miércoles, 20 de mayo de 2015

To write love on her arms

Narra la historia de una joven de 19 años, Renee (Kat Dennings), en su lucha contra sus adicciones, la depresión y su tendencia a autolesionarse. 


TWLOHA, movimiento sin ánimo de lucro, dedicado a la transmisión de esperanza a las personas que luchan contra la adicción, depresión, autolesión y pensamientos suicidas; existe para animar, informar, inspirar e invertir en el tratamiento y recuperación de las personas, fundada por Jamie Tworkowski, responsable del blog del cual nace la idea. 
Ellos producen la película, ellos encargan el guión, ellos supervisan el relato lo cual, evidentemente, da a entender que mucha imparcialidad u objetividad en los hechos no existe pues su plan y propósito es darse a conocer, enseñar su labor y conseguir adeptos que les apoyen, den su confianza y hagan posible que sigan su camino y, está claro que cualquier lado oscuro/poco beneficioso será obviado o maquillado hacia el mensaje positivo, loable y meritorio que quieren promocionar.
Porque, al fin y al cabo, este biopic es eso, propaganda de una organización que necesita recaudar fondos económicos, humanos, morales, afectivos..., que le permitan seguir existiendo y continuar con su labor.
Al margen de esto, está, por otro lado, la película en sí, caída a los infiernos y recuperación de una adolescente cuya personalidad bipolar le da un toque curioso y exclusivo a otras narraciones sobre drogadicción que se han visto anteriormente.
Empieza muy potente, con alta fuerza musical y visual, el reflejo de ese submundo particular que se crea, esa ficción mental que transforma la penosa realidad que la envuelve descrito a través de la ambivalencia cómica y fugaz de ese refugio que le permite escapar, esconderse y olvidarse del mundo partiendo de su ya, preferente imaginación creativa, para confeccionar realidades paralelas, sugestivas de alto coste dañino, tanto emocional como físico.
Suculenta primera parte por su dinámica, ritmo y gráfica exposición, el paraíso de la ausencia lógica y pérdida racional a través del ahogo atractivo de quien se fustiga y encuentra placer en ello con esa permanente negrura, espesor de sus miedos, temores y ansiedad que la acosan, el sufrimiento continuo de esa niña inocente que la persigue para recordarle el estropicio de adulta en que se ha convertido.
Excelente recreación artística realizada para gustar y poder penetrar en la personalidad de esta joven que pasa del espléndido ritmo animado y colorido a la opacidad asfixiante de quien se hiere y asesina lentamente.
A continuación viene esa segunda parte de amistad, recuperación y mano tendida, menos sabrosa/no tan esmerada, cambio de formato y cinco días para entrar en la protección y abrigo de quien te guía y aconseja; suave y liviana demostración de lo que, a todas luces, es un cuadro de tormenta, delirio y agonía, pesadumbre retratada como quien no quiere la cosa, recitar la frase de coraje y valentía 
compartida por todos los drogadictos -"Señor, dame serenidad para aceptar lo que no se puede cambiar, valor para cambiar lo que si se puede, y luz y sabiduria para distinguir la diferencia"-, algún vómito y mareo y ¡cómo si nada!, a seguir con la marcha.
No entra en escarceos, no se mancha, no penetra en la suciedad, timidez verosímil de afrontar la vergüenza, dolor, rechazo, castigo y sus remordimientos con honestidad y sinceridad, se quiere vender un cuento de optimismo, de final feliz en su ánimo, confianza y fuerza de voluntad, el desespero y la fricción ¡no a lugar!..., si añadimos el mensaje último de presentación, recuerdo y publicidad de la asociación, se termina por estropear lo que era un inicio prometedor.
No son los 28 días de Sandra Bullock, ni intenta nadar por mares profundos, sólo narrar su fábula de cómo empezó todo, de cómo Renee sirvió de modelo piloto para la creación de algo más grande, importante y duradero; que el spot y el slogan te convenzan va a gusto de exigencia personal pero, 
aún con toda tu inocencia, creencia y benevolencia, no deja de ser una versión edulcorada de un gran drama que nunca llega a verse con profundidad.
Verídicos los hechos, cuenta con poco crédito y confianza lo narrado, así como la beatitud de cómo ocurrieron los hechos y la ligereza a la que tiende en general toda la historia, tibieza que olvida la tinieblas y sombras tenebrosas que la llevaron alli y que se limita a ensalzar la luz, la claridad y sabiduría que le permitieron recordar y recobrar la persona que una vez fue.
Pensada para una fácil distribución y cómodo consumo, digestiva.