jueves, 10 de noviembre de 2016

La lección

En un pequeño pueblo de Bulgaria, Nadezhda, una joven profesora, trata de descubrir al alumno que roba en su clase, de manera que pueda enseñarle una lección acerca de lo que está bien y lo que está mal. Pero cuando se endeuda con prestamistas, ¿puede ella saber cuál es el camino correcto? ¿Qué hace que una persona decente se convierta en delincuente?


El bien, el mal y su difusa línea.

“Gracias al ladrón, toda la clase tendrá que pagar”, lección moral de una profesora a sus alumnos que, por circunstancias inesperadas, dará un vuelco, para ser la maestra quien aprenda la dura lección de que mejor no hablar, ni juzgar ni ejemplarizar cuando nunca se sabe de lo que es capaz una, cuando se encuentra atascada entre una hiriente pared y una amenazante espada, ninguna de las cuales tendrá misericordia, ni dará tregua, ante una imprevista deuda monetaria, que va de mal en peor.
No eres culpable pero sobre ti recae la pena, quieres arreglarlo pero los inconvenientes se multiplican, solicitas ayuda y sólo usureros de mala calaña tienden una mano; “el proceso está abierto y no se puede detener”, la hipoteca vence, la subasta se abre y la desesperada protagonista intentando dar un castigo ejemplar al alumno ladronzuelo, cuando ella se meterá en aguas movedizas de fondo devorador, que amenazan con paralizar la respiración de los suyos ante la idea de lo que se les viene encima.
Directa, natural, sin rodeos, precisa y contundente, con una férrea protagonista que tendrá que enfrentarse a sus dilemas morales, para salvar a su familia; el honor y respeto por una misma, frente a la
necesidad y urgencia de quedarse sin techo, todo está en venta, todos tenemos un precio, más cuando reina la incertidumbre, el desasosiego y el miedo y se está sola ante el peligro de quedarse sin nada y no tener con que alimentar a tu hija.
Un sólido drama búlgaro, donde se funden las dos caras de una misma moneda, calvario social ante un frío capitalismo, cuya absurda burocracia parece burlarse de sus civiles esclavos; de la estabilidad segura, a la extrema fatalidad, sin socorro al alcance, heroica madre coraje sin tiempo para la pena o la lágrima, cuyo temerario riesgo la lleva de cabeza a la cueva del oportunista lobo.
Realismo social, de tragedia humana, que se centra en la impasibilidad de un rostro comunicativo, que arde y se consume sin perder la compostura ni permitirse dar lástima; constantes primeros planos,
que realzan la fuerza y valentía de la mujer, su robusto carácter y firme temperamento.
Cine reivindicativo, ilustrativo y denunciante, del estilo de Kean Loach, que deja de lado la ambientación ficticia y se centra en una estética fotográfica agria, veraz y doliente, para una exasperación contagiosa que anula a la equilibrada persona, para convertirla en cazador superviviente, al precio que sea.
No es una cinta comercial, no busca simplemente entretener, cámara en mano pretende levantar conciencias, reflexionar y reflejar la propia imagen, con su invertido homólogo que, lo queramos o no, vive con nosotros y según circunstancias, hechos, penuria o exigencia adquiere forma y se hace presente.
Interesante película, cuya intensidad remueve al involucrado espectador; ella no llora, resuelve.

Lo mejor; su protagonista y la vigencia de su guión.
Lo peor; la escasa divulgación que se le otorga.
Nota 6,1
interpretación 6,5 guión 6,5 fotografía 6 música 5 realización 6,5 montaje 6


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