miércoles, 16 de marzo de 2016

Night owls

El adicto al trabajo, Kevin, va a su casa con la bella Madeline para una noche de bebidas, pero se horroriza al descubrir que en realidad es la “despechada ex amante” de su jefe.


No duermas y cuenta lo que sabes.

Una conversación para descubrir quienes son realmente los personajes, desvelar mentiras, quitar caretas y que salga a la luz el verdadero espíritu que se esconde tras ello, un desbarajuste intercomunicador que atraviesa altos y bajos, banalidades y profundidades, dilemas, tonterías y groserías para llegar a una agotadora sinceridad que demolerá ídolos, arruinará objetivos y pondrá a cada cual en su sitio, pues es lo que tiene conocer honestamente a las personas y no quedarse con la ideal imagen creada para ser vendida a un público fan, devoto y convencido.
Es desigual, cruel y gamberra, afina en sus certeros golpes dialécticos aunque sus diálogos no siempre posean el interés previsto; intercambio locuaz, agresivo y fresco que mantiene un apresurado ritmo que se suaviza y detiene cuando es oportuno.
Dos desconocidos, un casual encuentro sexual y con el despertar y la resaca surgen los efectos secundarios de estar en lugar extraño con supuesta compañera desaparecida hasta que se recopilan datos, hace memoria, juntan pistas y empieza la cuenta atrás hasta la salida del iluminador día, toda una peculiar noche que trae incógnita de suculencia media, diversión torpe pero aceptable y un aliciente adecuado que se mantiene, sin gran esfuerzo, en constancia diversa pues, aunque no desvele quién mató realmente a Kennedy, es lo suficiente amena, cordial y lozana para que tu interés no decaiga a pesar de tanta turbulencia.
No es tan radical, impactante y provocadora como pretende ser, aunque lleve intención y ánimo de
logro en el sello de su manuscrito, la pareja protagonista expone gran afinidad individual y colectiva del personaje prototipo que representan y su evolución de a simple vista, de lo que parecen las cosas a dolorosa sabiduría de conocer la escondida táctica oculta de quien se admira y venera es aceptable y entretenida, dispar pero válida; no es una teatralización explosiva, persuasiva y ardiente, pero con buena voluntad, propósito y respetable empeño se deja ver y complace para una noche pasajera.
La fantasma figura que se revela y desnuda no crea propulsora polémica o tenso debate, las emociones están serenas y las información descubierta no revierte en enigmático escándalo, es historia conocida de quien ama y es utilizado, un destape de ojos nublados que por fin ven el arco iris tras la tormenta y deciden en consecuencia; ésta no ha traído rayos y truenos, ventisca ni espeluznante frío
pero, ha hecho ruido, te has distraído y pasado gratamente el rato; no es un drama homérico, ni un pasional Romeo y Julieta, son dos extraños haciéndose amigos al tener que hablar forzosamente, e inconscientemente penetrar en la intimidad de la otra persona.
Para pasatiempo esporádico de nula pretensión, que no hace trabajar a la razón ni ocupa lugar en la memoria.

Lo mejor; sirve para su propósito..., se curiosea y se olvida.
Lo peor; ausencia de poder, fuerza y carisma en su lanzamiento de misiles verbales
Nota 5


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