viernes, 25 de noviembre de 2016

Divinas

Dos amigas adolescentes de los suburbios de París están decididas a hacerse ricas o morir en el intento. Su plan es seguir los pasos de una famosa traficante de drogas del barrio, un lugar marcado por el narcotráfico y el islamismo. Dounia y Maimuna, su mejor amiga, deciden así seguir los pasos de Rebecca, una mujer respetada incluso a pesar de dedicarse a traficar. Pero su encuentro con Djigui, un joven bailarín, abrirá la posibilidad de atisbar un nuevo tipo de vida en su futuro.


Todo por dinero, incluida la eterna desgracia.

Felicidad temporal/desdicha a la larga es el baremo en el que se mueve Dounia, una bastarda gitana, lista y atrevida que usa su desparpajo, valentía y fuerza erróneamente, en ese empeñado embarcarse en una cruzada, de adivino destino maldito, donde todo su ímpetu, osadía y mira telescópica, de favorable futuro, se verán estampados contra una realidad, de equívoca elección, desde el principio.
Dinero fácil que llama seductoramente, en una situación ardua y agónica, donde se coge a lo que sea, incluido al mismísimo amigo diablo, con tal de encontrar una ficticia salida, de porvenir ostentoso y maravilla insolvente, pues está construida sobre negras aguas, cuyo movedizo fondo se halla lleno de porquería.
Alegre, risueña, dolorosa, amarga, no hay mañana, todo es impetuoso presente, donde el pasado marca; son locas, son soñadoras, son inconscientes, son amigas, elegidas hermanas de no sangre, que tiene más valor, cariño y fortaleza.
Agresiva naturalidad en la interpretación y en su puesta en escena, magnífico el dúo protagonista, en
esa inseparable unión que nace del amor compartido y de la necesidad envolvente, penuria de nacimiento y tradición heredada, cuyos bajos fondos determinan camino; se tienen la una a la otra, se apoyan y refuerzan, son un equipo ante la ingratitud familiar, la desventaja económica, el periplo educacional y la esperanza ansiosa de triunfar y salir victoriosas, de unos indeseados suburbios que las arrastran y comen.
La historia no es nueva pero, aún así, su guión y performance poseen un ensimismado atractivo que hacen te intereses, con entregada voluntad, por ella y sigas sus escabrosas y torpes andaduras, con inmersión de padecido acompañamiento heroico; una vibrante y tenaz muchacha, inquieta y descarada, que sobrevive a la podredumbre, a su ambiente de nacimiento y a sus miedos personales, con esa bravura e intensidad externa que esconde los temores y dudas internas, una inocente mirada que tiene a su abasto dos mundos diferentes, alternativa indagadora, de difícil elección, que condicionan su cambio físico y su ternura interior, hacia esa posible
luz proveniente de una mano tendida, cuando siempre ha sido la suya la única capaz de resolver la papeleta.
Es entregada, es valentona, es impertinente, es insumisa, es una joven peleona cuya danza no miente, su vitalidad y entusiasmo se ven reforzados por una potente banda sonora, de artística mezcolanza entre la musicalidad árabe y el hip hop moderno, para envolver esa trepidante aceleración, en ilusionado ferrari, que se estrella contra la dura existencia de ir a pie, a rastras o como sea.
Un dramático thriller, explosivo, emocionante, divertido y lastimoso, eclipsante intriga de una espléndida directora novel, Houda Benyamina, que en su estreno tras la cámara ofrece una apasionante historia de amor, drogas y amistad cuya solidez, frenesí y nervio son el impulso de conexión con un entregado vidente que sonríe, se aflige, se ilusiona y sufre por astuta empatía de un firme argumento, de destacado rodaje y de solvente complicidad, en la magnética aura que te abraza.
“¿Qué te pasa? Tengo miedo”, sentimiento preventivo
que hace se reflexione y use la cabeza antes de hacer estúpidos actos, ¡lástima que éste desaparezca!..., lo que no desaparece es la satisfacción de haberla conocido, en su tortuoso y atormentado viaje.
Como ella misma reza, ¡money, money, money! es su lema, y lo que éste se lleva por delante, las consecuencias de sus actos.
“Divines”, tan divinas que la cruda realidad las entierra.

Lo mejor; la fuerza de su dirección, guión y actriz protagonista.
Lo peor; no se ha dado a conocer como debiera, dado su escondido talento.
Nota 6,9
interpretación 7 guión 7 realización 7 montaje 6,5 música 7 fotografía 7


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