martes, 9 de septiembre de 2014

Casi humanos

Mi queja, duda, pregunta, incógnita -llámalo como quieras- sobre estas películas es..., ¿por qué no pueden tener un argumento con coherencia, una explicación atractiva -ya ni interesante, ¡no pido tanto!-, unos personajes definidos con algo de lógica, un recorrido que vaya a destino merecedor, diálogos que no sean tan simple ni bobos ni carentes del mínimo requerido?, aparte de..., ¿se busca causar terror, provocar temor ferviente o causar el más absurdo, ingenuo y triste de los sustos, asco desagradable por doquier sin más, matar por acumular y descuartizar por salir en el libro guiness de los records?
Porque en la sala, la mayoría de jóvenes que colman la misma y para quienes está dirigida fundamentalmente esta clase de filmes se conforma con gritar por gritar, chillido por escándalo, aspavientos de miedo en el cuerpo la mayoría de las veces exagerados o fingidos para emular una supuesta diversión terrorífica que ¡más le valdría haber subido al tren fantasma de las fiestas de mi ciudad!, pues ofrece un entretenimiento y jolgorio superior, escena simplona y patética seguida de otra de mayor estupidez y despropósito y un sigue y sigue y sigue como la famosa línea blanca de Emilio Aragón en sus cómicos inicios.
Incluso, en esta ocasión, el relato está tomado a partir de un hecho real, la desaparición en Maine, un viernes 13 de octubre de 1987 de dos jóvenes sin explicación aparente.
¿Qué mejor excusa para dejar volar tu imaginación más diabólica y violenta? Y con esa base, ¿no das para más? ¿Sólo eres capaz de crear esta fantasmada, este sangre por sangre, tontería por ridículo mayor? 
La gran cuestión es..., ¿se usa más tomate en esta películas o en la tomatina de Buñol?
Porque una buena solución para ambos sería haber rodado allí este triste filme y aprovechar los excedentes para distracción y juerga callejera de las fiestas de allí porque aquí, como mucho, ¡vas a llorar de pena!
Posdata: al menos un poco de credibilidad y veracidad para con los actores en su interpretación que..., ¡mi sobrino es más creíble en su teatro de la escuela! 



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