jueves, 23 de octubre de 2014

Encontrados en NYC

Un seductor caballero y sus dispares acompañantes en la magnífica corte de Nueva York.
Sencilla, ingenua, torpe y caótica, una pequeña joya exquisita y encantadora que no destaca por nada en concreto pero que lo dice todo con claridad chistosa y lenguaje callejero, pequeña y discreta en su presentación pero cuyo aroma y deje perdura con fondo y riqueza de pretensión ninguna, el simple recuerdo de un grato y placentero filme que narra la accidental y fortuita excursión de un día de un trío peculiar, simpático y ameno que lo cambiará todo, el placer y la hermosa dificultad de encontrarse, de empezar tu vida, de descubrir quién eres.
Ambiente distendido, fotografía urbana, guión dicharachero, un argumento modesto y humilde que invita a soñar, a vivir la vida y no seguir esperando, dejar de desear en esa incomodidad estática que atrofia el pensamiento y nubla la razón y actuar, escuchar a la ciudad y avanzar con su movimiento, atractivo irresistible por su esmerado efecto con tan pocos recursos disponibles.
Interesante por su sorprendente efectividad dada la simpleza de su actuación, tres colegas dormidos en su espíritu, hastiados en su alma y olvidados por la sociedad perdidos en la gran manzana cuna-rodaje de Spiderman, el hechizo de la comunicación con gestos y miradas, la dulzura de entenderse sin entender "ni papa", inesperado café adorable, edulcorado y relajante para conformar la comodidad de la narración de un Gulliver de cuento veraz que encuentra su acomodo en el mundo sin pretenderlo ni quererlo, vivacidad en la aventura mareante y excitante de quién eres, a dónde perteneces, qué quieres.
Bella de un modo patético, cutre y alentador, sugestiva por su estrambótico y bobo deambular, triste y absurdo comenzar de un príncipe que busca su castillo y su princesa, aires nuevos para respirar y motivación para la esperanza que reviva su ilusión.
Se disfruta con facilidad asombrosa, se recuerda con cariño inaudito, fábula risueña y alegre sobre el despertar de la somnolencia contada como quien no quiere la cosa, ocurrencia estúpida de consecuencias imprevistas surgida de una de las muchas charlas tontas y banales entre los amigos que guarda una sutil y hermosa esencia en su interior, el latir de un corazón que quiere volver a latir.
No es gran cosa, no cuenta nada nuevo, posee conversaciones básicas y ordinarias de gusto y sensibilidad a prueba de fuego, ironía graciosa de lenguaje burdo y famélico que esconde la grandeza aburrida de una vasta juventud de hoy en día, un ilusionista sobrado de amistad-necesitado de amor que aprovecha la primera excusa para subirse al tren de destino la ciudad-que-nunca-duerme y futuro siempre abierto a lo incierto. 
Facilona en su desastre, atropellada en su simpleza, en su timidez de miras y acotado previsto alcance pero, ¡para qué negarlo!, gusta no se sabe por qué y se recuerda con sabor placentero, sonrisa delicada-suave-inesperada que va perfilándose en el rostro con la tenacidad de un hermoso cuento narrado con modestia, moderación y mucho ímpetu.
Vuelve a ser por breve instante el creador de tu armonía, el trovador de tus canciones, un caminante hacedor de sus pasos y obrador de su vida, un espontáneo Alquimista de embrujo cotidiano, ¿hay algo más hermoso?
¡Aviso!, según la animosidad de cada uno puede alentar su individual embellecimiento.



2 comentarios:

DaniZarandieta dijo...

Pues con pocas palabras me has dejado... aunque solo sea porque has utilizado todas las que a mi me faltan para hablar de la película
GRACIAS

Hemos Visto dijo...

Nosotros también tuvimos el placer de poder ver "Encontrados en NYC", y la verdad aunque no resalta en nada (tampoco en lo negativo), la recomendamos totalmente.