta, resiste y continúa con su aguante hasta que todo tiene un límite y 15 segundos son suficientes para terminar con la tortura, liberar la asfixia y volver a respirar de nuevo.
Seguirás su narración con atención y desespero, desasosiego de quien es víctima de la desdicha y de quien se aprovecha de la necesidad extrema, explotación laboral y tormento psicológico se unen en este caso judicial abocado al cajón de los casos perdidos sino fuera por la fortuna de las circunstancias y la honradez, de un abogado, que se empeña en hacer bien su trabajo.
Escueta, humilde, sin florituras de adorno, directa al dolor y la vergüenza, Sebastián Schindel, a partir de la novela de Elias Neuman, realiza un trabajo sereno, impactante, de compacta impresión sensitiva y emocional que mantiene tu interés sin esfuerzo, pero con gran involucración afectiva y racional, tímido, introvertido y leal a su patrón, Joaquin Furriel ofrece una interpretación cautivante, entera y absorbente de como anular una mente y destruir a una persona, 
la tristeza, desdén y rabia se acumulan, gota a gota, sin previsión ni remedio, odio y rencor hacia quien no es bueno y obliga a realizar maldades a sus fieles peones.
Radiografía de un crimen expresado con sosegada solidez e imperturbable estabilidad, perturbadora y helada la mirada ingenua de quien no piensa por si mismo, únicamente sigue directrices pues es lo que sabe y conoce, acatar y cumplir órdenes y, si tienes suerte, esperar un poco de afecto y respeto de tu patrón.
Porque, patrón es una palabra grabada a fuego en su alma, indiscutible quién manda, quién está por encima, a quién se debe gratitud, carcel impositiva por falta de educación y recursos que desemboca en tortura de fatales consecuencias para una cinta sobria, contundente que involucra al espectador con su andar sencillo, franco y directo.
La víctima encerrada a la espera de sentencia, yace el pertrechador con un cuchillo en su vientre, el fiscal oprime con cadena perpetua, el defensor alega que ya vive en ella, agónica servidumbre donde la mayor violencia es la que sufre en silencio un ser vejado, resignado, que declara los actos, acepta su culpa, que no se defiende y que no entiende de leyes, sólo espera sentencia como cordero anestesiado pues "la vida es un destino que hay que cumplir" y él ha cumplido el suyo.
Historia real sobre un crimen que esconde abusos, perversión, corrupción, fechorías e infracciones de sanidad que ¡ni el garrafón que sirven, en ciertos lugares, de noche!, digna de verse complace por su sabia definición, inteligente narración y claridad de personajes, calmado e inexpresivo por fuera, arde y se abrasa por dentro, en su esencia más desgarradora y castigada.
Gusta e impresiona, oscura a plena luz del día, su escáner deja huella.



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