sábado, 5 de marzo de 2016

Spotlight

En 2002, un equipo de reporteros de investigación del Boston Globe destapó los escándalos de pederastia cometidos durante décadas por curas de Massachussets. La publicación de estos hechos, que la archidiócesis de Boston intentó ocultar, sacudió a la Iglesia Católica como institución.


“Realmente me gustaba ir de pequeño a la iglesia”

Sin duda alguna sigues la historia con detenimiento, con esa precisa atención que te lleva a no perderte ni una palabra, ni un comentario, ni una conversación e intercambio de datos y obtención de pruebas sobre verídicos hechos cuyo conciso interés, por parte tuya, es plena y absoluta; escuchas y asimilas todo el proceso como un encandilado mancebo que observa los detallados pasos y el arduo trabajo que se esconde detrás de esa demoledora noticia, que pondrá a prueba los cimientos de la poderosa iglesia.
Rigurosidad, pulcritud, claridad y evidencia de un proceso retratado con magistral técnica, seria formalidad y un gran respeto por la profesión referida, ese entregado y devoto periodista que vive con pasión y creencia su minuciosa y larga labor de día a día, de altas e inacabables horas tempestivas y que lo pone todo en juego según avanza el reportaje y las piezas van cayendo casilla a debacle; apuesta, sin remedio ni control, su sentido corazón, su maltrecho cuerpo, su agotada mente y su furiosa alma, ante todo aquello que está descubriendo.
Y tú le acompañas fielmente, a todo el grupo, a cada uno de sus miembros en su inagotable constancia por contar lo que se saben, por unir lo disperso, por confeccionar esa arma masiva que destruya el sistema; porque éste huele mal, cuanto más avanzas más apesta, y da igual si eres católico o judío, si creyente o al margen, no entiende de religión ni de abstemios ni de ideas propulsoras o arcaicas, simplemente asquea y, aunque la cabal exactitud y precisión de la narrativa ayudan a verlo como redactor jefe que lee desde cierta distancia objetiva, ello no quita seas consciente de la basura destapada
y del tiempo grotesco que hace que ésta se escondía.
Gran selección de actores, rectitud interpretativa por ser el humilde mensajero y dejar que la noticia destaque y acapare titulares, carteros de lujo para un detallado guión informativo que comunica y deja a tu elección la opinión desprendida y los sentimientos encontrados; vas consumiendo minutos, procesando la investigación, resumiendo lo encontrado, asimilando lo hallado como un jugador más de esta partida de a cuatro contra toda la institución del clero pues, ya no se trata de unos sacerdotes locales, estamos ante un patrón de conducta que no castiga a sus propios pecadores, sino que los perdona por su pequeños e inofensivos percances, los comulga por su predilección infantil y los transfiere a otra parroquia como premio por obedecer, acatar y arrepentirse de su inocente fechoría que seguirán cometiendo ya que, el Señor ama a todas las ovejas de su rebaño, con mayor lealtad y gratitud a sus representantes de sotana negra y alzacuellos blanco.
Es un laborioso reportaje, minucioso y concreto hecho veraz película; atrae, capta y mantiene el aliciente por lo que cuenta; cabeza/cuerpo/pie como estructura, énfasis fundamental en el medio donde
con armonía, vitalidad, prontitud y ritmo acompasado permite la entrada a ese minúsculo habitáculo donde vive y late Spotlight, la independiente sección investigadora del Boston Globe.
La referencia comparativa a la magistral “Todos los hombres del presidente” es clara, sencilla y latente, lo cual viene a confirmar la fuerza, carisma, sabiduría y destreza de su manuscrito y de la dirección llevada a cabo por un competente Thomas McCarthy, que en ningún momento permite que nada empañe o haga sombra a lo realmente importante, la noticia, su comienzo, andadura, elaboración y publicación definitiva.
Promesas de fe para abusos físicos que destrozan el espíritu, práctico conocimiento que no altera ni rompe la concorde estructura piramidal durante
siglos construida y mantenida; Dios en la cúspide del cielo, el único que se salva, mientras todos los demás terrenales que hablan en su nombre pringados por consentir y ocultar, o por ser los mismos autores de tal atropello, mientras la mancilladas y vapuleadas víctimas a consolarse a otra parte, que en la iglesia ya molestan con su insistente pesadez de compensación y justicia que no cesa.
Reporta para que pienses en ello, documenta para dejar constancia, comunica como homenaje a los verdaderos artífices de tan dura crónica, noticia para cubrir dos horas de entregado, esmerado y grato tiempo dedicado a la audiencia, reseña por necesidad suprema; debía ser contada y ha sido filmada con gran precisión y excelencia. ¡Bravo!

Lo mejor; la noticia misma que va tomando forma, más quienes la acompañan en interpretación, dirección y escritura.
Lo peor; el rigor y disciplina de las formas mantiene al corazón a salvo de la implicación, aceleración o la lágrima.
Nota 7

Nota: escrito antes de la entrega del oscar.


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