miércoles, 2 de septiembre de 2015

Magic Mike XXL

Tres años después de que Mike se haya retirado de la vida de stripper cuando estaba en la cresta de la ola, los restantes Reyes de Tampa están también a punto de tirar la toalla. Pero quieren hacerlo a su manera: tirando la casa por la ventana en una última representación por todo lo alto en Myrtle Beach, con el legendario Magic Mike compartiendo el escenario con ellos. De camino hacia su último espectáculo, con paradas rápidas en Jacksonville y Savannah para saludar a antiguos conocidos y hacer nuevos amigos, Mike y los chicos aprenden algunas cosas nuevas y se deshacen del pasado de las maneras más sorprendentes. 


Esto es tan malo que ¡no se qué escribir!, ¡si he tenido que volver a ver el tráiler de "Magic Mike" para cerciorar el desastre que han realizado después de la original con Mathew McConauggey!, es que pasan los minutos y ¡el aburrimiento va en aumento!, aparte de que no sabes qué hacen, por qué lo hacen o qué demonios pretenden estas Spice Girls masculinas, de última gira por carretera, en busca de su gran actuación final.
Ruta patética, triste, desganada y soporífera donde sus inapetentes diálogos no sacan gracia, ni entusiasmo, ni adoración por nada, y donde ni siquiera los esperados bailes, que se supone son la salsa y atracción principal de toda la cinta, ¡levantan el ánimo!, y no voy con segundas.
Ridícula, aburrida, desgastadora, deslucida, sucesión de pasos muertos y acontecimientos, los que sobreviven, a punto de cadáver donde, todo lo que observas son garruladas ofensivas para el oído de unos backstreet boys frustrados, a quienes molesta muchísimo la ropa, cuya vista no se ve complacida y compensada por su famosa y explotada ¡tableta de chocolate!, perdón, de abdominales.
Y le dan dos horas de duración a la película cuando, con media hora ¡iban de sobra!
Porque, si no tienes nada que contar, ni aventuras apetecibles que narrar, ni bailes seductores que mostrar, ni posible énfasis en la situación penosa en la que se encuentran por edad, sin hueco laboral, y la incertidumbre conformista a la que se dirigen, porque si únicamente subes a tíos musculados, de mucho gimnasio, depilación perfecta y aceite excesivo, en una caravana y a quemar asfalto y ver ¡qué pasa!...,
..., ocurre nada, cansancio extenuante y agotador por la observación, cutre y demoledora, de mucho treatro de fanfarria que ¡era tan nefasto! que se quedó sin escenario y tuvo que ir de piso en puerta, llamando a casas para ver quién se apiadaba y les dejaba espacio para ejercitar la pelvis, mover el culo y colocarse mini tangas que ¡ni Rapel en los buenos tiempos!..., coña, éste nunca los tuvo.
Channing Tatum, ahora eres el líder y cabecilla de la contienda pero, ¡a qué precio!, reconozco que te lo curras y que vas con lección de aventajado por ser tu profesión de antaño pero, se ha perdido totalmente el rastro, propósito y esencia de la primera, se juega a dar vueltas sin ton-ni-son, en un circuito ideado según se le ocurría, por trazos, a su responsable, y únicamente queda una fúnebre tomatina de tomates caducados, en oferta y rebajados, que no tienen quien los quiera o compre.
Si algo queda claro, ante la evidente falta de argumento y la mansalva insulsa que resulta ser toda la cinta, es que se pretendía vivir del éxito novedoso e inesperado de su antecedente hermana, para que abriera paso y lograra recaudación de taquilla; Gregory Jacobs, en esta ocasión, no te lo has trabajado, has ido a lo fácil, y encima ésta ni siquiera funciona pues carece de sustancia, corazón o alma, sólamente un grupo de colegas de pectorales lustrosos que, esporádicamente, ofrecen un curso de cocina, consejos de vida gratis, y donde la sorpresiva aparición de Andie McDowell, como divorciada en celo, es lamentable y penosa, es de funeral sin las oportunas e imprescindibles cuatro bodas.
Bodrio sin consistencia ni excusa que no merece tu tiempo, que es infiel a quien le debe su existencia, y cuyo recuerdo de ésta, es mancillado sin miras, ni piedad pero con fatales consecuencias.
Y, sinceramente, ¡que más quieres que te diga!, olvídala y ¡pasa de ella!
Siempre aconsejo mirar las películas, digan lo que digan de ellas, para comprobar lo leído y manifestado sobre la misma, pero..., supongo que en todo hay excepciones que confirman la regla y, sin duda, ésta es una de ellas.
Imagina cosas mejores que hacer en tal largo tiempo y espacio pues, ni siquiera el espectáculo público vale la pena, sólo destaca la genial y solitaria coreografía del protagonista a los cinco minutos, la del supermercado y ¡párese de contar!
Aquí se certifica, de todas todas, que segundas partes nunca fueron buenas.
Esperaba distracción amena, obtuve agotamiento de mi paciencia.



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