jueves, 25 de diciembre de 2014

Open up to me

"..., un alivio no tener que simular felicidad"
Nacer hombre y sentirse mujer, no estar a gusto con el cuerpo concedido, mirarse en el espejo y observar un error físico que impide hacer la vida, sufrimiento agónico de rechazar tu propia piel, tormento diario de no correspondencia entre la materia y el espíritu, ser tocado y sentir vacío, suspirar contacto que hable y despierte a tu deseada nueva anatomía, deseo cumplido de enorme soledad, dificultad de convivencia, miedo de rechazo, sorpresa de aceptación, bofetada de respuesta, abrazo de acogimiento y, un montón de sentimientos dispares, difíciles de imaginar a menos que seas la afectada, para una historia consistente y sólida, de evolución serena y loable que trata con honestidad y respeto la valentía y riesgo de "...,romper los huevos para hacer una tortilla", de "..., llamar al timbre para que se abra la puerta", de dar ese paso tembloroso, dudoso y suplicante para poder respirar sin asfixiarse o, seguir escondida y oculta tras el importante paso de convivir, por fin, con el estado corporal que la naturaleza le negó y equivocó al nacer.
Sinceridad asombrosa, franqueza arrolladora y una constante manifestación libre de sus emociones son características que definen un personaje que, por atrevimiento de la casualidad oportuna, activa su cobijado estado de pausa y desencadena sucesos fortuitos de inversión afectiva cuyo camino y desenlace ya están fuera de su alcance y del de sus inocentes involucrados.
Formato gélido y estéril, serio en su profunda calidez de fondo para una hiriente sobriedad que explosiona sin permiso ni control de nadie y que se mantiene durante todo su recorrido con armonía, sensatez, sabiduría y consideración de los hechos expuestos, dureza expositiva de temple firme y coherencia en su estable estilo para un indigesto argumento ofrecido con fluidez exquisita, ligereza de visión y ausencia de emoción dañina para el alma, una respiración pausada de atento ritmo logrado, mirada serena, audaz y valerosa de quien no puede seguir oculta y necesita hacerse hueco a su alrededor y..., tampoco hacen falta innecesarias palabras de relleno cuando, el delicado y sutil trabajo de Simo Halinen habla por si sólo, interpretaciones sentidas que penetran en tu fuero interno y cautivan tu atención, expectantes al sufrimiento anímico expuesto sin contemplación ni pudor ni abuso del espectáculo y, dentro de un estallido emocional controlado que sigue la pauta prevista con esmero, sin pesadez ni ruina por no desmarcarse de lo supuesto.
Leela Klemola colma la pantalla con este dramático relato de sencillez evolutiva, naturalidad perceptiva y una ardiente rigidez situacional de honradez suculenta que hace cómoda y accesible la incomodidad de habituarse a ella, desprenderse de los restos de él y hallar nuevo acomodo entre quienes conocían al hombre y ahora se enfrentan a la mujer.
Un dulce muy apetitoso, manjar exquisito e irresistible para alguien que no ha comido ni probado bocado desde su osada elección de encontrarse y dejar de mentirse, que despierta la ansiedad de querer, la necesidad de sentir, la tentación de la pasión y el cuidado y prevención de no sufrir más de lo sufrido ni herir más de lo nunca pretendido, motor de arranque de una bola que, ante la motivada inercia adquirida, adquiere velocidad sin retroceso con disposición a derribar muros, saltar baches y aceptar las consecuencias venideras de una acción espontánea, sin peligro, audacia ni pretensión de escarlar, atropellar, revindicar ni ofender que se convierte en viento que mueve gigante molino estático que ya no puede, ni desea, volver a parar.
"¿Qué sabes de hombres y mujeres que anhelan ser tocados?" Nada, pues "el amor es ciego a un bigote" y "papá, el maquillaje está corrido", combina ambas y obtendrás un relato sencillo, austero y eficaz de absorción amena, alta exigencia y vista relajada que no se complica la existencia con rodeos y arducias para lanzar su buenaventurada misiva, un codiciado "ábrete a mí" que complace-hiela-gusta-paraliza-sobrecoge, un descubrir y aceptar quien uno es, amarse para poder ser amado y lograr la querida paz de uno consigo mismo, el "..., alivio de no simular felicidad" no sentida ni fingir por ella, tan fácil y claro como difícil y costoso pues, aunque "no todo es sol", éste sale todos los días.
Buena, sin más.



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