sábado, 28 de junio de 2014

Moliere en bicicleta

El revivir inesperado de una vieja amistad y la lectura de una magnífica obra, ensayo provisional y espontáneo de "Moliere en bicicleta" y cinco días por delante para conseguir el objetivo de despertar a un ermitaño de su retiro voluntario y tolerar jugar a ser el sabio maestro que da lecciones a su inexperto y torpe alumno; dos actores franceses con distintos intereses, adulación por una parte-azote por la otra-, una italiana divorciada que da el toque de alegría y color y una bella, reposada fotografía de una isla donde la tranquilidad y paz de los días son rutina maravillosa de su existencia. Pero..., una pérdida irreparable de afinidad, de conexión necesaria con el autor, con el inestimable creador protagonista absoluto del filme; una agradable sintonia para con unos personajes que se esfuerzan en transmitir pasión y devoción por su trabajo, un hermoso y cautivador fanatismo que transmite toda su fuerza a un efímero y fugaz aire poco penetrante, potente muestra de un duelo de titanes que exhibe con maestría el amor a un arte, el encanto de sentir y hacer tuyos unos personajes que se queda en ellos mismos pues observar la fantástica actuación y logística de esta excelente obra no significa volar y soñar con ella, mirar-escuchar-apreciar consuelan de poco cuando no se consigue despertar la curiosidad por el recital exhibido. Sentida calidez para la vista, fantástica armonía en el devenir, dulzura apacible en la exposición, frío recibimiento que va subiendo de temperatura pero..., el teatro hay que vivirlo con emoción, saborearlo con venerable gusto, palparlo con exquisita delicadeza; los descansos ofrecen un repertorio más interesante que la narración sutil y fervorosa de la obra, entretenimiento mayor en los pasillos que en el ardiente escenario. Una "Venus de las pieles" descafeinada cuyo dramatismo y fascinación se queda en su letra escrita, en un improvisado ambiente escenográfico que se estima y valora por el reconocido esfuerzo e innegable mérito de su estructura tenue, afable y velada que enamora suavemente pero que te dejar ir sin conseguir atraparte, que no combina con sabio resultado el atractivo sublime del planteamiento con la sencillez magistral del devenir final; no lograr absorber la profundidad de Alceste, respirar su enfado y frustración, vestirse con sus sentimientos y deslumbrar con su ardiente fogosidad es una pérdida lamentable e irreparable, la adrenalina calmada que supura toda mi alma dice no conmoverse ante tan inmenso y sonoro espectáculo. "No me gusta conectarme, me gusta ser independiente"; deseo cumplido aunque, hubiera pagado por esa conexión!!!



No hay comentarios: