viernes, 10 de octubre de 2014

Sex tape

La primera media hora de lucimiento del cuerpo de Cameron Díaz en todo su esplendor, fervor y para deleite de sus incondicionales de posters colgados en la pared y carpetas forradas con su cara -¿todavía se hace?-, la siguiente de memeces y bobadas de supuesta gracia que transcurren entre la mansión de Playboy y la casa de los horrores, caótica búsqueda del Santo Grial de torpeza exquisita para el vidente y, por fin, la última parte de discurso moral de amor eterno, pareja ideal y matrimonio encumbrado a los altares del mismísimo cielo, un ¡por siempre de los siempre te follaré!..., ah sí, la última estupidez de escenas de recreo de ese buscada cinta de adultos -el etiquetado XX, ¿te acuerdas?- pretexto burdo para toda esta fanfarronada de petulante pretensión.
Todo ello envuelto en un aire de madurez de mensaje sobre la crisis de pareja en el sexo cuando pasa el tiempo, llegan los hijos y la rutina te anula.
¿Risa? Una única escena de Jason Segel que deambula cual pelele de relleno y compañero excusa de la gran diva protagonista y que intenta estar a la altura en cuanto a exhibición de culo y provecho de nalgas.
Después está el penoso Rob Lowe cuya cutrez irónica de papel ¡ni molestarse en comentar!
Así que la rubia de Hollywood intentando resucitar el espíritu de "Algo pasa con Mary", el consabido cómico intentando lucir lo que el guión no le ofrece, una dirección triste como las ideas expuestas, una campaña de marketing a lo grande, secundarios de lamentable corte y pega, bufonadas de secuencias que no hacen gracia ni al falto-de-ingenio guionista creador, un argumento..., ¡ésto cansaaaaaa!
Ya no fui al cine porque intuía que no merecía el precio de la entrada, su visión en DVD no contenta ni a fans de este tipo de comedias ni al personal adyacente, el entretenimiento ágil de distracción ligera que se buscaba va disminuyendo en esperanza conforme ruedan los minutos y, en general, es tomar al público por necio y tonto, insignificante molestarse en darle al cerebro y expimir algo que no sea vulgaridad banal de efecto atragantado pues, son tan rebaño-de-ovejas que se dirigen con apenas esfuerzo a donde los listos productores de vagos argumentos y colaboradores de la misma condición que sus inteligentes-diálogos-perdidos quieren que..., vamos a darles un conglomerado de mucho de nada-apariencia de todo, adornado con sugestiva atracción exterior dada la desgana de su interior y maquillémoslo como la risa hecha realidad, un jolgorio de fiesta y un pasarlo bien ¡que no veas!
Y lo que es la monda es que consiguen su querida ansiada taquilla de dinero contante y sonante sin miramiento ni apenas pretenderlo, ¡la ley del mínimo esfuerzo!
¿Dónde quedó la espontaneidad de un reír natural y grato, la evidencia de una sonrisa inocente y de sincera aparición y la verdadera diversión que ameniza y se disfruta con ganas y placer?



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