viernes, 20 de junio de 2014

El viaje de tu vida

"Algunos nómadas están siempre en casa, otros no están nunca. Yo soy una de ellos". 
Algo me dice que la película sólo ha sabido captar una parte mínima de la belleza, encanto, seducción que desprende el libro en el cual se basa, un relato fascinante que sólo se ve reflejado parcialmente pues, con una magnífica e impresionante fotografía de la árida y devastadora tierra de Australia, su excepcional y desgarradora dureza, su atractiva desértica inmensidad, devastadora lejanía buscada/peligrosa soledad encontrada, únicamente logra captar tu atención e interés con una permanencia temporal, idas y venidas de mayor o menor intensidad para una mirada que aprecia y estima la calidez, lentitud, pasividad del camino emprendido pero, al mismo tiempo, esa misma hermosura autóctona, armoniosa combinación de un pausado andar que no desfallece en sus felices y cansados pasos te causa la misma somnolencia y fatiga que sufrirá nuestra protagonista, ilusión y desánimo que van a la par y que se conjuntan intermitentemente.
 "Me preguntan por qué hacer este viaje? Y por qué no?, contesto yo".
 Una aventura espaciosa sobre el terreno y profunda en el tiempo para llegar a la recompensa del océano, infatigable andar de la chica de los camellos cuyo soleado mortífero paisaje, penetrante rutina que se pierde en la tranquilidad del paso de los días, en la mezcolanza de un tiempo adorado y exquisito que sobrevive al discurrir de la memoria, nubla tu vista y adormece tu espíritu, respiración entumecida de quien no tiene prisa y se embriaga de un ahora presente e inmediato que te sacia con la misma calmosa temporalidad. 
"Los viajes en camello no empiezan ni terminan, sólo cambian de forma".
 No era la forma buscada, una ausencia de acción y movimiento que no se esperaba, pero esa misma letanía y quietud se ganan silenciosamente tus encantos y gratitud aunque insisto, en palabra escrita sobre hipnótico papel este relato debe ser mucho más maravilloso y fructífero, cada vocablo leído debe lucir y despertar con esplendor inusitado la percepción imaginativa de la mente de un lector asombrado.




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