lunes, 1 de septiembre de 2014

Draft day

Profesional, rigurosa, técnica..., concisa, directa, veloz..., conformar un equipo, los jugadores que formarán parte de esa plantilla ganadora, contentar al entrenador, a los aficionados, al jefe que confió en ti, estrategias calculadas, decisiones repentinas, intuición veterana, olfato ganador..., el codiciado mundo del fútbol profesional y sus tejemanejes, sus argucias, engaños y negociaciones de traje, corbata y teléfono para llegar primero a meta, para adelantar posiciones y conseguir el ansiado anillo de ¡la Super Bowl!
El intercambio de cromos de nuestra niñez llevado a la estratosfera, al cosmos del disparate y la locura, el juego de la tómbola en vidas humanas de millones y millones de dólares que maneja esta enorme industria que gira en torno a un balón y 22 jugadores de campo de inmensidad y desproporción exagerada.
No verás juego en acción, no verás estadios abarrotados, no verás árbitros ni vestuarios ni pelota ni marcador, verás la productiva y fructífera unión Ivan Reitman-Kevin Costner, su fuerza presencial y carisma en pantalla, presenciarás el intenso y caótico cronómetro de decidir el presente y el futuro, el estrés y la revolución personal de elegir y descartar, un centrado, acentuado, correcto guión cuyos diálogos te transmiten la política y negocio de despachos con un argumento de oficina, porcentajes, previsiones y cálculos que se mueve entre la televisión, los agentes y sus celulares, toda una movida sonora, rítmica, precisa y de reflejo fiel sobre la compra-venta y cesión de jugadores, de estratagemas de equipo y el enorme y enrevesado mundo que les rodea.
Intenta ser cálida y humana a la vez que fría y formal, el mundo laboral y la vida personal combinados en buena sintonía y con eficiente gusto y sabor, involucrar el apasionado y loco corazón humano aunque no mostrar su frenético y descontrolado ritmo cardíaco hasta el final de partida cuando todas las cartas están sobre la mesa, descubiertas y no queda más que decir, un pulso dinámico y vitalista contrarreloj, armonía de inicio de carrera que cuida las formas, esmera la presentación y mantiene el nivel a intensidad progresiva y rapidez acelerada hasta llegar a victoriosa meta.
Sobresaltos interesante que cautivan y atraen -medidos en su cercado alcance-, virajes atractivos que despiertan tu ímpetu y entusiasmo -dentro de un patrón limitado y muy socorrido por su cliché reiterativo-, nada nuevo no visto en anteriores películas sobre el deporte rey que, con todo, mantiene su diversión y entretenimiento, agilidad y frescura por muchas veces que lo veas y lo repitan.
La confianza de su buen hacer, la rapidez vertiginosa de su proceder, la ansiedad agónica y la irrespirable tensión como motor que alimenta y proporciona gas, todo un arte y buen oficio para mantener al espectador ligero, ameno y en vilo sin excitarse en demasía pero lejos de aburrirse.
¿Recuerdas de niño, en la pandilla de amigos, estar esperando nervioso a que te elijan para jugar al fútbol rogando no ser el último ni ir con el grupo perdedor? Ahora, ¡eres tú quien eliges!



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