miércoles, 3 de septiembre de 2014

¡Me ha caído el muerto!

¿Te imaginas esta película con Spencer Tracy, Katherine Hepburn y Gary Grant?, ¡qué delicia!
¡A veces veo fantasmas!, pues este cínico y solitario dentista de Manhattan los ve a todos y cada uno y..., ¡son muchos!, quienes no le dejarán descansar hasta que decida ayudarlos y, por el camino, cambie su persona, su actitud y su propia existencia, encontrar la felicidad y el bienestar ayudando a los demás, todo un tópico que te atrapará y seducirá sin apenas darte cuenta.
Un delicado y sutil "Entre fantasmas" que guarda un especial encanto en su proceder, un delicioso aroma en su presentación y una gracia innata y maravillosa en su caminar, diálogos irónicos de inteligente contenido para inducir la sonrisa espontánea y agradecida, sabia y espectacular sencillez en las formas que envuelven la alegría y diversión de su visión, atractivo guión que sin ser novedoso aporta dulce sabor, gratitud y bienestar y el fantástico transporte a un cine clásico, de estilo propio que enamora instantáneamente y que añoras por su elegancia, frescura, agilidad y arte en todo su conjunto pues sus piezas una a una no impresionan ni destacan pero unidas con tan diestro placer proporcionan un maravilloso espectáculo que el tiempo no logra erosionar.
Común pero inolvidable, nada especial que mencionar pero su completo recuerdo permanece, habilidad de ofrecer un argumento discreto y sobrio de mordacidad tenue con imagen jovial y vitalista, lo mismo de siempre visto con toque único y exclusivo para un exquisito bombón de tenue desenfado y licor suave que ameniza el espacio con libre soltura y fascinante mirada.
Acople espléndido para su disfrute, asiento cómodo para su adorable percepción, repentina invitación para una deliciosa velada de entusiasta compañía y ambiente soberbio, de comida rica y sabrosa y bebida ligera de magistral elección, de sublime paisaje y romántica presentación que comienza con el irresistible sol de la mañana y termina con la ensoñación de la hermosa luna nocturna, que recrea y entretiene en todos sus apetitosos momentos y festivos aconteceres y cuya estima, placer, agrado y apunte añorado de deje absorbente es fantástico, encantador, dulce y espléndido, gusta sin apenas molestarse, enamora con esmero y dignidad, un vino excelente de calidad suprema al alcance de todo el que esté dispuesto a rejuvenecer su alma, contentar su espíritu y alegrar su corazón.
Sencillamente recomendable por su gracia, estilo, distinción, ingenuidad y sencillez dentro del género de la comedia romántica.



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