martes, 4 de agosto de 2015

Voley

Nicolás, Pilar, Cata, Manuela y Nacho son amigos desde la adolescencia. Rondando los 30 siguen unidos, aunque con más diferencias que puntos de encuentro. Nico propone festejar la noche de año nuevo en la casa familiar del Tigre y pasar unos días de vacaciones. Sin consultar, Manuela invita a Belén, su amiga de la infancia. La resistencia del grupo se hace sentir: Belén es superficial y vanidosa. Sin embargo, su deslumbrante encanto físico hace que los varones la acepten con menos reparos...


"Voley", olvida que el nombre haga referencia a nada, que insinúe contenido probable de la cinta pues ¡para una mísera partida que echan!, menudo gratuito atropello para el susodicho deporte; vapuleo para la audiencia, cuyo perplejo asombro, no levanta cabeza.
Acabo de deducir que se escriben mentiras al hablar o recomendar una película, cosa obvia para otros supongo pero, doliente para quien lo acaba de padecer en persona pues fue esta frase "Voley, logra divertir, también hacer reflexionar" y la posterior visión del tráiler la que me condujeron aquí, a una fallida noche de relajamiento y diversión tras elegir una comedia argentina como vehículo para dicho propósito.
Y fue una decisión firme, pensada tras la mirada y ojeo de las distintas opciones a la carta, confiar en la tierra del apasionado tango, del admirado Ricardo Darín, de su reconocida gracia y salero, de ese desparpajo exquisito para la tragicomedia, para llorar de tanto reír/para reír por no llorar, sonrisa y lágrimas cogidas de la mano en conjunción perfecta.
Pero, en toda familia hay oveja negra, y si apuestas y no te toca el gordo te puede tocar la gorda porque ha sido ficticia venta de distracción y recreo, sin validez ni crédito, sólo los cinco, en acogida en la cabaña del abuelo, con la invitada sorpresa y a follar todos, cuando se pueda y tercie, mientras se colocan hasta con el detergente de lavar los platos.
Penosos diálogos de escenas simplonas, sin armadura, fuerza ni carácter de figurar, estilo de destacar o mínimo coraje de no ser olvidado inlcuso antes de acabar, ni siquiera los roles que se asignan a cada miembro del grupo, para evitar el esfuerzo reflexivo de trabajar en ellos, sirven para designar, con confianza, un rincón, personaje, suceso, fotograma que te llame o seduzca y valga la pena mencionar.
Agraviado interés que conforme empieza a rodar el argumento y sus ojos divisan la pobreza estética, los oídos captan la debilidad de las sentencias y la limitación de toda posible comunicación entre emisor y receptor, empieza a rememorar artísticas obras, de agudeza hablada y delicia visual, que otorgaron a estas recurrentes reuniones de amigos un valor digno y solicito con el que lidiar.
Ninguno de los participantes tiene personalidad, entereza y orgullo de contenido diestro, la historia no pretende hacer camino, sólo parada breve de ausente cognición para decir tonterías, hablar con ofensa ligereza del amor y coger sin parar; la pareja mal avenida, la intelectual callada, la ida en su mundo feliz, la despampanante rubia y el que ofrece la bienvenida, baraja de cartas del vacío de la juventud actual, de su revoltijo de emociones y metáfora del 
vivir sentimental actual, todo ello por decir algo pues te aburres ¡sin más!, la parsimonia puede contigo, no hay chispa, atractivo o decoro que te permita seguirlos, disfrutar de ellos y pasar una buena velada.
Aplaudo a quien saca lectura doble, optimista, de escondido acierto en cintas que, simplemente dejan rodar los minutos pues, Martín Piroyansky, director-guionista-protagonista, debiste consultar con alguien más, ser asesorado por quien fuera pues consigues muy poco con tus escasas ideas, a menos que sea terapia recomendada por experto en la materia para superar traumas del pasado, a través de la narración de una vivencia personal, ya sabes, si no puedes olvidarlo ni superarlo hazlo público en largometraje que permita superar las penas.
Yendo al asunto y olvidando el bajeo como desahogo por la decepción hallada, presentación de los colegas, llegada a la casa, mínimo tiempo para designar el prototipo escogido para cada uno y, a partir de ahí, sexo, porro, sexo y setas alucinógenas porque se acabó la hierba; pequeño amago de querer insinuar el hueco existencial y urgencia de las necesidades de la generación presente, ello si eres benevolente, 
magnánimo y deseas ver algo donde, a todas luces, nada hay; relax cómodo en asiento ya que las turbulencias nunca llegan, no hay alarma de mar bravío o tormenta a la vista, ni indicip de que tu descanso vaya a ser interrumpido con esfuerzo pensativo o ganancia emocional, sólo hastío de tiempo varado y perdido que se acrecenta al ritmo de la sosedad mostrada, exhibición de pasatiempo lelo que parece apetente jarana pero sólo juega a pretensión insípida y banal, la charanga, a evidente carencia de agudeza e ingenio, cambió de navío y se tralada a otro lugar.
¡La concha de mi madre, cómo me engañaste!



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