martes, 18 de noviembre de 2014

Ciudad Delirio

Una mosca torpe, lenta, insípida y sin ritmo, madrileña para más inri, atrapada en una inesperada telaraña deliciosa, según la fanfarria de jolgorio que intentan colar, queriendo ser capturada por la deseosa arácnida que le ronda y ronda pero no se decide pues está el matón moscón de turno que desea la misma presa, un clásico juego amoroso de chico se enamora de chica pero su ex complica la escena, con el apoyo celestino del sabio padre, baile y música continua de distracción y relleno de bulto ante la debilidad y poca absorción de un guión que no tiene fondo ni consistencia gramatical, verbal o nada que se le parezca en sentencia alguna y, una ciudad de ambientación y localización que queda muy, muy lejos del delirio deseado y ofertado.
No hay química entre los protagonistas ni por ningún lado, su comunicación es pobre, insulsa y poco agraciada -y estoy siendo benevolente-, cada uno por separado tampoco tienen aliciente ni atractivo ni nada parecido que se le aproxime, hay mucho ruido, estruendo y color llamativo síntoma evidente de las carencias de las que cojea, es decir, prácticamente de todo pues la historia de amor ni te la crees -¡si es que existe tal!-, él no ofrece carisma ni deseo ni fuerza de movimiento y ella sólo baila, se maquilla y mueve la cadera puesto que su personaje no da para mucho más.
Levedad que molesta, superficialidad que aburre, debilidad que enoja pues si juegas a insinuar un relato romántico de extranjero enamorada de bella colombiana en tierra devota por el arte y salero de la música y el baile, que menos que acercarse mínimamente a lo prometido y no quedarse en un popurrí flojo, bodrio nada interesante que cansa y agota ante tanta discoteca móvil, grito estridente, frases huecas, escenas prototipo mal escaneadas-pero copiadas, memez de imitación de un "Dirty Dancing" o "Fama" que huele a tufo y humo quemado de falta de ideas y escasez original y, en general, un montón de nada-cero a la izquierda que creen que por un beso final después de la patética escena de reencuentro de ese supuesto romance que olvidaron desarrollar, se arregla todo.
¡Hoy en día a cualquier largometraje le ponen la etiqueta de comedia romántica!
La ciudad de Cali debería estar ofensa por la utilización de su nombre en tal mejunje pues el zafio ofrecido ¡le hace flaco favor a la misma!
¡Cenicienta debería ponerles una demanda por difamación de su relato y mal uso de su imagen!
Cualquier capítulo de "Un paso adelante" tenía más sabor, chicha y gracia y, ¡bailaban mucho mejor!
¡Aquí, avanzan un paso y retroceden dos!
¡No te dará ni para recordarla queriendo!



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