lunes, 4 de mayo de 2015

Vengadores: La era de Ultrón

Entusiasta entrada a la sala/resignada salida que no mata pero deja resquemor y pérdida de la alegría, tiene un gran titular pero su cuerpo no da para portada de primera plana.
A veces, juntar a los mejores en el mismo equipo no es buena idea, se entorpecen, anulan y no crean la diversión esperada, no resulta rentable el conjunto pues, lo que por separada es carta deliciosa que se degusta ampliamente, al barajarlas todas unidas, al acervo, se saturan sin acabar de ser productivas amén de que las frases irónicas, de inteligencia aguda y humor espontáneo que deben tener gracia, han perdido efectividad práctica, seducción y encanto y sólo es cháchara de quien va de chistoso sin lograr que nadie ría.
"La geometría de la fe", repartir espacio/tiempo, importancia del papel, volumen de diálogo, nivel de ego, altura cómica, liderazgo y prolongación de minutos entre los superhéroes y que nadie se moleste/todos queden contentos sólo que..., ¿por qué los prefiero por separado, en su propio terreno y cada uno a lo suyo?; lucha colaboradora que no se muestra tan beneficiosa como se sugería sobre los planos, teoría exquisita de enorme apetencia que en la práctica sufre un apreciable desnivel que decepciona, sabor poco complaciente dada la magnitud espectacular y fastuosa que envuelve dicho proyecto donde, las seis estrellas Michelín, se configuran en plato combinado de textura extraña ya que, para cuando llegas a degustar plenamente la comida, llevas tanto tiempo sentada en la butaca, a la espera, que ¡ya no es para tanto!, estimulante el último tercio/pasables los dos primeros, regocijo de tramo final/relleno en sus anteriores, lo que me lleva a una sentida dolencia de amarga sensación y un conclusivo ¡no es el colofón buscado, ni la fiesta pretendida, ni el deslumbre anunciado!
Puede que me haya faltado paciencia, expectativa de miras, serenidad de mesura que no se precipita ni adelanta pero, con honestidad cansina, tarda en alzarse como la reina deseada, como la gloria vendida, el compás rítmico se hace esperar, el guión no sorprende -suena mucho a más de lo mismo-, no hay sorpresa ni frenesí sólo un manejar las piezas dándole a la batidora y que el ruido y sintonía de bailes malabares aplaque el déficit de contenido y un 90/50 de ¿dónde está la magia y potencia de los Vengadores?/¡ah, por fin, algo de pan para alimentar! no es lo prometido, no da para saciar el estómago, colmar las expectativas ni endulzar el paladar.
En los primeros minutos, el abuso de los efectos especiales es notable -excedieron con el uso del ratón del ordenador-, en los siguientes, se observa un entretenimiento sin mucho esmero ni dedicación, larga estancia hasta adquirir la excelencia que esperabas hallar nada más empezar, ya sea por el efecto rebote de la primera bofetada o por el oculto rencor ante la adrenalina no despertada, la llegada, con el tiempo, de la santísima trinidad duplicada y volteada no logra apasionar al espíritu, ni aleccionar al corazón ni paliar lo extraviado a pesar de que, por fin, parece moverse en el terreno deseado, deje de desilusión pobre que, aún admitiendo su fascinante entonación llegado el momento, no puede olvidar el fiasco de arranque previo, tristeza de compás que antecede a su explosión aunque, claro, una fiesta se recuerda por cómo acaba, por su radiante coronación, no por sus funestos inicios ¿no?; vale, de acuerdo, se acepta pulpo como animal de compañía solo que, este baile ¡tiene parientes mayores que no la dejan en buen puesto!
Halo débil no compensado por su ascendencia a juerga total, esperaba 141 minutos intensos, de vivacidad absorbente y fuerza vigorizante pero, esos adjetivos apenas cumplen para rellenar la hora, entonces ¿qué hacemos con el resto que le antecede?, ¿juegos ilusionistas de equilibrio con funambulistas que van y vienen según tortazo y contestación?; no complace completamente, no contenta enteramente, sabe a condimento que tapa una suculencia nunca adquirida que sólo es rozada por bocados aislados.
"¿No lo has visto venir?"; no, la verdad pues la ilusión ingenua de quien acude con esperanza de esparcimiento supremo que arregle un desaborido día y te transporte a ese fantástico universo de recreación espléndida no se ha visto cumplido, resaca de lamento por salir decepcionada de la sala; puede que sea el ánimo engañoso de la que se sincera en esta página pero una película, de estas características, ¡no debería cambiar ese estado si es tan buena! y, en caso contrario, ¿no es veredicto obvio de que falla en su propósito, que malogra su objetivo ya que no supera a sus hermanas? No todo es llamativo teatro de los seis magníficos, farándula que se limita a exhibir sus héroes en el escenario y que se muevan incesantemente, obra que se asemeja más a un circo que a un espectáculo de Marvel con consistencia.
Está bien la película; corta sentencia afirmativa, en seco y con punto final, sin coletilla que la decore pero, si buscaba genialidad ¿no da ello derecho a queja?; de un publicitado siete, notable bajo, a un bien, aprobado y gracias..., triste encuentro ¿no?; me anticipo a la réplica ya que todos parecen contentos con el nuevo mestizaje..., yo tengo mis dudas, reservas en espera hasta verles evolucionar pues "¡cómo se va a salvar el mundo si no se le permite evolucionar!" aunque, tampoco es que su último acto me haga albergar grandes esperanzas de no volver a repetir lo que aquí ya es cata sin salsa, picante ni ¡nada que se le parezca! 
Añoranza de una visión más gratificante, emocionante, pura y, sin duda alguna,mucho más excitante.
Agridulce.



2 comentarios:

José Luis Pascual dijo...

Me quito el sombrero. Coincido plenamente con tu opinión, pero nunca habría podido expresarme mejor. Chapeau!

Unknown dijo...

Te lo agradezco pero la decepción ¡mata!