miércoles, 10 de diciembre de 2014

Electrick children

"Y al principio fue la palabra, y la palabra era de Dios, la palabra era Dios, en él había vida y la vida era la luz de los hombres, la luz que brilla en la oscurridad, hubo un enviado del Señor, no era la luz pero fue testigo de ella"..., y entonces María, por fín, encontró a su deseado y buscado José. 
Una historia de confección extraña y atroz pero suculenta y deliciosa donde la ingenuidad de la protagonista, en todos sus actos, es la marca atractiva, inquietante y seductora que mueve todos sus pasos, un convencimiento escalofriante y patético, al mismo tiempo, de ser la portadora del hijo de Dios y haber sido concebida a través de la aventura osada de oír la música prohibida de un cassette azul.
En su búsqueda personal, atónita del cantante de la cinta y supuesto padre del hijo que lleva en sus entrañas, iniciará un recorrido angustioso, mareante e hipnótico ante la dislocación del encuentro variado de personajes y las respuestas obtenidas a través de la compensada sinceridad, honestidad, calma, seguridad de sus creencias, indiscutible motivación delirante, deslumbrante convicción y una abertura inocente y plena de sus emociones, un lanzarse al vacío sin protección alguna y con descarada voluntad de fe y esperanza en sus locos actos que le lleva a situaciones desquiciantes, absurdas y peligrosas que confeccionan un camino que, a pesar de sus giros extravagantes de proceder caótico, consigue una 
perpleja linealidad de increíble captación y asombrosa percepción, una delicada protagonista que se mueve por llamadas no tan celestiales e intuiciones impulsivas de marcada referencia simbólica, fascinante compendio de accidentes y atropelllos que conforman un telar de de conjunción pasmada y narración surrealista.
Un trabajo excelente para Julia Garner que acapara la pantalla con su dulzura, tranquilidad y obsesión de pensamientos, una historia chocante de pintorescos pasos donde cada contacto con un nuevo desconocido trae la mención no desarrollada de un tema sobre la insólita y divergente relación paternal que cada uno de ellos mantiene con el patriarca y cabeza de familia, núcleo del que huyen buscando respuestas y asilo emocional a sentimientos asfixiantes que devoran su cautivo e insatisfecho ardiente interior.
Rebecca Thomas escribe un relato cautivante, confuso y vacilante donde el mito del nacimiento y concepción del salvador Jesucristo se distorsiona, altera y cambia hasta adaptarse a lo que sería una actualidad devastadora y cruel de abusos, mentiras, violencia anímica y la necesidad de creencias cándidas e incoherente que aplaquen tanta aflicción desolada.
La locura de una inmaculada iluminada de vida limitada y maltrato intuido oculto tras su divina creencia de triste euforia y lástima solidaria y, esa incesante necesidad de escape que llene y cubra las carencias, unos de los más viejos cuentos religiosos de la historia, icono identificativo de millones de personas, versionado y estigmatizado según los tiempos que corren y donde la clave es la habilidad de la joven directora-guionista para llevar a buen puerto su trabajo, el acierto en la elección de la alelada protagonista y la absorción plena de su alma cálida de anonadado recibimiento y despropósito evidente donde el Espíritu Santo se adapta a los nuevos medios de comunicación para contactar con la elegida virgen, donde José es un loco destartalado sin oficio ni beneficio y un renegado domicilio conocido, donde los reyes magos viajan en esperpéntica caravana, la estrella que guía es un fantástico mustang rojo y, donde el portal de Belén cede a la tentativa tienda de campaña en hermosa playa solitaria.
Puede verse como versión curiosa y original que altera el patrón de estilo clásico, alegoría audaz que deforma la tradición o anécdota peculiar de viaje ensimismado ante el desconcierto y exquisitez de una leyenda añeja reconvertida en interesante fábula más allá de concepciones religiosas personales, mismos personajes pero cambiante identidad, disfraces elocuentes, localización progresista y medios demoledores que asolan, a la vez que encandilan, la esencia descarada de valentía manifiesta, inteligencia subliminal y atrevimiento sin verguenza de la responsable de todo esta artimaña y galimatías.
Ábrete a los nuevos tiempos, al talento locuaz de la nueva juventud, a sus locas ideas, a la destreza de sus proyectos y al mar infinito de posibilidades que se muestra ante ellos pues, tienen la sabiduría de inventar y no copiar, crear y no repetir, de soñar con lienzos en blanco de recreación infinita en lugar de pintar sobre papel ya escrito de tinta aún visible.
Toda novedad motiva el pensamiento, espabila la razón, despierta las sensaciones y provoca reflexión y debate sobre sus sabrosos y aceptados gustos o la horrible y rechazada desfachatez insinuada, sólo por ello, este sagaz, avispado e imaginativo filme ya vale la pena.



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