sábado, 25 de octubre de 2014

El chico del millón de dólares

En "Bienvenido Mr.Marshall" se canta a pulmón abierto "Americanos os recibimos con alegría, olé mi madre olé mi suegra olé mi tía..."; eso mismo debieron cantar en el sur de Asia al ver que no Bollywood sino toda una Disney se fijaba en ellos para rodar este "Slumdong millionaire" del béisbol, todo un sueño americano del deporte exportado a zona oriental, tierra devota de la pobreza extrema, la sencillez obligada, la ingenuidad innata y asiento del islam y de la santidad de las vacas y plasmado con la magnificencia y glamour que sólo ellos, los mágicos capitalistas señores de hacer don dinero, poseen para transformar bellos y deseosos cuentos en realidad deslumbrante y pasmosa aunque, aquí ya tenían medio camino recorrido al tratarse de una veracidad que sólo había que adornar en forma de mágico y hermoso relato de un sueño convertido en realidad, un perfecto "a dream come true" que gusta y se devora con facilidad de sumo placer digestivo y cómoda asimilación perceptiva.
Porque su credibilidad al 100% es dudosa dada la fragancia encantadora, jugosa, amable y feliz que respira por todos sus poros -¡el príncipe de Cenicienta lo tuvo más difícil para encontrar la dueña del zapato perdido!- aunque, supongo que es lo de menos pues únicamente tienes que dejarte llevar por su enamoramiento progresivo y evolución seductora y sobrellevar su dulzura general, ternura particular y lágrima ocasional de excesivo endulzamiento con ganas y decoro de inocencia pueril que quier creer y soñar con ellos.
Un argumento de evolución conocida de antemano, pasos anticipados de memoria de un guión basado en hechos reales llevado a la gran pantalla con corrección y eficiencia de sus intérpretes y toda una espléndida y magnífica fiesta fotográfica del lugar de rodaje, color, alegría baile y espíritu de vida que posee esta inconfundible tierra del sol candente, calor abrasador y rezo a una Meca que nada tiene que envidiar ni hacer al lado de su majestuoso y sublime Taj Mahal.
Un "Million dollar arm" americano nacido del concurso británico "Britain's got talent" para encontrar a la oportuna Susan Boyle -actual Paul Potts- que llene corazones y emociones almas expectantes, consumir y degustar este armonioso desfiles de figuras comodín que conforman un tablero de juego consabido, recorrido previsto y desenlace asumible y querido y que aporta sonrisa facilona y amable en rostro sentido y favorable a ello dispuesto a dejarse querer y llevar de la mano por la ruta agraciada de la lotería de Navidad gracias al esfuerzo y talento de dos chavales perdidos en el fin del mundo para unos ojos norteamericanos desesperados por reflotar y mantener un negocio aferrado y directo a su desaparición; la hada madrina toca a sus puertas y concede un deseo de genio de la lámpara, viajar a tierra prometida de fábula posible y enorgullecer a la familia que queda en inhóspita y recordada ausencia.
Es sencilla, simpática, graciosa y cordial, gustosa acogida de abrazo sabroso y tierno, de modo que sonríe, fantasea y vuela con sus protagonistas, siente ese guante perfecto en la mano, ese pie anclado en la hierba, colócate la gorra y proyecta con todas tus fuerzas ese disparo certero de una pelota de velocidad vertiginosa cuyo destino es el paraíso yanqui y su recompensa una vida jamás soñada. 
Todos contentos y a disfrutar del aroma y perfume del cuento narrado.
¡Lanza y que empiece ya!



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