viernes, 11 de noviembre de 2016

El asedio de Jadotville

Año 1961, en el Congo. Jadotville cuenta la verdadera historia del comandante Patrick Quinlan y su batallón de 150 soldados irlandeses de la ONU, sitiados por 3.000 soldados congoleños bajo el mando de mercenarios franceses y belgas que trabajaban para empresas mineras.


“No sacrificas a la reina, por salvar a un peón”


Las inmundicias de los gobiernos y sus tratados de puertas para dentro, intereses políticos y económicos por encima de las vidas humanas, acuerdos de despacho que ignoran al soldado expuesto en trincheras, decisiones de palabra mucho más mortíferas que las balas del campo de batalla..., “no sacrificas a la reina, por salvar a un peón”.
La película empieza poniéndote en antecedentes, año y lugar de los acontecimientos, así como motivo de la disputa y circunstancias personales de la tropa; para el caso, irlandeses novatos, que nunca antes habían estado en una guerra, habían participado en ningún conflicto, habían disparado un tiro ni, mucho menos, habían matado a nadie, pero son los afortunados elegidos por la ONU para viajar a Katanga, el Congo, y defender la estabilidad de una discutible paz en Jadotville donde varios grupos, locales y extranjeros, se adjudican el derecho de propiedad sobre la riqueza mineral que esconde, en sus entrañas, el suelo.
Abundancia natural de desdicha mortal para sus habitantes, pues es deseado oro en disputa por distintos países, tanto oficiales, con sus escuadrones de cascos azules, como contrabandistas, con sus mercenarios a sueldo.
Una despejada llanura, con acceso libre por sus

cuatro puntos cardinales, es el lugar de destino y desembarco, la limitación de munición y la imposibilidad de ayuda externa, en caso de serios problemas, las trabas y el indecoroso enemigo, en enorme desproporción de superior número, al incesante acecho para demostrar su fuerza, poderío y reinado, como represalia de una nefasta acción anterior de los mandamáses de traje y corbata, de la que nada saben los incrédulos e ignorantes reclutas acorralados.
Cinta que sirve de homenaje, redención y justicia para los implicados, historia real que, como todas las deshonras de gobiernos infinitos, fue silenciada y manipulada, para salir airosos de la basura que se manejaba entre manos.
Siempre es interesante y necesario el relato de estos impresionantes actos de valor y resistencia, casos de maltrato, mentiras, abandono de ayuda y suciedad escondida bajo la alfombra de los hombres a su cargo; se dice que en la guerra y en la política todo vale, y aquí es más cierto que nunca, deleznable
observar como los intereses de unos y otros están al margen -convencidos de su exculpada necesidad de toma de decisiones, como excusa gansa-, de la agonía desesperada de quienes se juegan la vida en el frente.
Es clara, y directa, sencilla y llevadera, con efectividad de entretenimiento grato informa de los sucesos, de su resolución y de lo acaecido posteriormente para cada participante; dignidad valerosa, de dificultad increíble, sin apenas medios ni experiencia, para una tropa de valientes héroes que se enfrentaron, a las negadas circunstancias, con destreza, rotundidad y confianza en su comandante; trepidante ritmo para la narración de un asedio de franceses y belgas, pagados por los secesionistas en plena guerra fría, con el asesinato del secretario de la
ONU de relleno y la compañía irlandesa A sin saber dónde se metía, cumpliendo órdenes.
“Lo que hay debajo de esta tierra pertenece a su pueblo”, loables palabras verdaderas que a nadie interesan, pues son recursos golosos de enorme tentación mundial, para corporaciones y gobiernos al tanto; títeres humanos, administrados como daños colaterales de alicientes mayores, a los que el tiempo, crónicas, documentales y películas como ésta colocan en su sitio de honor, ante ese reconocimiento negado en su momento; son informativas, son beneficiosas, son reveladoras, son apetecibles, son la mezquina realidad, oculta tras esa ficticia historia narrada por los beneficiados ganadores que salen en la foto, mientras se desprecia a los verdaderos héroes.
Es importante y merecido conocerles y recordarles, es lo mínimo.
Vergüenza británica, de alcance europeo y consecuencias globales.


Lo mejor; saber de ellos, con buen pasatiempo añadido.
Lo peor; que ocurriera.
Nota 5,7
interpretación 6 guión 6 música 5 fotografía 6 realización 6 montaje 5,5





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