miércoles, 9 de noviembre de 2016

El hogar de miss Peregrine para niños peculiares

Una horrible tragedia familiar lleva a Jacob, de 16 años, a viajar por la costa de Gales, donde descubre las ruinas del hogar para niños especiales de Miss Peregrine. Mientras explora los destartalados cuartos y pasillos, se da cuenta que los niños que vivieron allí (uno de los cuales fue su abuelo) eran excepcionales.


“El mundo por descubrir” y Tim Burton estancado.

Estoy un poco decepcionada, la verdad bastante frustrada -y me dejo de cortesía ficticia-, esperaba más entusiasmo, más devoción por ella y no únicamente una magnífica recreación visual, que deja pobre a unos oídos, que no oyen una excepcional historia, y a una mente que no se ve nutrida, con una peculiar narración hipnótica.
La invención imaginativa, como base para superar el horror y dolor que siempre le acompañan pero, este cuento fantástico es satisfactorio en lo artístico, no en lo narrativo; no hay emoción, intriga ni suspense, ni magia que te succione con alegría y fervor hacia ella, ninguna sensación es alimentada, únicamente el sentido de una vista, que ve como se queda sola ante tan infructuosa encantada fábula.
Monstruos malignos contra inocentes niños, en un perpetuo bucle que les mantiene a salvo del paso del tiempo y el cambio del espacio, reiterativa repetición, de exactitud relójica, que se ve alterada e interrumpida por la llegada de un triste nieto, que echa en falta a su abuelo; ni la llegada al refugio, ni la explicación señalada, ni el contacto con los chicos, ni el descubrimiento de la historia, ni la llegada del enfrentamiento, ni la lucha de valientes contra esperpentos, ni el hogar en sí despiertan pasión o frenesí por lo contado.
Existe cierto desencanto por lo recibido, cierta desilusión por lo consumido, no hay ensoñación en la
narración, tu corazón no palpita con aceleración ni se inquieta, no sufre ni sueña, no se enamora ni impresiona, sólo escucha, que no es lo mismo que respirar con vehemencia su alma...
..., y en este tipo de películas, en este peculiar género literario, fantástico, debes volar, estremecerte, vibrar y ser voluntario miembro del equipo, por la encandilada hechicería sentida; no es una gran golosina, ni siquiera un suculento caramelo, la tarta prometía mucho y era deseosa la fiesta de cumpleaños, pero resulta que te aburres y desganas, por no saber estimular con gracia y atino la esencia de la audiencia.
Tim Burton, ya son algunos los desengaños acumulados tras conocer, hace tiempo, tu excelsa obra y ser fanática de ella; Miss Peregrine y sus niños
no son gran cosa, cierto es que el escrito no es cosa tuya y que el ingenio visto procede todo de tu talento directivo pero ¡es que firmas la película!, y cuando el espectador anuncia “voy a ver una de Burton”, ya hay, incluida en la sentencia, cierta elevada perspectiva con ansia de confirmarse, y aquí no hay lírica hablada, ni inspiración danzarina, los personajes no cautivan, no simpatizas con el hogar, no te mimetizas con su mundo, el hechizo poético de tus mundos no fluye, más bien se ahoga.
La construcción narrativa no es potente, ni sólida, pereza de remate en ciertos personajes se deja observar, esa puntilla deliciosa, que redondeaba a cada participante, en esta ocasión se obvia por inapetencia de grupo revuelto, sin estabilidad conjuntada, su estilo gótico se pierde, ante una
inocua absorción del relatado cuento, etc, etc, etc...
...,¡te has vuelto rutinario, Tim Burton!, ya es hora de que recuerdes el hogar del que procedes y ¡la peculiaridad con la que contabas!
Apunte reflexivo, de quien se distrae tontamente durante la película: ¿de qué sirve tener abejas en el interior?, ¿qué clase de peculiar poder es ese?

Lo mejor; su estética y Eva Green.
Lo peor; la desgana recibida.
Nota 5,7
interpretación 6 guión 5 fotografía 6,5 música 5,5 realización 6 montaje 5,5


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